Pautas para elegir una extraescolar
Los 8 años es una buena edad para empezar a realizar actividades fuera de la escuela
BanyolesEn algún momento de su infancia, querrán o necesitarás que realicen actividades extraescolares. Le proponemos una pequeña guía para hacerlo respetando sus necesidades vitales.
¿Cuándo empezar?
8 años es una buena edad. Además de buenas habilidades físicas y sociales, entienden el tiempo, saben lo que significa realizar una actividad todo un curso escolar y pueden asumir mejor el compromiso que implica.
¿Quién necesita la extraescolar, tú o tu hijo o hija?
Y no nos referimos sólo a la conciliación. Es saludable revisar nuestras motivaciones. A menudo, con todo el amor y bajo el paraguas de "Queremos que tenga buenos hábitos, socialice o adquiera idiomas" proyectamos en ellos nuestros miedos y expectativas.
Garantiza entre 1 y 2 horas de juego libre al día
Nada en la vida les preparará mejor. Estamos diseñados para jugar, adquirir y aprender habilidades motoras, sociales y emocionales mediante el juego. No existe ninguna actividad dirigida, por buena que sea, que pueda equipararse con los beneficios del juego libre.
Prioriza el movimiento físico y al aire libre
Suelen pasar muchas horas sentados en espacios cerrados. El movimiento es una necesidad y en muchos casos, una vía de autorregulación emocional.
Respeta su individualidad
Solemos repetir lo que nos ha funcionado con otro hijo o hija o nos dejamos llevar por lo que hacen otros niños. Presta atención si piden apuntarse con los amigos, detrás de esta petición lo que suele haber son ganas de jugar y estar con otros niños y quizás se puede resolver de otra forma.
Probar un día no es suficiente
Las puertas abiertas son divertidas y están diseñadas para conseguir que quieran apuntarse, y aparte de eso, entre la ilusión del primer día, los nervios y el hecho de querer hacerlo, dirán que sí sin tener una idea real de si les gusta. Suelen verlo más claro después de algunas sesiones.
Derecho a equivocarse
A menudo lo que ellos quieren es jugar al fútbol, no entrenarse. ¿A cuántas actividades nos apuntamos entusiasmados los adultos y abandonamos al cabo de 3 días? Y en teoría sabemos lo que nos gusta y lo que no, y somos conscientes de lo que implica. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que ellos quieran dejarlo?
Conclusión
Las familias sentimos presión por apuntarlos a todo tipo de actividades, recibimos mensajes sobre lo mejor para su desarrollo físico e intelectual que nos hacen decidir apuntarlos lo antes posible. En un contexto de salud del juego, realizar a la semana algunas actividades puede ser beneficioso, pero si establecemos el juego como una prioridad, nos daremos cuenta de que estamos dejando una necesidad vital en la cola.