Núria Terribas: "La persona tiene derecho a rechazar un tratamiento médico, sea cual sea"
Vicepresidenta del Comité de Bioética de Cataluña y directora de la Fundación Víctor Grífols
BarcelonaLa jurista Nuria Terribas está especializada en bioética. Es directora de la Fundación Víctor Grífols y vicepresidenta del Comité de Bioética de Catalunya, desde donde se encarga de casos biomédicos y sanitarios que se ven afectados por los valores personales o sociales, como el que este martes motivó una condena de la justicia europea en España por una transfusión de sangre a una mujer testigo de Jehová. En este caso, la paciente había firmado un documento de voluntades anticipadas en el que se negaba. Cataluña es el territorio del Estado que tiene más voluntades anticipadas registradas, más de 100.000, con las que se puede dejar constancia de otros muchos aspectos.
¿Qué ocurre cuando un paciente no quiere recibir un tratamiento que le puede salvar la vida?
— Si está escrito, debe respetarse aunque se juegue la vida. Se debe respetar por encima del criterio médico, porque es la voluntad de la persona. En casos de fin de vida, el TEDH también se ha pronunciado diciendo que el derecho a la vida es fundamental, pero no está por encima de la dignidad individual y la voluntad de la persona.
¿Cómo se garantiza que se respete la voluntad de los pacientes?
— Los documentos de voluntades anticipadas tienen sentido para ello, para que cuando no pueda expresarme se respete lo que he escrito. Yo defiendo que el respeto a la autonomía debe pasar por no imponer la moral o creencia propia por encima de la del paciente, que es un ser autónomo. Esto todavía cuesta mucho, porque muchos profesionales todavía están formados en los que la vida debe salvarse a todo precio y está por encima de todo.
¿Se puede renunciar por escrito a cualquier tratamiento?
— La ley de autonomía del paciente dice que la persona tiene derecho a rechazar un tratamiento médico, sea cual sea. Mucha gente tiene claro que llegada la situación de cierto deterioro no quiere que le mareen con pruebas invasivas y más tratamiento.
¿Y los médicos cómo lo llevan?
— Falta cultura de respeto al criterio de autonomia del paciente. Hemos avanzado bastante en los últimos 15 o 20 años, pero todavía hay paternalismo médico. A veces les cuesta aceptar que decidan en contra de su criterio. Otro caso es el consentimiento informado, te lo dan para firmar sin que puedas leerlo, incluso con una tablet. Debemos levantar un poco el nivel, que haya más formación deontológica y que la ciudadanía sea más reivindicativa y pida que le cuenten cosas.
Cuando un paciente declina un tratamiento, ¿los médicos suelen insistir en su consejo?
— Se dan casos en los que insisten, intentan persuadir a la persona oa su familia. A veces no tiene mucho sentido, y lo llamamos empeño terapéutico. Algunas veces se mezclan otras cosas. Por ejemplo, un paciente de cáncer que ha probado diferentes tratamientos y han fallado, y todavía quieren convencerlo de probar un ensayo clínico de un medicamento nuevo, cuando quizá lo que hay es interés del médico o del hospital por reclutar pacientes para el ensayo.
En el caso de la sentencia de ayer, el equipo médico llegó a pedir un aval a un juez antes de realizar una transfusión. ¿Qué opina?
— Consultar al juez no deja de ser una medida defensiva. El médico ya sabe lo que debe hacer, el juez poco podrá aconsejar a nivel médico. Tampoco se trata de conocimiento médico, sino de respetar una decisión del paciente que ha dejado por escrito. Cuando un profesional se encuentra con un caso incómodo, los comités de ética que tenemos en los hospitales nos reunimos de urgencia.
¿Qué ocurre cuando el rechazo a un tratamiento no está por escrito?
— El escrito es importante cuando la persona ya no está facultada. Si está plenamente consciente, lo importante es lo que diga en el momento. Las transfusiones de sangre, como en el caso de ayer, muchas veces se realizan en situaciones de urgencia. Si en un caso así la persona no había hecho ningún documento y está inconsciente, pero hay un familiar que dice ser testigos de Jehová, esto no sirve. Si no lo dice la persona, primaría el criterio médico.
¿En qué otros casos pasa por delante la opinión del médico?
— La ley dice que primero decide al paciente, si está en condiciones. Si no, el documento de voluntades anticipadas, y si no existe, se delega a los familiares. El médico decidirá si no hay nadie, por ejemplo si no localizan a los familiares de un herido en un accidente y necesita una intervención urgente. En las UCI es un conflicto diario, deben tomarse decisiones sobre la marcha y los médicos intensivistas toman cada día muchas decisiones, deben ponderar y hablar con los familiares.
¿Existen otros límites cuando deciden terceras personas?
— Cuando la decisión la toma un padre respecto a un hijo menor. Con niños siempre debe priorizarse el bien del menor, incluso si el padre dijera que son testigos de Jehová, que son quienes más utilizan las voluntades anticipadas para evitar transfusiones de sangre. Normalmente, los protocolos que muchos hospitales tienen ya lo prevén, y se informa al juez por si después existe algún problema legal. También puede ocurrir con adultos que la decisión familiar entre en conflicto con el bien de la persona. En casos en los que se confronta derecho a la vida con decisión de un tercero, debe mirarse bien y consultar al comité ético.