Pillan en Catalunya el sicario que mató a una abuela italiana por orden de su exmarido

BarcelonaMargherita Ceschin, una mujer italiana de 72 años, había quedado por cenar con sus amigas la noche del 23 de junio, pero no apareció. Hacía días que tampoco contestaba a sus hijas. Al día siguiente la encontraron muerta en su casa, en Conegliano, en la región del Venete. Alguien le había dado un fuerte golpe con un objeto contundente y después le había asfixiado con una almohada. A simple vista, parecía un robo. Aunque no se habían llevado ninguna joya, los asaltantes (más tarde se sabría que eran tres) habían revuelto la vivienda de arriba abajo. Nada era lo que parecía.

La investigación dio un giro y la policía encontró las respuestas al entorno inmediato de la víctima: al cabo de unos días detuvieron a su exmarido, de 80 años, Enzo Lorenzon, y la nueva pareja de él, Dileysi Lorenzo Guzman, de 32 años, para planificar el crimen de Ceschin y encargarlo a tres sicarios que realizaron el trabajo sucio. Uno de los asaltantes era Sergio Antonio Luciano Lorenzo, primo de Dileysi, quien también fue detenido. Los otros dos sicarios estaban hasta ahora en paradero desconocido, pero uno de ellos fue localizado el pasado miércoles en el Baix Penedès.

Un control rutinario de los Mossos acabó con su fuga, que casi ha durado medio año. Concretamente, un patrulla de los Mossos le detuvo cuando conducía por una carretera a las afueras de El Vendrell y le pidieron la documentación. Cuando introdujeron los datos de su pasaporte en el sistema, saltaron todas las alarmas: le constaba una orden europea de detención y entrega por un delito de homicidio cometido en Italia en junio. Inmediatamente, los Mossos le detuvieron y el 4 de enero pasó a disposición de la Audiencia Nacional, que gestionará su extradición.

Se llama José Luis Mateo, tiene 29 años, y es considerado uno de los sicarios de Margherita Ceschin, contratados por el exmarido y su nueva pareja. ¿Por qué lo hicieron, sin embargo? La investigación judicial en Italia apunta directamente al móvil económico. A los pocos meses, Lorenzon tenía un juicio con Ceschin por la gestión del divorcio. Ahora le pagaba ya una dieta de mantenimiento de 10.000 euros y la paga podía ascender a los 15.000. Además, también existía una importante fortuna en juego para repartirse. El vínculo de Lorenzon con el asesinato de Ceschin fue su nueva pareja, que tenía relaciones directas con los asaltantes de la casa. Días antes, ya les vieron controlando las rutinas de la mujer de avanzada edad y había llamadas cruzadas entre todas las personas que planificaron el crimen.

Una de las grandes preguntas que los Mossos d'Esquadra todavía no saben responder es si Mateo estaba en Catalunya de paso o se había instalado desde su huida de Italia. Lo pillaron solo y, de momento, la policía no tiene constancia de que tenga familia aquí. Aún falta encontrar el segundo sicario, del que nada se sabe desde el pasado junio.