Turismo

Pugna abierta en la ciudad de Girona por la inundación de turistas ciclistas

En las últimas semanas se han producido sabotajes en tiendas de bicicletas y comerciantes del sector, sin demasiados vínculos hasta ahora, han dado el paso de constituirse como asociación

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Pintadas contra el turismo ciclista en el Barri Vell de girona.

GeronaEl fenómeno del turismo de bicicletas en Girona, que ha convertido a la ciudad en un destino de referencia para los amantes de las dos ruedas de todo el mundo, comienza a tener detractores. En las últimas semanas, se han hecho oír con fuerza algunas voces críticas que, contrarias a la llegada masiva de miles de cicloturistas extranjeros, defienden que la ciudad ha llegado al límite y hay que poner freno a todo el mercado que saca rédito del boom de los pedales. Estas muestras de oposición han tenido una cierta curva mediática porque, durante la manifestación del Primero de Mayo, un pequeño grupo de encapuchados hizo pintadas en los escaparates de algunos comercios de bicicletas que generaron mucha mala marejada entre los tenderos. Además, al cabo de unos días los actos vandálicos, que no han sido reivindicados por ningún grupo, subieron de tono y se denunciaron sabotajes con palillos, silicona y candados rotos en las cerraduras de tiendas del sector, así como en apartamentos turísticos o inmobiliarias. Todo ello ha generado un clima de controversia, crispación y debate en la calle sobre el modelo turístico de la ciudad, mientras que el Ayuntamiento, tras algunas discrepancias, ha movido fija para buscar el equilibrio entre todas las partes.

Nace la Plataforma por el Decrecimiento Turístico

Para capitalizar todas las críticas contra el turismo de masas, la semana pasada, durante la celebración de Girona Temps de Flors, que ha llevado a 400.000 personas a la ciudad, se presentó la Plataforma por el Decrecimiento Turístico, constituida a raíz de las asambleas abiertas 'Ateneo Salvador Catà. Suma el apoyo de diferentes entidades vecinales, además de cientos de adhesiones, y tiene como objetivo presionar a las administraciones para que pongan remedio a los agravios de sus denuncias: "Vivimos una situación límite que está tensando la ciudad, el fenómeno creciente de los expados o turistas con alto poder adquisitivo está matando a los barrios y expulsando a sus vecinos, encareciendo el coste de la vida y convirtiendo la ciudad en un escaparate", defiende Jordi Mateu, uno de los portavoces de la plataforma, que certifica: "Girona, igual que el planeta, tiene un límite y no hay plan B, así que debemos procurar preservar lo que tenemos". Y añade: "Hay que poner fin a la promoción, rebajar la oferta y no dar más licencias a los comercios de bicicletas, en el Barri Vell han abierto más de cuarenta y ahora estamos pendientes de la conversión del Odeón, un antiguo teatro, en una gran tienda de bicicletas". Justo delante del Teatro Odeón, donde se están haciendo las obras para abrir pronto un nuevo templo del ciclismo, la plataforma organizó una acción reivindicativa, plantando cruces en la escalinata y desplegando una pancarta en el andamio.

Pintadas contra el turismo en Girona
Pegatinas contra el turismo en Girona

El alquiler turístico, un problema para los vecinos

Además del cierre de comercios históricos para abrir nuevos locales temáticos, pensados ​​para los visitantes extranjeros y rotulados en inglés, la falta de vivienda por culpa de la avalancha de visitantes, que encarecen los alquileres y reducen la oferta, es lo grande caballo de batalla de la plataforma. "La proliferación de pisos turísticos provoca que muchas personas ya no puedan vivir en el centro de Girona, los perjuicios del turismo los sufrimos aquí y, en cambio, los beneficios se externalizan fuera", argumenta Núria Massegú, quien también hace de portavoz. La plataforma igualmente se esfuerza en remarcar que su animadversión contra los cicloturistas no es un problema de movilidad, que pueda resolverse con más carriles bici o regulando el tráfico.

Aparte de aparecer en el nombre de la plataforma, el decrecimiento, como paradigma que defiende que es necesario adecuar el consumo y la producción a los límites del planeta, también ha sido noticia en Girona a raíz de un convenio del Ayuntamiento firmado con dos centros de investigación. Se trata de una iniciativa pionera, impulsada por la concejalía de Acción Climática del Ayuntamiento, cuyo objetivo es explorar políticas públicas de decrecimiento en la ciudad, centradas, en este caso, sobre todo en la preservación del medio ambiente.

Pancarta contra el tursimo en el andamio del Teatro Odeón de Girona
Cruces contra el tursimo en la escalinata del Teatro Odeón de Girona

"Es un turismo de calidad, no de borrachera"

Con el objetivo de defenderse y aunar esfuerzos, tras los primeros actos vandálicos contra tiendas de ciclismo diferentes empresarios y comerciantes del sector, a pesar de ser competencia directa, han dado el paso de constituirse como asociación. Aún no se han presentado oficialmente, no tienen nombre ni portavoz y rechazan hacer declaraciones públicas por no añadir más leña al fuego. Eso sí, han mantenido ya una primera reunión con el Ayuntamiento y algunos de sus miembros trasladan que, aparte de condenar enérgicamente los ataques, como grupo quieren combatir la desinformación que criminaliza al sector. Defienden que muchos de los negocios de bicicletas, pese a que están pensados ​​sobre todo para visitantes extranjeros, están regentados por propietarios gerundenses de toda la vida y reivindican que, el cicloturismo, lejos de ser un problema, ha situado a Girona como un referente mundial modélico y admirado por otras muchas ciudades.

El Barri Vell de Girona, durante Tiempo de Flores

En esta misma línea se expresa Mercè Ramírez de Cartagena, presidenta del Eje Comercial de Girona, que agrupa tenderos del casco antiguo, no sólo del sector ciclista: "Creemos que el turismo de bicicletas es sostenible, familiar, de gente que viene a hacer deporte, no es de borrachera, y son visitantes con alto poder adquisitivo que consumen en la ciudad y emplean a muchas personas", argumenta. Y continúa: "Muchos locales del Barri Vell que estaban cerrados ahora son tiendas guapísimas de bicicletas, creo que está muy claro que aporta beneficios, si los comercios funcionan es que hay demanda, si no, acabarían cerrando". Asimismo, para Ramírez de Cartagena, muy enfadada con la sucesión de actos vandálicos, los argumentos contra el turismo ponen en el mismo saco otras problemáticas: "Utilizan los comercios como pantalla, por ejemplo, para hablar del tema del vivienda, que no es culpa de los turistas, sino que durante muchos años no se ha edificado lo suficiente y faltan pisos".

Plan del Ayuntamiento para abordar "la situación de éxito"

Ante estas dos posturas contrapuestas entre defensores y detractores del cicloturismo, el Ayuntamiento intenta encontrar el equilibrio y llegar a consensos. Después de unos primeros días controvertidos, porque dentro del gobierno municipal inicialmente sólo se posicionó contra las pintadas Gemma Geis, concejala de Promoción Económica, el alcalde Lluc Salellas atendió a los medios para lamentar, ahora sí, los hechos vandálicos y avanzar los primeros detalles de un plan integral para abordar "la situación de éxito que vive la ciudad". Algunas de las medidas anunciadas, por ejemplo, irán destinadas al uso del catalán en los establecimientos para turistas, la regulación del paso de bicicletas en algunas calles estrechas del Barri Vell o la limitación de pisos turísticos, así como la prohibición de visitas guiadas con grupos de más de 25 personas. El plan también prevé poner en marcha un estudio para saber el número exacto de ciclistas que visitan la ciudad, porque, hoy por hoy, a pesar de la sensación de gentrificación y alud multitudinaria, no existe ninguna prospección oficial.

Cronología del debate turístico en Girona

1 de mayo: pintadas en comercios de bicicletas

Tras la manifestación alternativa del 1 de mayo, convocada por el Ateneu Salvador Català con un lema contra el turismo, un grupo reducido de encapuchados se dedicaron a hacer pintadas en los escaparates de algunas tiendas de bicicletas del centro de la ciudad. “Stop Gentrifibike”, podía leerse en alguna de las pintadas. Durante estas fechas se celebraba en Girona un festival multitudinario de bicicletas gravel.

Críticas a la respuesta tibia del alcalde

Al día siguiente de las pintadas, la concejala de Promoción Económica, Gemma Geis, visitó los comercios afectados y emitió un comunicado condenando los hechos. Sin embargo, los comerciantes alegan que, más allá de la respuesta de Geis, echaron de menos las palabras del alcalde Lluc Salellas, a quien, desde la oposición del pleno municipal, también se le reprochó su silencio y falta de contundencia.

Sabotajes nocturnos en los comercios

Una decena de tiendas de bicicletas, así como alguna inmobiliaria o piso turístico, durante la noche del 10 y 11 de mayo sufrieron actos vandálicos contra sus cerraduras, saboteados con silicona, palillos o martillazos. Al igual que las pintadas, ninguna entidad o asociación gerundense contraria al turismo ha reivindicado estos hechos.

15 de mayo: palabras de Salellas y medidas para conseguir un equilibrio

Lluc Salellas convocó a los medios de comunicación para mostrar, ahora sí de forma explícita, su rechazo a los actos vandálicos cometidos en la ciudad. También avanzó los primeros detalles de un plan integral para encontrar el equilibrio entre la llegada de miles de visitantes y la vida de sus vecinos. La promoción del catalán o la regulación del tráfico de bicicletas por el Barri Vell serán alguna de las medidas.

Nace la plataforma por el decrecimiento turístico

Al día siguiente de la atención a los medios del alcalde, en una rueda de prensa frente a Sant Fèlix, varios activistas gerundenses presentaron públicamente una nueva plataforma para canalizar las demandas contra la masificación turística y la gentrificación. "Girona ha llegado a su límite", defienden. El viernes 17 organizaron una acción de protesta frente al Teatro Odeón, donde pronto se abrirá una gran tienda de bicicletas.

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