HOMENOTES Y MUJERES

El químico que logró conquistar Max Factor

Marian Puig catapultó a la empresa de fragancias que fundó su padre en Barcelona

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Marian Puig Planas 1927-2021

Según los cánones más tradicionales, la segunda generación de una empresa familiar es la que toma las riendas del negocio creado por los padres y le hace crecer hasta convertirlo en una gran compañía. Esto es precisamente lo que hizo Marian Puig -junto con sus hermanos- cuando heredó la firma Antonio Puig, cuyo progenitor había fundado en 1914 en la calle Valencia. De una pequeña casa de fragancias, que importaba productos de Francia para venderlos aquí, a una multinacional del sector de la moda en un viaje de más de cuarenta años.

Carolina Herrera, Paco Rabanne, Jean-Paul Gaultier, Nina Ricci y Adolfo Domínguez son algunas de las prestigiosas marcas que la multinacional Puig explota, con una clara vocación de vincular sus productos de perfumería a las enseñas más bellota del mundo de la moda. Una carrera por ser los mejores que inició Marian Puig en los años cincuenta cuando, tras un viaje por Estados Unidos, logró la licencia para distribuir a España Max Factor, una marca emblemática del Hollywood de los años dorados. Y, de regreso a América, logró comercializar la mítica Agua Lavanda Puig en el otro lado del Atlántico.

En paralelo a todo el trabajo realizado en la empresa familiar, Puig dedicó muchas horas a su pasatiempo preferido, la náutica. Practicó el esquí acuático, deporte en el que llegó a competir con el mítico Víctor Palomo, un deportista singular que logró el hito insólito de ser campeón del mundo de esta disciplina y también de motociclismo. La afición al agua de Puig aún daría por más. Ocupó despachos (Federación Española de Clubes Náuticos), pero sobre todo puso en el escaparate el mundo de las regatas a vela. La amistad con la familia real española desembocó en la creación y el patrocinio de la Copa del Rey, una actividad que vincularía para siempre a la familia Puig y la marca de perfumes con la pasión por el mar.

Volviendo al mundo empresarial, a mediados de los años cincuenta el fundador de la firma familiar decidió dar un paso al lado para ceder la gestión a Marian Puig y sus hermanos, que fueron los encargados -con mucho de éxito-de pilotar ese negocio hasta convertirlo en una empresa de grandes dimensiones dentro del panorama estatal. En aquellos momentos ya era ingeniero químico, una titulación que completaría años más tarde en el Iese con formación sobre gestión empresarial. También tendría tiempo para impulsar el lobi del Instituto de la Empresa Familiar, que vela por este tipo de instituciones.

Todas las marcas ya citadas han sido la prueba de la apuesta decidida de la empresa por crecer internacionalmente. Pero no todo acaba en los perfumes, porque los Puig, a través del holding Exea, también han tenido un pie en negocios tan diferentes y tan tradicionales como los mecheros Flamagás o los lápices Alpino, aparte de la compañía farmacéutica Isdin, que tienen en medias con los Esteve.

En 2017 Marian Puig fue galardonado con el premio Reino de España, otorgado por diversas entidades empresariales, con el apoyo de la Casa del Rey. Fue el segundo catalán distinguido con el galardón, después de Josep Ferrer Sala, de Freixenet. La distinción respondía, según los organizadores, a su contribución al desarrollo económico y social de España a lo largo de varias décadas. Él mismo se definía como fanático de Barcelona, ​​catalán con más de siete apellidos y orgulloso de ser español.

En este caso, la tercera generación familiar no ha seguido lo que tan funestamente marca la sabiduría popular, sino que todavía ha superado la herencia recibida y ha transformado a Puig en una firma global. Hoy el grupo es una multinacional con presencia comercial en 150 países y que factura por encima de los 2.000 millones de euros, en gran medida gracias a las exportaciones (un 86% de las ventas las echan del Estado). Todo ello con un consejo de administración que combina las diferentes ramas de la familia con una constelación de estrellas del management provenientes de otras grandes compañías. La empresa familiar de los Puig contempla el mundo desde su atalaya en la plaza Europa.

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