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Regreso al prostíbulo del Empordà donde las élites pagaban el sexo con menores con tarjeta

Una docuserie de 3Cat levanta la alfombra de un impactante caso de explotación sexual de 1992 que no hizo limpio: Gran Escala 2000

Los bunlalows donde tenían lugar los contactos sexuales del prostíbulo Gran Escala 2.000 de Ventalló.
13/11/2024
6 min

GeronaEntre los clientes del prostíbulo Gran Escala 2000 de Ventalló (Alt Empordà), un local con fama de exclusivo, frecuentado por las élites de la Costa Brava y que era la última parada de las despedidas de soltero más pasados ​​de vueltas, había también cargos públicos y funcionarios del Estado. Las prostitutas más codiciadas del burdel eran menores de edad vulnerables de familias desestructuradas, entre 15 y 17 años, captadas en la conurbación de Barcelona con ofertas falsas de camarera de restaurante. Buena parte de la clientela del local quedó documentada en los informes de la policía porque realizaban el pago con tarjetas de crédito. El 15 de mayo de 1992 y después de dos meses de investigación y seguimientos que incluyeron incluso fotografías del complejo de alto standing desde un helicóptero, los Mossos d'Esquadra irrumpieron en el prostíbulo para desmantelarlo en una operación que se saldó con una veintena de detenidos. Entre ellos, aparte de los propietarios y trabajadores del local, aparecieron más adelante también empresarios y cargos públicos, como el alcalde de Vilamalla, Ferran Prat, y el concejal y ex alcalde de Sant Pere Pescador Joan Casamort. Las expectativas que levantó el caso y la posibilidad de una condena ejemplar para los clientes de mayor vuelo que se acosaban con las menores fueron desinflando, sobre todo cuando el proceso se resolvió excepcionalmente en tan sólo medio año (cuando otros casos de menor complejidad se instruyen durante años) y sólo acabaron condenados los propietarios y algunos trabajadores del prostíbulo, ya que el tribunal consideró que los clientes no podían conocer la edad de las chicas.

Muros de silencio. Gran Escala 2000 es una investigación periodística de Anna Teixidor y Marc Faro para 3Cat que desenterra este caso de los años noventa, saca a relucir determinadas connivencias con el poder y da voz a las víctimas. La serie, que se podrá ver en 3Cat y en TV3 a partir del martes por la noche, quiere “aclarar las vinculaciones entre quienes regentaban el negocio y los cargos y personajes públicos de la época”, según fuentes de 3Cat. Y añade: “Es un retrato de un momento en el que las connivencias en torno a la explotación sexual eran habituales. Una de las testigos, menor explotada sexualmente, identifica [en la serie, después de 30 años] a un juez como cliente”.

Los neones del prostíbulo Gran Escala 2000 de Ventalló reflejados en los cristales de un coche.

Desaparición de menores

La investigación de la docuserie ha durado dos años e incluye más de doscientas entrevistas, aunque no todos los entrevistados han querido hablar delante de cámara. Entre los testigos más impactantes se encuentran el de varias chicas que fueron captadas con engaños para trabajar de prostitutas en el local, algunas de las cuales ya declararon en el juicio, y que en los años noventa eran menores de edad. Una de ellas reconoce que era virgen cuando entró a trabajar en el Gran Escala 2000. De hecho, es la desaparición de estas chicas lo que pone a los Mossos d'Esquadra sobre la pista de este local. Los padres de una de ellas habían denunciado su desaparición y la policía acabó descubriendo que trabajaba en ese club de Ventalló. A partir de ese momento le someten a vigilancia y envían agentes de paisano, que enseguida se dan cuenta de que en el establecimiento hay otros menores de edad. Los servicios sexuales del club no estaban al alcance de todos los bolsillos, puesto que oscilaban entre las 30.000 y las 100.000 pesetas de la época (unos 600 euros). Era considerado el prostíbulo de mayor categoría de las comarcas gerundenses. Había un pub musical, una barra americana, un restaurante y una serie de bungalows emparejados donde tenían lugar los contactos sexuales. Destacaban también unas camas redondas rodeadas de camarotes individuales que, a través de unos ojos de buey que se abrían previo pago de unas monedas, dejaban ver los espectáculos pornográficos de sexo explícito que tenían lugar en el interior. Es lo que se conoce como peep show.

Montse, una de las chicas que cuentan su experiencia en el Gran Escala 2000 de Ventalló treinta años después.

Orgías con niñas de la 'jet'

La revista Interviú, con el tono sensacionalista que la caracterizaba, publicó un reportaje sobre el prostíbulo con el título “La jet organizaba orgías con niñas”, aunque la información contenida en el reportaje, firmado por Xavier Vinader, respondía a una profundizada búsqueda periodística con buenos contactos policiales. Vinader aseguraba: “También aparecieron casi cuatro mil recibos de tarjetas Visa, firmados por los usuarios del sexo que habían pasado por allí en los últimos años, y entre los que se encuentran la flor y nata de la industria y el comercio de Girona y su comarca”. Y sobre la detención del alcalde Ferran Prat afirmaba: "Nadie imaginaba que su fulgurante carrera política podría quedar truncada entre los muslos de una niña de dieciséis años". Prat siempre se declaró inocente, decía que fue el jefe de turco de la operación, pero cambió su versión de los hechos varias veces y una de las chicas le identificó claramente como uno de sus clientes habituales, “de los pocos que nunca pagaba”. La detención de Prat originó una tormenta política entre Convergència Democràtica (CDC) y Unió Democràtica (UDC), que hacían coalición en Convergència i Unió. Ambos partidos atribuían al otro la inclusión de Prat en las listas e incluso se acusaron mutuamente de querer "cargar al muerto" al otro.

El artículo que publicó la revista 'Interviú' sobre el caso del prostíbulo Gran Escala 2000 de Ventalló en 1992.

Engañadas y presionadas

Los delitos ocurridos en este local iban desde el proxenetismo hasta la corrupción de menores, pasando por la estafa, la falsificación de documentos y varios delitos fiscales, ya que se acreditó que en el complejo nadie había declarado el IVA ni se hacía declaración de renta.

Las menores de edad que se encontraron en el local fueron trasladadas a varios centros de menores y quedaron a cargo de la dirección general de Atención a la Infancia de la Generalitat hasta que declararon en el juicio. La investigación descubrió que existía un flujo constante de jóvenes, reclutadas a través de los anuncios de camareras en la prensa de Barcelona. En muchos casos se trataba de chicas que tenían problemas familiares y buscaban una salida rápida a sus conflictos. Los propietarios del local les prometían trabajo bien pagado, alojamiento y manutención y las manejaban en tren en la estación de Figueres, donde las recogían para llevarlas al prostíbulo. Para iniciarlas en el trabajo de la prostitución las ponían primero en la barra, y al cabo de unos días las presionaban para que empezaran a ir a las habitaciones con algunos clientes. Las menores apenas salían del local, sólo para hacer algunas compras de ropa o en la peluquería, y siempre acompañadas por alguna de las personas de confianza de los proxenetas.

Sororidad

La decisión del tribunal de absolver a los clientes que tuvieron sexo con menores no fue unánime, ya que hubo un voto particular en contra, de la única mujer que formaba parte del equipo de tres magistrados que redactaron la sentencia. Esta juez mantuvo que las pruebas acreditaban que los clientes eran conocedores de las edades de las chicas. De hecho, en su momento la absolución de Prat (que murió en el 2015) recibió las críticas de todas las diputadas del Parlament de Catalunya, a excepción de Dolors Montserrat, del PP, que acordaron un documento en el que lamentaban absolución del alcalde por el delito de corrupción de menores y consideraban que la sentencia era discriminatoria hacia las mujeres.

Al cabo de unos meses el Gran Escala 2000 volvió a abrir como prostíbulo con el nombre de 5Mentarios.

Muros de silencio

La docuserie Muros de silencio. Gran Escala 2000 intenta resolver, treinta años después, algunos interrogantes que se ciernen sobre este caso. ¿Se sentaron en el banquillo todos los implicados? ¿Había otros cargos públicos o funcionarios del Estado de los que no trascendió el nombre? ¿Cómo se hizo el pacto de silencio en torno a la explotación de menores? ¿Quiénes podían ser los otros socios de la familia Fernández (propietarios del negocio) que actuaban como proxenetas? La investigación periodística de 3Cat también pone luz sobre una red de clubes (en la que se integraba en el 2000) donde era habitual explotar a menores de edad y también sobre las connivencias “entre proxenetas y personajes con cierta notoriedad”.

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