Un retraso judicial provoca la absolución de un hombre acusado de agredir sexualmente a sus tres sobrinos
Las víctimas consiguieron que su tío reconociera parte de los hechos en una grabación
BarcelonaEn abril del 2017 tres hermanos presentaron una denuncia contra su tío por haberles agredido sexualmente de forma reiterada cuando ellos eran pequeños. Necesitaron casi dos décadas para reunir el valor de contar lo que habían sufrido y tenían una prueba clave: una confesión parcial de su agresor, en una conversación que habían grabado con una grabadora. Pero pese a sus declaraciones, y las pruebas, ha terminado absuelto. Todo por un retraso del juzgado que llevó el caso.
El juzgado de Arenys de Mar que recibió el caso abrió una investigación y tomó declaración a las víctimas, pero tardó 10 meses en imputar al hombre, que no tuvo la condición de investigado hasta febrero del 2018. Este retraso ha hecho que la Audiencia de Barcelona acabara absolviendo al hombre este lunes: según la ley vigente en el momento de los hechos (el Código Penal de 1995, que marcaba una caducidad de 20 años por el delito de agresión sexual) sólo se le podía juzgar por delitos cometidos a partir de 1998, pero las agresiones sexuales denunciadas se produjeron entre 1989 y 1997.
"No tengo más remedio que ratificar que los hechos están prescritos" decía la fiscal del caso al inicio del juicio. En su escrito de conclusiones provisionales ya cuestionaba la decisión "difícilmente comprensible" del juzgado de Arenys de no achacar al hombre la condición de investigado hasta 10 meses después de empezar a tramitar la denuncia. Su conclusión es clara: si el juez hubiera firmado antes el escrito de imputación, este miércoles le hubieran podido juzgar. "Las resoluciones de apertura de diligencias previas [...], a pesar de haberse interpuesto una denuncia contra una persona conocida, no acuerdan de forma expresa dirigir el procedimiento contra el denunciado, ni siquiera mencionarlo, como tampoco acordar la indispensable y elemental diligencia de declaración e incorporación de la Hoja Histórica Penal [el nombre formal del registro de antecedentes]", subraya la fiscal.
Después de escuchar los argumentos de la Fiscalía y de la acusación particular –que ha decidido retirar los cargos contra el denunciante por no hacer sufrir más a los sobrinos, porque si no hubieran tenido que declarar en el juicio a pesar de saber que el agresor acabaría absuelto– el tribunal de la sección 22 de la Audiencia ha dictado sentencia de viva voz absoluto al hombre. Desde este abril (a partir de la nueva ley de delitos sexuales) el Código Penal marca una caducidad distinta por la violencia sexual cometida contra menores de edad: por los delitos cometidos en la actualidad la prescripción comienza a correr a partir de que la víctima cumple los 35 años y no desde la fecha de la última agresión, como ocurría antes.
Diez años de agresiones reiteradas
Según la Fiscalía, el tío agredió al sobrino de forma reiterada durante 10 años, mientras que en el caso de las otras dos víctimas (hermanas gemelas menores) las agresiones habrían durado tres años. Todo empezó cuando la primera de las víctimas tenía seis años. En una excursión familiar de unos días al monasterio de Montserrat, el hombre se habría llevado al sobrino a uno de los apartamentos alquilados por la familia con la excusa de dormir la siesta y allí la habría agredido. A partir de ahí, los ataques se habrían repetido en un centenar de ocasiones, siempre que tío y sobrino se quedaban solos. La víctima explicó en el juzgado que el hombre le "coaccionó" para que no lo contara recordándole que acababa de ser padre y que "su primo pequeño podía quedarse sin padre si él iba a prisión".
El que no sabía la víctima es que su tío también agredía a sus dos hermanas pequeñas. Fue consciente de ello años más tarde, un día en que el hombre se quedó solo con los tres hermanos en una playa y optó por desnudarse ante él. En ese momento, el chico tenía ya 16 años y le preguntó al tío, que acabó "asintiendo" y confirmando sus sospechas: también había atacado a las dos niñas durante los últimos tres años, cuando tenían entre 7 y 10. Según declararon ellas en el juzgado, el patrón del hombre era siempre el mismo: aprovechaba para agredirlas cuando se quedaba solo con una de ellas o con las dos y las atemorizaba recordándoles el daño que podían hacer al su primo pequeño si lo contaban y él "acababa en prisión". Después de ese día en la playa, cuando el hombre reconoció al hermano mayor que también había atacado a las gemelas, las agresiones acabaron. Más tarde, el tío admitió ante los hermanos algunas de las agresiones en una conversación que los denunciantes grabaron y que ha formado parte de la causa judicial, ahora ya archivada por prescripción.