'EPIC FAILS'

El sistema operativo 'Made in Catalonia' que se adelantó en Google

Marc Amat Vilà
3 min
El sistema operativo 'Made in Catalonia' que se adelantó en Google “EyeOs supo aprovechar la ventana de oportunidades: fue al lugar idóneo en el momento oportuno, se convirtió en un referente y se vendió cuando el panorama se volvió complejo -explica Xavier Ferràs, profesor de Esade-. Los escritorios virtuales tenían sentido, pero la informática estaba ya en manos de grandes compañías”, dice.

Olesa de Montserrat no es Silicon Valley, pero el 1 de agosto del 2005 un grupo de jóvenes programadores hizo nacer a EyeOs, un sistema operativo en la nube que, si hoy en día siguiera activo, recordaría bastantes servicios como Google Drive, Dropbox o iCloud. Estos jóvenes programadores a menudo quedaban por trabajar juntos, pero siempre había alguien que se dejaba los documentos en su ordenador y no podían acceder a ellos. “En aquella época teníamos que trajinar los archivos en discos, en lápices de memoria o por correo electrónico, siempre que no pesaran más de 10 MB”, recuerda entre risas en el ARA Pau Garcia-Milà quince años después de fundar EyeOs. “En 2005 la palabra nube todavía no se asociaba a ningún concepto tecnológico”, rememora. Y fue así como empezaron a idear un sistema cómodo que les permitiera tener los archivos siempre disponibles en internet en una especie de escritorio virtual. Entonces no imaginaban que tenían entre manos un proyecto que les llevaría, a los cuatro años, a dar trabajo a una veintena de personas ya tener cientos de miles de descargas en todo el mundo.

Desde el portal EyeOs.info, los usuarios podían acceder a un escritorio virtual propio en el que encontraban sus archivos acompañados de un montón de aplicaciones: desde un editor de texto hasta un calendario, una calculadora, un reproductor de música o un juego de ajedrez. Fue un éxito. A los pocos meses, cerca de 30.000 usuarios de todo el planeta ya trabajaban allí. “Fue una época muy buena y lo hacíamos todo sin miedo –recuerda Garcia-Milà–. Quien quería tener un espacio en internet para almacenar información tan sólo tenía dos o tres alternativas, y una era la nuestra: prácticamente no teníamos competencia”, explica. De hecho, el panorama les jugaba mucho a su favor. “Era un momento de consolidación del mito emprendedor y de crecimiento o consolidación de nuevas start-ups como Google, Facebook, Netflix o YouTube”, contextualiza Xavier Ferràs, experto de Esade en innovación. En 2011 EyeOs incorporó a Michel Kisfaludi, antiguo director general de Deustche Bank en España, como director ejecutivo del proyecto y cerró una primera ronda de financiación. Querían lanzar un producto orientado a empresas para facilitarles el paso a trabajar en la nube. “Aparte de dinero, también necesitábamos a personas con experiencia -recuerda el emprendedor-. Jugábamos en un mercado en el que todo era nuevo”, apunta.

Pero en el 2013, después de años de acumular éxitos, saltó una noticia a los medios: EyeOs estaba al borde de la quiebra. No había logrado cerrar una segunda ronda de financiación, vital para el proyecto. “El mercado había ido evolucionando y ya no estábamos solos –explica Garcia-Milà–. De repente, nuestra tecnología competía con gigantes como Google o Microsoft, con presupuestos ilimitados y equipos 10 veces mayores”. Por último, vendieron el proyecto. En 2014 Telefónica compró EyeOs en una maniobra para subirse al carro de una tecnología que se estaba extendiendo a gran velocidad. Según los medios, la operación costó 17.500 euros, además de los cerca de tres millones que suponía hacer frente a las pérdidas que arrastraba el proyecto. Garcia-Milà siguió vinculado de forma externa, pero enseguida empezó a dar forma a IdeaFoster, una nueva start-up dedicada a convertir ideas en proyectos. A los dos años, Telefónica anunció el adiós definitivo a EyeOs tras reconocer que no habían sido capaces de hacer crecer el proyecto al ritmo esperado.

La lección

“EyeOs supo aprovechar la ventana de oportunidades: estuvo en el lugar idóneo en el momento oportuno, se convirtió en un referente y se vendió cuando el panorama se volvió complejo -explica Xavier Ferràs, profesor de Esade-. Los escritorios virtuales tenían sentido, pero la informática estaba ya en manos de grandes compañías”, dice.

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