Así es el último Bugatti Chiron de la historia, el superdeportivo de los 1.600 CV y 490 km/h

En el mundo del automóvil existen muchos tipos de segmentos y modelos. Desde vehículos utilitarios o compactos hasta modelos todoterreno, de lujo, comerciales, camiones y un largo etcétera. Y dentro de estas categorías encontramos la de los vehículos deportivos, entre los que podemos diferenciar entre los coches normales en versión deportiva, los deportivos como tales y los superdeportivos. Pero en ninguno de estos segmentos podríamos albergar al Bugatti Chiron, que va varios pasos más allá y se presenta como un hiperdeportivo con un nivel de lujo, refinamiento, exclusividad y prestaciones nunca visto.

La historia del Bugatti Chiron comenzó oficialmente a principios del año 2016, cuando la marca francesa lo presentó en el Salón de Ginebra. En ese momento el modelo de exposición estaba pintado con los colores atlantic blue oscuro y french racing blue más claro, y desde entonces de este casi inaccesible modelo se han fabricado 500 unidades (bueno, técnicamente 501 si contamos la del modelo único Chiron Profilée), todas ellas con un nivel de personalización máximo para tratar de evitar que existan dos iguales.

Bugatti acaba de anunciar que ha fabricado la última unidad de la producción limitada del modelo, llamada L'Ultime. Se trata, además, de una unidad basada en la versión Super Sport, de la que sólo se han fabricado 30 y que fue la encargada en 2019 de registrar un récord de velocidad de 490 km/h.

Un aspecto que rinde homenaje al primer modelo

Estéticamente, el último Bugatti Chiron en salir de la fábrica de Molsheim es una obra de arte sobre ruedas que sirve para homenajear la historia del modelo. En este caso los colores atlantic blue y french racing blue están dispuestos al revés que en la primera unidad, y en elementos como las llantas, la tapa del motor y la parte baja de la carrocería y el alerón se pueden ver inscripciones que le delatan como el Chiron número 500.

Mención especial merecen los nombres escritos en sus puertas, como Ginebra, Pebble Beach, Mónaco, Paul-Ricard, París, Molsheim, Château Saint-Jean (la sede de Bugatti en Alsacia) y Ehra-Lessien (el circuito donde se batió el récord de velocidad), entre otros muchos, señalan todos los lugares donde, por un motivo u otro, el Chiron ha tenido cierta importancia histórica.

En el interior el ambiente también está protagonizado por el color azul, que tiñe los asientos, la consola central de fibra de carbono, el volante y los cinturones. Además, las costuras de los asientos están terminadas en los tres colores de la bandera francesa y, evidentemente, las inscripciones y costuras identificativas de la unidad 500 se encuentran repartidas en todo el habitáculo.

Un coche que podrá disfrutar su propietario

Curiosamente, Bugatti no ha querido reservar la última unidad de su modelo para exponerlo en un museo, sino que le ha vendido a un afortunado cliente que, según afirma la marca, participó en el desarrollo del coche. Eso sí, no se sabe qué precio ha pagado, pero seguro que es muy superior a los 2,4 millones de euros que pedía la marca en el 2016 por el primer Chiron.

Lo que no cambia es el motor que podrá exprimir este cliente, que sigue siendo el W16 de 8.0 litros y cuatro turbos de los otros Chiron, en el caso de la versión Super Sport con 1.600 CV y ​​1.600 Nm de par motor. ¿Y las prestaciones? Complicadas de asimilar: acelera de 0 a 200 km/h en 5,8 segundos y de 0 a 300 km/h en 12,1 segundos. Sí, cuando algunos coches apenas han llegado a los 100 km/h el Chiron ya va por los 300. Y estas prestaciones serán aún superiores en el sustituto de este motor, un V16 híbrido de 1.800 CV.