Maria Vergés: "El Valle de Arán no ha querido irse nunca de España"
Síndica de Arán
BarcelonaMaria Vergés se convirtió el miércoles en la primera síndica de Arán que interviene ante el pleno del Parlament para hablar del autogobierno gracias a un cambio del reglamento de la cámara. La dirigente de Unitat Aranesa (UA), formación vinculada al PSC, repasa los retos de este territorio occitano y el proceso de independencia de Catalunya.
El miércoles fue la primera vez que el máximo representante de Arán pudo hablar en el pleno del Parlament. ¿Por qué no había podido hacerse hasta ahora?
— En 2015 se aprobó una modificación de la ley de régimen especial de Arán en la que se acordó que al menos una vez al año el Parlament hiciera un debate sobre el estado del autogobierno de Arán. La misma ley establecía que podía hacerse ante el pleno, pero chocaba con el reglamento del Parlamento y empezó a realizarse en el 2020 en la Comisión de Asuntos Institucionales (CAI). Ahora los grupos solicitaron que pudiera hacerse en el pleno. Es un primer paso para que esta comparecencia se pueda hacer siempre aquí e incluso que se pueda celebrar un pleno monográfico sobre Arán una vez al año para desarrollar el autogobierno aranés.
También reclaman que el Arán tenga siempre un diputado aranés con elección directa.
— No es una reclamación nueva, sino que viene de las primeras elecciones en 1980. Entonces el Consejo General de Arán provisional reclamó representación directa en el Parlament al ser el territorio más singular para que no dependiera la voluntad de los partidos y se garantizara el uso del aranés siendo la tercera lengua oficial. Toca el sistema electoral y es complejo porque hace muchos años que [la ley electoral] está detenida, pero la Valle de Aran puede ser el instrumento para desatascarla.
De hecho, el uso del aranés es muy poco frecuente en el Parlamento, aunque está aprobado.
— En algunos plenos concretos se ha utilizado, pero en el día a día no está presente y creemos que es injusto. Sería un gran impulso porque le habla un 20% de la población de Arán y la UNESCO dice que una lengua está en riesgo cuando está por debajo del 30% y porque ahora lo hemos conseguido en el Congreso, donde sí hay un diputado aranés que lo puede utilizar.
¿Cuáles son las principales reivindicaciones del Arán?
— El despliegue de la misma ley de 2015, la actualización de los traspasos o la situación de la lengua. No sólo son cuestiones económicas, sino que queremos consolidar la autonomía. El objetivo último es llegar al máximo autogobierno porque la gestión desde la proximidad es la mejor garantía de que las políticas públicas tengan a las personas en el centro.
¿La falta de inversión es otra asignatura pendiente?
— La inversión se ha quedado diluida por el traspaso de competencias. El último estudio de la Cámara de Comercio de Lleida dice que desde 2001 a 2021 la inversión fue del 2% del total de la demarcación de Lleida y en 2022, del 1%. Necesitamos un centro cultural, remodelar el hospital, que tiene 40 años, o ampliar a tres carriles la carretera entre Vielha y Baqueira, que tenía una partida que no se ha aplicado.
¿Comparte que no se financie la nieve artificial como quiere el Gobierno?
— La sequía es un problema transversal, pero no la sufrimos. Baqueira es una estación privada que ha realizado inversiones que permiten que no se pierda casi ni una gota de agua. No demonizamos el turismo porque es el motor económico, pero necesitamos diversificar la economía.
Si se hubiera independizado Cataluña, ¿qué habrían hecho?
— En 2017 no gobernaba y no puedo hablar por ellos. El derecho a decidir se ejerce cada cuatro años en las elecciones. Si Catalunya hubiera decidido independizarse unilateralmente, el Arán habría querido decir la suya. El Arán se ha destacado a lo largo de su historia por ser un territorio de pacto. Somos una tierra de frontera que ha defendido siempre la voluntad de ser y de no querer irse de ninguna parte, sino de afianzar las relaciones con los territorios vecinos porque, por ahora, es imposible plantearse estar solo en un mundo globalizado.
¿No se marcharían de España nunca?
— No. Puede extrapolarse a los resultados electorales de los últimos 20 años. La gente, cuando tiene la oportunidad de expresarse, lo hace en este sentido desde el legítimo respeto a las aspiraciones del independentismo.
¿Y si la independencia fuera acordada?
— Esto es hablar de política ficción. Los conflictos deben resolverse políticamente y si el parecer [de la ciudadanía en el 2017] en su momento hubiera sido más claro y evidente quizás estaríamos en otra situación, pero ahora toca hablar de las necesidades de la gente. Lo que pueda llegar debe estar en el marco constitucional y legal porque garantiza que pueda consolidarse.