Ana Wert: "Cada vez hay más adultos que se operan de estrabismo"
Oftalmóloga experta en estrabismo del IMO Grup Miranza

El estrabismo es un problema ocular muy común, que consiste en la desviación de uno o ambos ojos de forma continua o puntual. Puede aparecer antes de los seis meses de vida –conocido como estrabismo congénito–, a lo largo de la infancia o, en algunos casos, en la edad adulta, por un mal control en el movimiento de los músculos oculares por parte del cerebro, por un defecto refractivo, baja visión o anomalía muscular y últimamente, también, por exceso. Aunque lo más recomendable es realizar un diagnóstico y tratamiento precoz del estrabismo para que no condicione el desarrollo visual en la infancia, la doctora Ana Wert, oftalmóloga experta en estrabismo del IMO Grup Miranza, explica que los pacientes adultos no deben resignarse a convivir con este problema.
¿Se puede operar el estrabismo a cualquier edad?
— Sí, existe la falsa creencia de que el estrabismo sólo puede tratarse en la infancia, pero no es cierto. Lo operamos a cualquier edad. En nuestro centro llevamos a cabo cirugías de estrabismo desde bebés y niños pequeños, hasta personas mayores de 70 o 80 años.
¿Cuáles son las dudas más habituales de los pacientes?
— A menudo atendemos a pacientes que piensan que se trata de un problema que no se puede resolver o que no va a mejorar, y no están recibiendo el tratamiento que necesitan. Algunas personas que ya se han operado piensan también que no pueden volver a optar por la cirugía si la evolución de la enfermedad lo pide, y no es así. Otro mito habitual es el miedo a verlo doble después de la cirugía del estrabismo, que es una complicación muy poco habitual. De hecho, esta operación ayuda a resolver el problema de la visión doble, previo a la cirugía, que ocurre cuando el estrabismo aparece en la edad adulta y puede ser muy limitante para conducir y otras actividades cotidianas.
¿A qué se deben estas confusiones?
— Probablemente se deban a no haber consultado a un experto en este tipo de intervenciones. El estrabismo requiere un abordaje muy especializado.
¿Existe alguna opción para evitar la cirugía?
— La cirugía no es la única opción de tratamiento. Existen diferentes tipos de estrabismo y, por tanto, diferentes alternativas que hay que personalizar evaluando al paciente en la consulta oftalmológica.
¿En qué consiste la cirugía?
— En caso de requerir una intervención quirúrgica, lo que hacemos es normalizar la posición de los ojos para corregir la pérdida de paralelismo entre ellos o la desviación ocular. Así conseguimos que trabajen juntos y de forma coordinada. Es un procedimiento ambulatorio y extraocular, es decir, no entramos dentro del ojo, sino que sólo manipulamos los músculos que le rodean y son los responsables de la dirección de la mirada. Los resultados son bastante inmediatos y el paciente ya nota cambios cuando sale del quirófano.
¿El estrabismo evoluciona con los años?
— Es un proceso activo, por lo que una persona con estrabismo puede tener momentos mejores y peores. Además, a partir de cierta edad, cuando comienza la presbicia (vista cansada) y el cristalino del ojo no funciona tan bien como antes, el estrabismo tiende a descontrolarse. Los pacientes suelen notarlo sobre todo al final del día, cuando están más cansados, o cuando fuerzan más la vista para conducir o realizar otras tareas de concentración, por ejemplo.
A menudo se piensa que es una cirugía puramente estética...
— Éste es otro mito muy común, pero se trata de una cirugía reconstructiva y funcional. Es evidente que el paciente mejorará la apariencia de los ojos y cambiará su aspecto, pero al mismo tiempo también potenciará la percepción y localización de los objetos y el campo visual. Además, podemos minimizar o corregir algunos síntomas asociados al estrabismo, como la diplopia (visión doble), el cansancio visual, la fotofobia, los dolores de cabeza o el tortícolis, entre otros.
¿Qué efectos destacan los pacientes operados?
— La cirugía tiene un impacto importante en la mejora de la calidad de vida y, en este sentido, lo que más destacan los pacientes es un efecto colateral: la mejora en las relaciones personales. La persona que se opera y corrige su estrabismo, habitualmente, tiene mayor confianza en sí misma y capacidad para relacionarse socialmente.