Vivir contamina

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Imagen de la protesta de los campesinos en las vías gerundenses

La revuelta campesina ha logrado que el Govern haya aceptado cambiar el nombre de la conselleria de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, recuperando la denominación Agricultura, Ganadería y Pesca pero manteniendo Acción Climática, y asegurándole las mismas competencias. Deunidó, la importancia del cambio, porque cuando rectificas un nombre estás rectificando una política o, al menos, la idea que inspiraba la política.

Por bien bienintencionado que fuera ligar el medio ambiente con el sector primario, a nadie se le ocurriría crear un departamento de Acción Climática y Agenda Industrial o de Acción Climática y Agenda Turística, y bien que contaminan, la industria y el turismo. Aparte de que lo de reducir el campesinado a una carpeta sugiere una mirada urbana sobre el sector que fija el Gobierno en Barcelona y sitúa a la capital como si fuera a miles de kilómetros de los campos de trigo de la Segarra o de los manzanos del Segrià.

Como siempre ocurre cuando tocas algo, alguien se ha quejado. Ecologistas en Acción criticó que el Govern haya "cedido" a las "presiones" de los campesinos, y reclama un departamento de medio ambiente independiente.

Cuando todo es urgente, las contradicciones explotan. No agravar la emergencia climática es responsabilidad de todos, también de los campesinos, pero las medidas de protección del medio ambiente, si de esto se trata, deben recaer sobre todos, porque de la misma manera que el clima nos afecta a todos, son todos los sectores económicos los que afectan al clima. Y, por cierto, le afectarán siempre, porque vivir contamina.

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