Europa quiere potenciar los coches eléctricos urbanos y asequibles autóctonos para hacer frente a la amenaza china
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, promete ayudas millonarias para incentivar a los fabricantes europeos a producir coches eléctricos y urbanos a un precio razonable
Uno de los grandes problemas que tiene la industria automovilística europea es el enfoque que ha desarrollado en relación al proceso de transición hacia los coches eléctricos. Y es que los grandes fabricantes europeos realizaron fuertes inversiones en plataformas, motores y tecnologías orientadas a coches eléctricos que no se han visto compensadas por la demanda de los compradores europeos. Los grandes fabricantes europeos decidieron apostar fuerte por los vehículos eléctricos de tamaños grandes y precios elevados, para intentar amortizar lo más rápido posible las inversiones realizadas, pero la venta de coches totalmente eléctricos no ha terminado de arrancar en los segmentos de mayor valor añadido y, por el contrario, en el segmento de los vehículos urbanos, utilitarios y compactos la oferta chinos.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha presentado en el Parlamento Europeo de Estrasburgo su receta para intentar contrarrestar esta tendencia e incentivar a los fabricantes europeos a producir vehículos eléctricos de corte urbano a un precio asequible y hacerlo en las plantas que ya tienen en el Viejo Continente. El plan presentado por Von der Leyen presupone que "millones de europeos quieren acceder a un coche eléctrico asequible" al tiempo que apunta a que la Unión Europea no puede ceder este segmento del mercado a los fabricantes chinos.
La Comisión Europea ha diseñado un plan de inversión de más de 1.800 millones de euros para ayudar a la producción de baterías en el Viejo Continente, uno de los elementos estratégicos imprescindibles para tejer una red europea que favorezca la producción de vehículos eléctricos. Además, la hoja de ruta comunitaria pasa por un nuevo modelo de contratación pública destinado a incentivar los productos automovilísticos europeos por parte de las distintas administraciones.
Los fabricantes no lo ven claro
Si durante el mes de agostol presidente de Mercedes-Benz protagonizó un toque de atención a las autoridades europeas en torno a las prohibiciones y del veto a los vehículos de combustió, esta semana ha sido el CEO del grupo Stellantis, Jean-Phillipe Imparato, quien ha vuelto a insistir en la necesidad de repensar las prohibiciones en el coche de combustión, ya que "la situación económica y la red de puntos de carga" todavía no favorecen ni estimulan la demanda masiva de vehículos totalmente eléctricos.
Imparato, por el contrario, apunta a que la fabricación de vehículos de combustión sencillos y asequibles es la clave para luchar contra las emisiones. Según apunta el ejecutivo francés, la edad media del parque automovilístico europeo es de doce años (en Cataluña esta media es aún más elevada) y cree que los coches de combustión modernos, ligeros y con potencias modestas (con una velocidad punta de 110 km/hy pensados para un uso urbano y semirrubano) podrían ser un desplomeador a la situación actual. Ésta era una posición que también defendía el antiguo CEO de Renault y de Seat Luca de Meo, que llegó a afirmar que el futuro de la automoción europea debía pasar por vehículos pequeños y ligeros con motores de gasolina de poca cilindrada y un precio muy competitivo, como el ejemplo de los Kei Car de Japón, pequeños coches urbanos con prestaciones modestas y consumos muy contenidos que son muy populares en el país del sol naciente.