¿Por qué no puede haber una Adif catalana?

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Adif es el gestor de infraestructuras ferroviarias

BarcelonaJusto cuando hacía unos días que habían entrado en vigor los descuentos en el transporte público y la gratuidad de Rodalies, el sistema ferroviario que opera en Catalunya por vía convencional ha quedado inoperativo este viernes por una avería en el sistema informático durante tres horas, de 5 a 8 de la mañana, en plena hora punta, lo cual afectó a unos 80.000 pasajeros. En este caso la avería no la ha sufrido el operador, Renfe, sino la empresa estatal que gestiona las vías y toda la infraestructura, Adif. Y a pesar de que el Govern ha vuelto a aprovechar para reclamar el traspaso total de la gestión de Rodalies, se demuestra que para tener un control efectivo del transporte ferroviario necesitas también la competencia sobre la infraestructura, es decir, sobre Adif.

Esta es la historia de nunca acabar. Las Rodalies en Catalunya han sufrido un déficit inversor crónico que las ha puesto al límite en más de una ocasión. Los trenes van tan ajustados por la falta de vías y la saturación de las existentes que cuando falla un convoy no hay margen y se produce un efecto en cadena en toda la red. Desde que Zapatero prometió una lluvia de millones, en época del tripartito, para resolver la cuestión, la realidad es que no se ha avanzado mucho, por no decir nada. En 2007 ya se produjo una manifestación masiva en Catalunya para reclamar unas infraestructuras de transporte dignas, y año tras año se anuncian inversiones que sirven para solucionar problemas puntuales pero no para dar un verdadero salto adelante en la calidad del servicio.

El traspaso que se pactó en 2009 ha resultado completamente insuficiente, puesto que no puso en manos de la Generalitat las palancas necesarias para incidir de verdad en el servicio. La vieja aspiración de conseguir un "traspaso integral" continúa estando más vigente que nunca, y tiene que incluir a la fuerza los activos, el material rodante, el personal y las infraestructuras, es decir, la parte que corresponde a Adif. Hasta ahora el Estado se ha negado a trocear una empresa estatal, igual que Aena, pero esta es una excusa de mal pagador que responde, una vez más, a la resistencia de Madrid a ceder poder real a las autonomías. ¿De qué sirve tener la potestad para decidir las frecuencias de los trenes si con las vías que hay no tienes ningún margen para aumentarlas? Ahora ya se puede decir con todas las letras que aquel fue un traspaso trampa, y es este tipo de constataciones lo que ha llevado a mucha gente a pensar que negociar un nuevo Estatut con Madrid, con todo el desgaste que supuso, no valió la pena.

Esperamos que de cara a la próxima negociación de los presupuestos los partidos catalanes vayan con la lección aprendida. Ante la constatación de que las promesas de inversiones se acaban incumpliendo a menudo, quizás ha llegado la hora de volver a reclamar competencias reales, sea sobre Rodalies o sobre el aeropuerto de El Prat. Y sí, hay que empezar a romper el tabú de que no se pueden trocear las empresas estatales, porque si se ha podido trocear una cosa tan compleja como el sistema de salud, evidentemente que tiene que ser posible con una entidad gestora de infraestructuras. ¿Por qué no puede haber una Adif catalana?

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