Maria Aurèlia Capmany
28/08/2024
2 min

Leo el artículo que Daniel Romaní (en Romaní siempre descubre perlas) dedica a Maria Aurèlia Capmany ya su novela Betulia, y le adjudica una frase que parece dirigir a sus alumnos de la escuela de Badalona donde dio clase: “Mejor saber francés, inglés y ruso, que si se rompe una veta siempre puede hacer un nudo”. Al leerla, se me ha disparado una suposición que puede parecer retorcida, pero creo que no voy errado.

La suposición es la siguiente: Capmany debió de hacer una adaptación pedagógica, moderna y estimuladora de los estudios, sobre todo de las chicas (coser era cosa de mujeres), de un dicho popular (que me llegó de la mano de una persona nacida a principios del siglo XX) que decía así: “Las chicas de hoy saben francés, inglés y ruso, pero cuando se les peta una veta deben hacer un nudo”, que sería la denuncia de los efectos disolventes de dedicar se al estudio y no al hilo y la aguja, hasta el punto de no saber coser una veta, ignorancia grave en una época sin marcas de ropa ni prêt-à-porter, en el que saber coser era un ahorro familiar, quizás una fuente de ingresos extra como modisto y parte del destino (sobre labores,decían en castellano) que la sociedad reservaba a las mujeres.

Me aventuro a afirmar que Capmany giró la frase, y con el giro reordenaba las prioridades culturales de una organización social que antes habríamos llamado tradicional y que ahora precisamos como patriarcal. En este dicho popular, el inglés, el francés y el ruso servían para hacer el pareado y funcionaban como metonimia de estudios en general. Evidentemente, no existe ninguna incompatibilidad entre saber idiomas y saberse coser un botón. El problema es cuánta gente, hoy en día, no debe saber ni lo uno ni lo otro.

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