'Cocaine shark II'

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Póster de 'Cocaine shark'

El ARA publica que "un equipo de científicos brasileños ha detectado, por primera vez en todo el mundo, tiburones intoxicados con cocaína". Se ha publicado en la revistaScience of The Total Environment.No saben, se ve, si es que los tiburones drogados estuvieron en contacto con el agua que provenía del alcantarillado del alegre Río de Janeiro o es que se comieron otros animalitos, como mejillones, que también estaban contaminados por el agua brasileira.

Hombre, será la primera vez en la vida real, porque todos los que hemos visto la inolvidable película polaca del 2023 Cocaine shark ya sabemos de qué va la cosa. En el filme, que incomprensiblemente no cuenta con Óscar al mejor actor tiburón, se incide, sobre todo, en la parte violenta e impetuosa de los escualos enfarlopats. Yo, en cambio, creo que el guión, basado en hechos reales, que Netflix ya haría bien en encargarme, a ver si tengo tiempo y lo hago, debería incidir sobre todo, en estos moluscos ingeridos. Un mejillón drogado es mucho más estimulante que un tiburón drogado.

Un mejillón drogado quizás quiere ir de fiesta, más que comerse bañistas. Un mejillón drogado dice: “¡Basta de aburrimiento!”. Quizá llama al caparazón de la ostra y le dice: “¡Eh, niña! ¿Quieres venir de fiesta en la barriga del tiburón, que va como una moto?” Y la ostra, aburrida y sola, pero también contaminada, quizá responda: “¡Eh, mejillón! Saldré de mi caparazón protector. Ya estoy hasta la perla de soledad. Vamos de fiesta en la barriga del tiburón, que, total, hace más iluo que terminar en una lata de conservas (tú) o acabar en un menú degustación con salsa ponzu (yo). La barriga del tiburón es como una macrodiscoteca”. Y el mejillón, con el caparazón de arriba y el de abajo, moviéndose compulsivamente, quizás contesta: “Oh, yeah! ¡Vamos!”.

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