La democracia que nos dieron Franco y Juan Carlos

Francisco Franco saludando al actual rey Felipe VI, con Juan Carlos I al fondo, en el Pazo de Meirás en 1975.
05/11/2025
Periodista
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Si creían que podrían prescindir de él en los actos del 50 aniversario de la reinstauración de la monarquía (22 de noviembre de 1975), ahí están sus memorias para decirles que están muy equivocados. Ni el rey Felipe ni el gobierno español le han invitado a la fiesta, pero Juan Carlos de Borbón ha decidido ser como el elefante de Lakoff, aquél en el que no hay que pensar pero es imposible evitarlo.

El compendio de excusas de la biografía es tan descarado que no es extraño que llegue a conclusiones como que las investigaciones sobre sus millones eran "una caza de brujas", y que diga lo siguiente: "Cuando el gobierno actual desacredita a mi persona, debilita nuestra Constitución". Se pone 65 millones de euros en el bolsillo de un tirón y todavía se lamenta de no tener una pensión.

Es evidente que la inviolabilidad le subió a la cabeza y que después de décadas de elogios se sintió por encima de la ley. Pero lo interesante es su testamento político. Cuenta que cuando su hijo le retira la paga, él le suelta: "No olvides que heredas un sistema político que yo he construido". Fin del mito de la democracia que nos dimos entre todos. Nos la dio Juan Carlos. Y Franco: "Me convirtió en rey para crear un régimen más abierto"

Detrás de Franco y su sucesor Juan Carlos está el secreto peor disimulado: la democracia era el precio indispensable para la continuidad del régimen por otros medios. El objetivo no era la democracia, sino la unidad de España. "La monarquía, en tanto que guardiana de los valores democráticos, asegura la unidad de España, y es indispensable en nuestro país, que tiene tendencia a la división". No te preguntes, por tanto, si monarquía o república, o si Cataluña puede ser un estado independiente. Ni por qué será que "la nación más antigua del mundo" tiene tanta tendencia en la división.

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