En los nombramientos del nuevo Gobierno presidido por Salvador Illa, el 75% de los cargos clave están en manos de varones, según el Índice de Desigualdad Ponderada de Género (IDPG). Aunque las conselleries parecen equilibradas en cuanto a la representación de género, las posiciones con mayor poder e influencia están ocupadas mayoritariamente por hombres. Por ejemplo, la dirección del Puerto de Barcelona, la Agencia de Residuos y Ferrocarriles de la Generalitat, todas ellas con sueldos más altos y una mayor capacidad de decisión, han sido asignadas a hombres. Este patrón se repite en los nombramientos de Secretarios Generales y otros cargos estratégicos.
Incluso en áreas lideradas por mujeres, como Salud, Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, los altos directivos son en su mayoría hombres. Sin embargo, en los niveles más bajos de gestión la presencia femenina es más elevada, reforzando la percepción que las mujeres hacen el trabajo operativo, mientras que las decisiones importantes siguen en manos masculinas.
No es sólo cuestión de números, sino de en manos de quien está el poder. La estructura de poder actual no refleja la sociedad catalana que ha votado a este gobierno, y pone en peligro la igualdad en la toma de decisiones. Estudios recientes han demostrado que las organizaciones que fomentan la diversidad no sólo son más justas, sino también más eficientes, mejorando su competitividad. En EJE&CON, la Asociación Española de Ejecutiv@sy Consejer@s –una organización que reúne a más de 2.000 directivos, hombres y mujeres, y que promueve el talento sin género ni barreras generacionales– así lo hemos corroborado con el Código EJE&CON de Buenas Prácticas para la Gestión del Talento y la Mejora de la Competitividad Empresarial. Además, la reciente Ley Orgánica 2/2024, publicada el pasado 2 de agosto, exige una representación paritaria y equilibrada de mujeres y varones en órganos de decisión. El Gobierno debería ser el primero en dar ejemplo.
Celebramos la voluntad del nuevo gobierno catalán de avanzar hacia la paridad. Sin embargo, consideramos que la igualdad no se limita a números en las consellerias; es esencial que las decisiones clave sean tomadas de forma sostenible por equipos verdaderamente diversos, donde hombres y mujeres compartan el liderazgo de forma equitativa.
Si este Gobierno no logra cambiar la distribución del poder, no podrá representar adecuadamente a toda la ciudadanía. Nombrar a mujeres en posiciones visibles no es suficiente; es fundamental crear equipos que reflejen una verdadera diversidad en todos los niveles, desde los cargos más altos hasta los operativos. Sólo así se podrá garantizar una gobernanza que no se limite a reproducir los esquemas tradicionales de poder, sino que construya un futuro más justo y equitativo.
