Halloween, Black Friday, Cyber Monday

Niños y niñas celebrando Halloween
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Ya basta, ¿no?

Vamos a ver, no soy un inmovilista ni un retrógrado. Soy de mente abierta y soy el primero, como economista, en entender que la globalización no es solo económica, sino también social. Igual que el Imperio Romano dejó desde el siglo I tradiciones en Hispania que hoy consideramos nuestras, probablemente dentro de muchas generaciones considerarán que Halloween es una tradición secular de nuestro país. La Historia se compone de capas que sedimentan en nuestra memoria y acabamos por hacer nuestro lo que nunca lo fue.

Mi disgusto para con estas celebraciones importadas no es, por tanto, de defensa de lo nuestro o de priorizar las costumbres de nuestros antepasados, pues ellos también cambiaron las de los suyos, como he explicado. Mi desaprobación tiene que ver con la desafortunada razón de ser de muchas de estas efemérides. El problema no es que vengan de fuera, sino que no tienen sentido. Tanto por nuestro calendario como por la falta de lógica que entrañan.

En el caso de Halloween, si bien la fiesta proviene de la católica Irlanda y en origen estaba relacionada con los difuntos, considero una falta de respeto a los difuntos disfrazarnos de zombis el día en que recordamos a los seres queridos que nos dejaron. Es un día de recogimiento, de recuerdo, de respeto, de homenaje a quienes nos amaron, nos cuidaron tal vez y se esforzaron por nosotros. Padres, abuelos, hermanos y amigos fallecidos deben ser rememorados desde el amor, no desde el disfraz de asesino, araña o calabaza del terror. Si quieren, que se designe un Día Mundial del Zombi y aquel día hacemos el cafre con los caramelos, los trucos y los tratos. Pero el día de los difuntos tiene un significado. Sea tradición o no. Porque no tiene nada que ver la tradición con el sentido último de las cosas.

Respecto al Black Friday, podrá tener un origen estadounidense, pero, de nuevo, eso me da igual. Pero en nuestro país, promover en noviembre, a las puertas de Navidad, compras masivas por descuento va contra toda la lógica de la economía familiar. En España, por Navidad, no se da un solo regalo, como suele hacerse en los países anglosajones, sino varios. Especialmente a los niños, que reciben varios paquetes de los Reyes Magos. Después tendremos la cuesta de enero. Un Black Friday en rebajas, en febrero, por ejemplo, lo vería mejor. Lo mismo con el Cyber Monday, que corresponde a las liquidaciones online de lo no vendido en el Black Friday.

Miren, yo puedo aceptar cambios en las costumbres, pero no adoptar costumbres que no tienen sentido.

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