"¿Que hay alguien más?"

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El presidente ruso Vladimir Putin entrevistado por el periodista estadounidense Tucker Carlson en Moscú, el pasado 8 de febrero.

Incluso antes de ver la entrevista de Tucker Carlson en Vladimir Putin estaba claro que no sería periodismo sino propaganda con apariencia de entrevista. Si se hubiera tratado de una verdadera entrevista, con preguntas incómodas y réplicas a punto, Putin no la habría concedido, como no ha concedido ninguna medio occidental desde la invasión de Ucrania.

El ' único que podía salir era lo que acabó siendo, un producto audiovisual destinado a que el presidente ruso se dirigiera a los estadounidenses para decirles que lo mejor que puede hacer un país tan endeudado como Estados Unidos es dejar de ayudar a Ucrania. Putin dejó botando un balón para que los votantes americanos de noviembre lo rematen a gol: con Trump las relaciones serían mejores (especialmente para Rusia, porque Trump no es un entusiasta de la OTAN, precisamente).

O sea que en lugar de poner a Putin ante sus contradicciones, fue Putin quien puso a Estados Unidos de Biden ante las suyas. Y de eso, Putin sabe porque el Kremlin siempre ha sido el malo de la película occidental, por deméritos propios y por omnipotencia del aparato propagandístico estadounidense, y el presidente ruso, lo que sea, siempre tiene la lista de agravios a punto. Y porque Rusia, como cualquier otro país en el mundo, tiene sus razones históricas y sus intereses geoestratégicos. Otra cosa es que el portavoz de estas razones sea hoy un presidente que encarcela a la oposición política, silencia a los periodistas hasta la muerte y prohíbe cualquier manifestación de la gente en contra.

Mientras se emitía el simulacro de entrevista del telepredicador supremacista y amigo de Vox, Biden volvía a repapear justo cuando quería defenderse de un informe que lo describe como un hombre que repapia.Saben aquél que dice¿que hay alguien más?

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