El hospital Clínic y la avenida Diagonal

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Las pistas deportivas de la UB donde se ubicará el futuro Hospital Clínic, en el límite entre Barcelona y Esplugues.

Hace algunos meses que se conoce la decisión de las administraciones públicas de resolver el futuro del Hospital Clínic trasladando sus instalaciones a los terrenos donde ahora están las pistas universitarias en la entrada de la avenida Diagonal de Barcelona.

El otro día lo explicaban con todo tipo de detalles en el Colegio de Arquitectos los responsables de la decisión. Todo nace, razonan, de las dificultades de adaptar el edificio de la calle Villarroel a la medicina actual y el hecho de que en las últimas décadas muchos servicios han tenido que buscar espacio fuera de las dos islas Cerdà donde se habían construido el hospital y la facultad hace más de 140 años. Generalitat, Ayuntamiento y Clínic han estudiado cómo resolver el futuro: reforzando la localización actual con extensiones articuladas, más o menos próximas, o buscando otras localizaciones en Barcelona. Finalmente, la decisión tomada ha sido optar por fundar un nuevo Campus Clínic en lo alto de la avenida Diagonal, en un recinto tres veces mayor que el actual donde se pueden concentrar y desarrollar la asistencia, la docencia y la investigación que hoy caracteriza a cualquier hospital de primer nivel.

Ramon Sanabria, el arquitecto que ha acompañado este proceso de estudio y toma de decisión explicó que ahora se abría una nueva etapa. Se trata de definir las bases que permitan convocar en condiciones precisas a un concurso público de proyectos de arquitectura. “Es hora”, decía, “de hacerse preguntas como '¿dónde estará la puerta de entrada del hospital, cómo llegará?' Y no es muy difícil de decir 'pues en la diagonal, por supuesto; sólo faltaría…'”, sin embargo.

Pero aquí es donde todo toma otro cariz. La Diagonal, allí donde ahora están las pistas universitarias de la UB y frente al parque Cervantes, es todavía una autopista, la B23, que desde Sant Feliu de Llobregat dribla al estadio Johan Cruyff, vigila el Walden 7, es el acceso a TV3, rodea el casco antiguo de Esplugues y en Finestrelles enfila la avenida Diagonal. La B23 sólo se convierte en Diagonal cuando se planta el primer semáforo de la ciudad y esto está más abajo, frente a la sede del RACC. El Nou Campus Clínic deberá pedir como condición de partida que la B23-autopista se transforme en avenida Diagonal y se pueda poner el primer semáforo algunos cientos de metros antes de donde lo es ahora para que la puerta de entrada 'Hospital esté en condiciones de recibir a todos, como ocurre ahora en la calle Villarroel, en transporte público oa pie.

Pero si se abre la mirada y se observa el contexto, nos damos cuenta de que no es sólo cuestión de poner un semáforo en la B23-Diagonal un poco antes de dónde está ahora. Nos damos cuenta de que el Nou Campus está junto a San Juan de Dios, que es el hospital de referencia en pediatría ya estas alturas funcionalmente complementario con el Clínic. Y que está a sólo 150 metros en línea recta de la B23-Diagonal, pero no puede acercarse a ella. El hospital parece un nido de águilas plantado en medio de Finestrelles y no puede crecer hacia abajo porque existe un bucle de enlace viario que resuelve la relación entre Rondas y B23 con una amplitud geométrica como si todavía estuviera puesto en medio de suburbia.

Ahora imaginamos el nudo Rondas/B23 partiendo de la idea de que el primer semáforo de la Diagonal puede estar mucho antes de dónde está ahora, en el cruce con la N-340 o en la Nestlé, para poner dos hipótesis. Entonces el cruce Rondes/Diagonal se puede resolver con una gran economía de espacio, análogamente a cómo en tiempos olímpicos se resolvió el enlace de la ronda de Dalt con la Vía Augusta-Túnel de Vallvidrera, cerca de la plaza Borràs. No hace falta tocar el puente de las Rondas, pero sí es necesario eliminar los tres bucles viarios actuales, sustituirlos por un par de túneles de enlace soterrados y resolver el resto de conexiones a nivel ciudad y con semáforos. Y el primer resultado de esta transformación sería la recuperación de suelo público, que podría adscribirse a ambos hospitales. San Juan de Dios podría casi doblar las 2 hectáreas actuales y amortiguar el impacto sobre Finestrelles, y el Clínic podría añadir un 20% más de superficie al recinto previsto, que no le iría mal.

La Diagonal puede ser, pues, una avenida normal y civilizada, con coches, peatones, tranvía, ciclistas, buses y metro... y con dos hospitales que se encuentren de frente, delante por delante y con la avenida de por medio. Está claro que esto significa ir más allá de un pacto de solares entre el Clínic y la Universidad. Es necesario convocar la habilidad en operaciones complejas de construcción de espacio público que ha caracterizado tantas veces el urbanismo de Barcelona. No es hacer volar palomas. Es lógico y sobre todo puede ser casi inevitable.

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