El malo de la película

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Leo Messi se despide del FCB

BarcelonaLa imagen de Leo Messi saludando a la afición nada más aterrizar en París duele, y es lógico. Lo raro sería que provocara indiferencia. Y seguirá doliendo este miércoles cuando pose por primera vez con la camiseta del PSG, cuando se encuentre con Neymar, cuando juegue su primer partido, cuando marque su primer gol… Todas esas primeras veces los culés tendrán que digerirlas como puedan y acostumbrarse a que a quien tanto han querido ya no está a su lado. Messi ni siquiera les ha dejado la opción de enfadarse, que tan útil suele ser para procesar la pérdida, porque verle deshecho en lágrimas, saber que no quería irse, desarma a cualquiera. Incluido a Joan Laporta.

El golpe anímico es en parte tan brutal porque ha sido repentino, nadie se lo esperaba. Laporta se encargó de que los socios y aficionados culés creyeran que todo iba bien y ahora asisten estupefactos a lo que sucede. Y en este escenario no cuela el último intento desesperado por apuntar al padre y agente del jugador, Jorge Messi. Jorge y Leo Messi pensaban que el jueves iban a firmar un contrato de cinco años con el Barça y recibieron una llamada para decirles que no, que era imposible porque no lo podían inscribir. Laporta señaló como culpables a la nefasta herencia recibida y a las normas de La Liga. El argentino se remitió a las palabras del presidente, pero dejó también claro que no sabía si el club había hecho todo lo posible para que él se quedara y solo eso bastó para que la pelota volviera a estar en el tejado de Laporta, que ha vendido humo hasta el último momento (el lunes pasado -tres días antes del comunicado del adiós- todavía decía que tenía dulces sueños con Leo). 

En el empeño por buscar un culpable apuntando a Bartomeu y Tebas, Laporta obvió el impacto emocional que iba a provocar la noticia, no se imaginó que Messi saldría llorando y que él se convertiría para muchos en el malo de la película. Simplemente no estaba en sus planes, como tantas otras cosas empezando por los avales, la continuidad de Koeman y que nadie se apuntara a marcharse o rebajarse el sueldo. Se ha mostrado como un presidente incapaz de hacer lo que prometió y, por ahora, ni siquiera ha podido inscribir a Memphis, Eric García y Emmerson. Tiene motivos para estar preocupado porque el foco ahora le apunta a él, pero el último intento por culpar a Jorge Messi, no, no cuela.

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