Hoy hablamos de
Carlos Mazón en una imagen reciente.
01/12/2024
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Decíamos el viernes que, pasado un mes de la tragedia, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, se rodea de empresarios corruptos, militares y toreros; se niega a realizar ningún acto de reconocimiento a las víctimas de la DANA; justifica la decisión de suprimir el tope salarial para los altos cargos con la necesidad de “rodearse de los mejores”, y prevé levantar la prohibición de construir en 1.100 hectáreas de terrenos inundables.

Todo esto es cierto. Pero, al otro lado, también lo es que la ciudadanía valenciana no suelta. No sólo la sociedad civil valenciana se ha organizado ejemplarmente en la respuesta a la DANA haciendo un trabajo espectacular que ha suplido en alto grado la inoperancia de su gobierno, sino que este sábado se volvió a manifestar masivamente exigiendo la dimisión de Mazón: más de cien mil personas en el centro de Valencia, de nuevo con un clamor que ya va más allá de la denuncia de la inutilidad y el cinismo de éste politicastro para convertirse en el lema de la gente que no se resigna a que las cosas sean como han sido siempre y quiere cambiar la inercia en el País Valenciano. Sabemos que la dimisión de Mazón no se producirá con agrado, porque el personaje ya ha demostrado tener la piel gruesa, el entendimiento corto y una sensibilidad inexistente, pero debería acabar cayendo. Y también debería acabar depurando responsabilidades ante la justicia: hay 222 muertos y cuatro desaparecidos en esta tragedia, gran parte de los cuales podían haberse evitado si Mazón y su equipo hubieran estado en su sitio el pasado 29 de octubre, haciendo el trabajo por el que la ciudadanía les paga el sueldo. Su irresponsabilidad, su dejadez, ha sido criminal. El bombardeo mediático y judicial del PP y sus medios y jueces afines, abriendo a diestro y siniestro acusaciones contra el gobierno y el presidente españoles para tratar de desviar la atención de la vergonzosa gestión de su gobierno a la Generalitat Valenciana, también se acerca al ámbito de lo delictivo: la justicia no debe trabajar para favorecer a partidos políticos, ni la prensa para esparcir difamaciones. En cualquier caso, la embestida de la derecha y la ultraderecha españolas a partir de la DANA, con una lluvia de mentiras cada día más espesa, tiene efectos sociales e institucional profundamente tóxicos.

También efectos contraproducentes para sus propios intereses. En el País Valenciano es como si la catástrofe de la DANA fuera un punto de inflexión a partir del cual se abre y se impone la necesidad de abrir otra etapa. una manifestación no es suficiente para cambiar las cosas, pero son un buen comienzo. lengua, contra el turismo de masas y en defensa de la memoria democrática. Tanto en un caso como en el otro falta concretar vías de expresión política, pero la fuerza civil está ahí. y de Baleares también) que representa una ciudadanía democráticamente madura y, por tanto, exigente.

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