El A por ellos es un método estable. Una forma de hacer política que, evidentemente, no se aplica solo a los soberanistas. Consiste en romperle las piernas al adversario, entendido como cualquiera que aspire a ocupar un espacio de poder que se considera propio por naturaleza. ¿Desde cuándo la derecha debe dar explicaciones, rendir cuentas y soportar que se mantenga un inquilino en la Moncloa que ha convertido la resistencia agónica y la prestidigitación en su gran habilidad? El A por ellos es un método principalmente de derechas y que utiliza la médula del Estado al que se añaden los socialistas cuando se acomplejan con las acusaciones de antipatriotas, de tibios.
Mientras Catalunya empieza a experimentar el plan Illa, un plácido aburrimiento, la política madrileña vive como pollo sin cabeza, poseída por la irritación, la excitación y la exaltación continuas, corriendo de una polémica hacia otra. El ecosistema mediático participa en ello como un solo hombre (¿pollo?) encargado de distraer a la audiencia hacia una nueva bronca.
Reconstrucción
La semana ha tenido múltiples ejemplos de cómo la tinta de calamar va de una polémica a otra para abandonar los temas de fondo. Y el tema de fondo sigue siendo la pésima gestión de la crisis de la DANA en Valencia, el trabajo ingente que queda para la reconstrucción y el mantenimiento de un presidente completamente desbordado por la incompetencia. Llama la atención cómo Carlos Mazón se ha parapetado tras un uniforme militar que contrapone al del UME, que depende del Estado, convencido de que le da una dosis extra de credibilidad. El teniente general encargado de la reconstrucción desde la vicepresidencia, Francisco Gan Pampols, tiene experiencia en situaciones de crisis y ha pensado sobre gestión (El arte de mandar bien, Ed. Plataforma). Pero no es un buen síntoma que pida "no hacer política". Todo es político cuando se gestiona lo público, y por suerte su gestión también deberá someterse a la transparencia y rendir cuentas ante las Corts Valencianes. Si lo que pretende Gan Pampols es no hacer "politiquería", eso es otra cosa. Requeriría intentar huir de la versión envilecida de la gestión de lo público, y para ello debería educar a su presidente en la capacidad de trabajo y en la toma de decisiones más allá de las miserias de partido y para todos los valencianos.
Tinta de calamar
Huyendo del gran desastre valenciano, el PP llevó el foco elevando la apuesta a Bruselas, pero no logró vetar la elección de Teresa Ribera como comisaria de la UE. La bestia negra de las eléctricas españolas por haber controlado sus beneficios será comisaria pese al veto del PP español, que ha sido utilizado por el presidente del PP Europeo, Manfred Weber, para negociar con socialdemócratas y liberales sin hacer de ello un casus belli. Su competencia con Von der Leyen y las ganas de complacer a Feijóo no han sido lo suficientemente fuertes como para evitar el acuerdo sobre la Comisión. También en el último suspiro, el prestidigitador principal ha conseguido pasar un paquete fiscal por los pelos con Zapatero y Bolaños haciendo de bomberos. En esta negociación, Junts ha recuperado el papel de representante e interlocutor de las grandes empresas catalanas, especialmente en el impuesto a las energéticas, que deberá aprobarse con un decreto ley, y a la banca. En círculos financieros aseguran que vuelven a sentirse representados en el Congreso y confían en la reconstrucción convergent para ocupar el centroderecha económico con un cambio de estrategia de Carlos Puigdemont y la ejecución de Míriam Nogueras.
El PP habría tenido una semana horribilis si no hubiera sido por el último giro de guion. Hoy solo se trata de la denuncia de un delincuente con la que ha logrado salir de prisión, pero habrá que ver cómo evoluciona el caso de Víctor de Aldama. Un comisionista, expresidente del Zamora de fútbol, que asegura haber pagado favores y haber corrompido a Koldo, al exministro Ábalos y ahora añade a Santos Cerdán, el número tres del PSOE, además de otros ministros e incluso Pedro Sánchez. Del denunciante depende que pueda demostrar las gravísimas acusaciones. Mientras, Sánchez ha sobrevivido a otro punto de partido, pero no puede analizarse su situación sin repasar la actuación de los jueces, con causas abiertas contra su mujer y contra el fiscal general del Estado que mantienen bloqueada la amnistía aprobada por el poder legislativo. De vez en cuando la política sufre una aceleración: es lo que ha ocurrido esta semana en Madrid y lo que se ha intentado exportar a Bruselas. La estabilidad de Sánchez está fuertemente sacudida, pero en último caso dependerá de sus socios parlamentarios.