"¿Qué pasó ayer en Barcelona?"

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El novelista y director de cine estadounidense Paul Auster en su casa de Brooklyn, Nueva York

Paul Auster ha sido de esas celebridades mundiales accesibles, por lo que somos muchos los que hemos podido guardar recuerdos personales. Aquí van los míos.

12 de septiembre de 2012. En la librería Politics and Prose de Washington DC se presenta Diario de invierno, una recapitulación de sus 65 años que comienza con una verdad irrefutable: “Tú crees que esto nunca te va a pasar y entonces, una por una, todas las cosas empiezan a pasarte de la misma manera que le pasan a todos”.

La cola para la firma se eterniza y decidimos ir a cenar al restaurante de al lado. A media comida entra un grupo con Auster. Estamos pagando cuando le vemos que sale a fumar en la puerta. Salimos detrás de él y nos presentamos enseñándole la traducción de Sunset Park. Y nos examina: "¿Qué pasó ayer en Barcelona?" Se refiere a la primera gran manifestación por la independencia. Nos mira con ojos distantes, como si calculara la fiabilidad de la versión, nos firma los libros y nos despedimos.

9 de septiembre de 2017. Auster es invitado en la Semana del Libro en Catalán. Debo entrevistarlo al día siguiente en el Colegio de Arquitectos, y quedamos la víspera para cenar con él, Pilar Beltran y Emili Rosales, en el Igueldo. Viene de Finlandia, donde el 4, 3, 2, 1 se lo ha presentado el presidente del país. En una escapada de Estocolmo a Copenhague, se ha dejado el pasaporte en el hotel, pero el policía de fronteras es lector suyo, le reconoce y le deja pasar. Caen dos botellas de Penedès blanco mientras hablamos del referéndum, de lo curioso que le parece que en España sea traducido a cuatro lenguas, y de cómo los escritores norteamericanos ya no van a las telas, porque ahora el papel de líderes morales lo hacen actores y actrices. Y termina con una historia que hace mucho por él: Alabama retira el presupuesto para francés en las escuelas públicas. En la tele hacen una encuesta callejera y un hombre comenta: “Si Jesús tuvo suficiente con el inglés, yo también”. Risas, taxi y hasta el día siguiente. Y hasta siempre.

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