Prohens y la corrupción en Baleares

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La presidenta de Baleares, Marga Prohens.

En una decisión que se comenta sola, el Gobierno Balear del PP y Vox presidido por Marga Prohens ha decidido "prescindir" de la Oficina Anticorrupción que había creado el gobierno anterior, progresista y presidido por Francina Armengol. Es cierto que no lo había creado sin polémica, pero al menos podía decirse que existía un organismo de control dedicado específicamente a perseguir los casos de prevaricación, malversación, negociaciones indebidas, trato de favor, falsedad documental, informaciones privilegiadas, financiación irregular, etc. . que pudieran producirse tanto en las instituciones como dentro de los partidos políticos que participan de la política y la gestión de lo público en Baleares. Ahora este organismo ya no existirá, dado que, en palabras del actual ejecutivo, sus actuaciones eran (repiten la palabra) prescindibles, y encuentran que, presupuestariamente, tener activa la Oficina Anticorrupción salía caro. Que los gobernantes quieran hacer creer que los mecanismos de transparencia que pueden actuar sobre ellos suponen una carga onerosa es de un cinismo (de una barra) casi ingenuo de tan descarado.

La decisión aún se comenta más sola si se tiene en cuenta que la Oficina Anticorrupción había abierto una investigación sobre el actual director general de Emergencia e Interior del Govern Balear, nombrado directamente por la presidenta Prohens. Este director general no es otro que Sebastià Sureda Mas, socio del padre de Prohens: ambos, Sureda y el progenitor de la presidenta, son propietarios de la Gestoría Prohens y Sureda SL. Ambos también, como el negocio que comparten y como la propia Marga Prohens, son de Campos, noble villa del Migjorn mallorquín, donde el propio Sureda ha sido concejal de Urbanismo y Hacienda, en un ayuntamiento gobernado por el PP con mayoría absoluta. El sueldo de Sureda como director general es de 59.000 euros brutos y la supresión de la Oficina Anticorrupción dejará sin efecto las investigaciones sobre sus actividades, ingresos y patrimonio.

Los escándalos de corrupción del PP cuando ha gobernado en Baleares han sido graves y numerosos (y de hecho acabaron con la carrera política de dos de sus presidentes, Cañellas y Matas; Bauzá prefirió inmolarse por España y contra la lengua catalana ). El rastro de la corrupción pepera en Baleares ha sido sólo medio tapado por el ruido superior que causa la corrupción del PP en otros lugares, especialmente en Madrid y en la Comunidad Valenciana. Las historietas riñosas de socios, familiares y enchufados ya las conocemos hace tiempo y son (como las políticas contra la lengua catalana, que el gobierno Prohens ha retomado de la mano de Vox), una vuelta al pasado, un trasto de otros tiempos que nadie tiene ganas de volver a ver. Y suponen también un síntoma de desgobierno y un ataque (uno de los más chapuceros) a la democracia. Prohens y buena parte de la gente que le rodea al gobierno y al PP son jóvenes: viniendo de ellos, se hace irritando esta pulsión para revivir lo peor de los años ochenta y noventa, los años que su partido tuvo el poder total en Baleares.

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