Dos adolescentes con el móvil en el instituto.
13/12/2023
2 min

Cuando hablamos de la restricción de móviles en la ESO porque ahora hemos visto que nos va fatal con las pruebas PISA (que podríamos traducir, en fin, como PISA) y que quizás tienen la culpa, pienso que es una idea genial.

Sí, sí. Tomemos el móvil (y perdone, que ya no hay nadie que diga “tomar”, porque todo el mundo dice “sacar”) y así se podrán concentrar, delicadamente, en el Chromebook. Decretamos que deberían tener ordenador para evitar la brecha digital y que, para evitar que lo utilizaran para mirar porquerías, ecs, lo caparíamos. No podrían entrar en páginas perniciosas.

El resultado es que evidentemente han demostrado que no hay brecha digital descapando el ordenador y jugando en el Fornite toda la hora. Esto tiene una gran ventaja: lo que no escucha, ni siquiera tiene la posibilidad de aburrirse. Lo que se sienta junto a lo que no escucha y juega en el Fornite, no puede evitar girar la vista a lo que juega en el Fornite, porque no se puede evitar. El ordenador, además, ofrece una pantalla eficaz para que el maestro, con suerte, sólo les vea el flequillo. Como este ordenador lo han comprado los padres (que no han protestado por el precio, como por el precio de los libros) será tratado de la misma forma que un libro. Se le tachará, se le darán golpes, y se le implementarán todo tipo de pegatinas.

Habremos solucionado la brecha digital y, en cambio, no habremos solucionado la brecha literaria. Habrá quien pase por la vida sabiendo qué es el Fornite pero no teniendo ni la más remota idea de que si coges un libro y el autor no te suena, puede ocurrir que el autor sea del siglo pasado y, por tanto, las cosas que pasan, también. En cine pueden entender un flash-back (que cada día los hacen más obvios), ¿pero en literatura?

Y esto está bien, porque de la misma manera que “no hay que memorizar”, dicen, “porque todo está en internet”, pues tampoco hay que saber leer, que , escucha, si el libro es bueno de verdad ya harán una teleserie.

stats