David Miró ha publicado un artículo que ha levantado mucha polvareda en el mundo del vino. "¿Qué vino toman los aspirantes a presidente de la Generalitat?" Salvador Illa, por ejemplo, dice un vino concreto. Caminos del Priorat. Sabe de lo que habla. Es el vino más (simplifico) “sencillo” de una bodega mítica del Priorat. Álvaro Palacios. Palacios –que hace vino en varios lugares de España– es uno de los bodegueros que llegaron al Priorat y lo situaron en el mapa. De él es uno de los vinos más caros y reputados del mundo, que es catalán. La Ermita.
Carles Puigdemont, Pere Aragonès y Laia Estrada dicen uva o DO. Jéssica Albiach elige un monastrell de Alicante.
Pero Carrizosa y Fernández dicen que son "de rioja" y "de ribera" y dicen bodegas. Decir que tú eres de rioja ¿qué quiere decir? ¿Te gustan los tempranillos? ¿Qué eres de la zona y has vivido, desde pequeño, esta uva? ¿Que sólo conoces el Pago de Carraovejas, un vino noble y fantástico, y nada más? Hay muchos riojas como hay muchos montsantes. ¿Puedo decir sin equivocarme que me gustan los autores castellanos y no los franceses? ¿Cuáles?
No se entendería mucho que a estos mismos presidenciables se les preguntara por una comida preferida y dijeran “la quiche” o “la pizza” o "el Arroz con plátano macho" si no lo justificaran con una historia personal o si no lo complementaran con un fricandó o unas habas y guisantes. Roda el mundo y vuelve al borne, claro. Yo adoro el burdeos, el borgoña, el rioja, pero adoro, también, sobre todo, los vinos de las DO que tengo en casa. Quiero todo, como en la librería. Es normal ir a La Rioja y tomar rioja. Es normal ir a Cataluña y tomar vino catalán. Que el vino catalán es buenísimo no hace falta demostrarlo. Reto a los candidatos a hacer una cata, en público, con los elaboradores catalanes. Quizás necesiten conocer. ¿Lo aceptan?