"Estoy muy asustada, me está entrando agua": los testigos de usuarios de teleasistencia fallecidos en la dana

Las grabaciones que entran en la causa sobre la gestión de la catástrofe en el País Valenciano confirman el grito de auxilio de algunos usuarios

La UME rescata a una persona con helicóptero en Utiel
ARA
13/11/2025
4 min

BarcelonaLas transcripciones de las conversaciones de víctimas mortales de la dana en el País Valenciano están poniendo cada vez más luz en las dimensiones de la catástrofe que sucedió hace un año en pleno desbarajuste del operativo de emergencias, condicionado por una convocatoria del Cecopio muy tardía, según reconoce la propia juez instructora, Nuria Ruiz Tobarra; y por la larga sobremesa del presidente Carlos Mazón. La magistrada ha incorporado al sumario las conversaciones escalofriantes de dos personas que acabaron muriendo en Utiel y Picanya. Los testigos confirman que 37 usuarios del servicio que prestan la Generalitat Valenciana y la Diputación de Valencia mediante una empresa concesionaria murieron pese a pedir auxilio.

Una de las transcripciones que se han hecho públicas es la de una usuaria del servicio de teleasistencia de la Diputación de Valencia que residía en Picanya. "Estoy muy asustada", afirma la mujer dependiente. "Tengo [la casa] llena de agua", dice. El interlocutor del servicio le recomienda subirse a un sofá oa la cama, pero ella le responde que ya está "en el sofá", justo antes de que el servicio de teleasistencia le pida que no se mueva y le comunique que avisará a la policía local del municipio. "¡Por favor, por favor!", exclama la mujer. El personal de teleasistencia se intentó poner en contacto con el cuerpo policial, pero todo apunta a que sin éxito porque no se refleja en conversación alguna. Justo después de esa llamada, llamaron a una amiga de la víctima para saber si alguien se podía hacer cargo, pero estaba aislada en un segundo piso.

"¿Ella no tiene ningún vecino en el piso de arriba que la pueda ayudar, o son solo casas bajas?", pregunta el servicio de teleasistencia. "Son sólo casas bajas, y la casa de los jubilados es una planta baja, no tienen dónde meterse", responde la amiga. El servicio de la Diputación vuelve a contactar con la mujer otra vez: "Está todo saturado. ¿Tiene algún vecino?", le piden, y obtienen la respuesta que el agua "entra con mucha fuerza". "Sube lo más arriba posible; no en el sofá, a una mesa", le dicen. "Estoy en el sofá, pero está entrando", espeta. En ese momento crítico le piden que "intente ir del sofá a la mesa": "Sigo pidiendo ayuda, ¿entendidos?", le dicen a la mujer. "Vale, por favor, rápido", ruega. Una ayuda que no llegaría para una mujer que acabaría muriendo ahogada, aunque el servicio seguía solicitando la asistencia, tal y como le responden. Tras esta llamada consta una decena de intentos de contactar con el 112 desde el servicio provincial de teleasistencia, algo que no fue posible.

Víctima de Utiel

En la otra transcripción recogida por la instrucción, una mujer llama al servicio de teleasistencia de la Generalitat para avisar a la desesperada sobre su madre, usuaria dependiente, porque la zona estaba inundada. "Si está en casa estará muy mal. Porque está el agua hasta arriba. Entonces miren a ver si pueden solucionarlo, por favor", exclama la hija, preocupada por la madre, que vivía en Utiel. "A ver, yo intentaré comunicarme con el domicilio. No tiene luz tampoco, no podemos contactar con él", contesta el interlocutor del servicio, comprometido a "averiguar algo".

Después de al menos seis intentos de contactar con el 112, el técnico lo consigue: "Tenemos una usuaria a Utiel a la que se le ha inundado la casa, tiene 90 años, y no pueden… no dejan acceder a sus hijos ni pueden contactar con ellos. Necesitamos saber si la policía o los Bomberos." Después, da indicaciones sobre el domicilio de la víctima y explica al personal del 112 que el servicio de teleasistencia no funciona porque no hay electricidad y que le resulta imposible hablar con la víctima. Entonces, llama a la hija para informarle de que han avisado a Emergencias y telefonea a la policía local de Utiel, desde donde se le pide que "vaya al grano porque hay muchas llamadas". "No estamos haciendo rescates", llegan a asegurar los agentes, que comentan que se están derivando las llamadas "en el punto de coordinación". Pero las llamadas no pararían y la hija de la víctima empezaba ya a admitir que se "teme lo peor", atrapada por la incertidumbre porque le dicen que no encuentran a su madre. El personal de teleasistencia llamó a su hija cinco veces más para saber si tenía noticias de su madre.

Informe desolador

Una empresa encargada de los servicios de teleasistencia ha entregado recientemente a la juez de Catarroja un informe sobre seis usuarios del sistema fallecidos, que reflejan un primer contacto en ese día que quedó registrado en Utiel –donde se desbordó el Magro– a las 15.51 horas del 29 de octubre. Constan datos de cuatro usuarios, puesto que en dos casos no está registrada la activación del servicio por parte de las mujeres por ninguna de las dos vías: ni personalmente ni a través de familiares. La jueza había pedido a la compañía que maneje el servicio las grabaciones de las llamadas del 29 de octubre por seis usuarios. A las 15.51 h, Mazón llevaba sólo tres cuartos de hora empezando el almuerzo de cuatro horas con la periodista Maribel Vilaplana.

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