Partidos

Borràs-Giró: una comida para tender puentes

Ambos dirigentes de Junts se encontraron en pleno ciclo electoral y en un contexto de malestar con Turull

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Jaume Giró y Laura Borras.

BarcelonaSi hay dos dirigentes dentro de Junts per Catalunya que representan la antítesis el uno del otro son Laura Borràs y Jaume Giró. La presidenta del partido y el exconseller discrepan sobre cuál es el rumbo político que debe tener Junts, tienen estilos diferentes a la hora de hacer política y se enfrentaron duramente cuando hubo la consulta sobre si el partido debía continuar en el Govern de la Generalitat. Son, de hecho, las caras visibles de las dos almas de Junts: Borràs representa los octubristas y Giró es la voz más reconocida del sector pragmático. Ahora bien, este verano han intentado tender puentes. Al menos vuelven a hablar. Según varias fuentes consultadas, ambos dirigentes almorzaron juntos justo antes de las elecciones españolas, en el mes de julio, con la idea de analizar en qué situación se encontraba el partido y también hacer balance del resultado de las municipales y las perspectivas del 23- J.

Preguntados sobre este encuentro, el entorno de ambos dirigentes lo enmarca en la “normalidad” y rebaja su importancia. "Siempre han mantenido una buena relación personal", dice el entorno de Borràs, mientras que fuentes cercanas a Giró remarcan que "hacía más de un año" que no tenían una reunión a solas y consideran que debe ser habitual que la presidenta de partido mantenga el contacto con los principales dirigentes.

Sin embargo, la reunión se produjo en un contexto clave: justo habían pasado las elecciones municipales y tanto pragmáticos como borrasistas tenían algo en común: estaban descontentos con la gestión que había hecho el secretario general del partido, Jordi Turull. Eso sí, por cuestiones muy distintas.

El contexto

El sector pragmático, donde aparte de la mayoría de los exmiembros del Govern están los alcaldes y cargos locales, discrepó con Turull por la gestión de los pactos postmunicipales. El secretario general vetó los acuerdos con los socialistas para priorizar alianzas independentistas sin éxito y Junts quedó fuera del gobierno de las diputaciones de Lleida, Tarragona y Barcelona (el PSC pactó con ERC), lo que enervó al territorio. Por su parte, los afines a Laura Borràs estaban molestos con cómo Turull y su adjunto, David Saldoni, habían gestionado toda la cuestión municipal. Los borrasistas compraban las alianzas independentistas (no querían pactar con el PSC), pero se sentían excluidos de la maquinaria del partido y, sobre todo, de las decisiones que tenían que ver con los cargos de confianza en los entes locales. Según ellos, las seguía tomando a Turull.

Parte de ese malestar afloró el pasado jueves en la reunión de la dirección de Junts en Altafulla, pero con una baja intensidad. Y es que las heridas que dejaron el 28-M y el 23-J han quedado aparcadas por la aritmética parlamentaria: Junts tiene la llave de la investidura de Pedro Sánchez, es el centro de atención de la política española y cualquier batalla interna ha quedado pospuesta hasta que se aclare el escenario. "Balón adelante", resalta un alto dirigente, que admite los límites de la convivencia interna.

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