Corbatas contra Sánchez

MadridLo primero que ha hecho Pedro Sánchez cuando ha llegado al Senado, como cada martes que hay sesión de control en la cámara alta, ha sido encerrarse –acompañado de los ministros de su gobierno– en una sala que queda justo delante del hemiciclo. Una especie de reunión de equipo antes de que el líder salte al barro. Alberto Núñez Feijóo lo esperaba en el interior del hemiciclo sentado en su asiento. Con corbata, como todos los senadores del PP. El presidente español, en cambio, fiel a la petición que hizo antes de empezar las vacaciones de verano, se ha presentado en la cámara alta sin. Lo han seguido todos los ministros y senadores socialistas.

Esta vez ya no ha habido saludo ni apretón de manos de manos de cortesía cuando el presidente español ha entrado en el hemiciclo como el que hubo el primer día que el líder popular puso los pies en el Senado. Los dos dirigentes han dejado de lado toda muestra de cordialidad y el debate se ha convertido en una batalla dialéctica que ha ido acompañada de la correspondiente guerra de aplausos entre una bancada y otra. Sánchez y Feijóo se han acusado mutuamente de insultarse; el líder popular ha enmendado al presidente español su análisis de la situación económica por triunfalista, y Pedro Sánchez le ha recomendado que revise sus propuestas por falta de solvencia “técnica”.

Los dos dirigentes políticos llevaban el discurso escrito, también las réplicas. Al senador popular y miembro de la mesa del Senado, Rafael Hernando, la primera réplica del presidente español a Feijóo –donde ha desnudado las propuestas del PP y los errores cometidos por su líder– se le ha hecho larga, y cuando ya llevaba 25 minutos hablando le ha dicho: "Sigue, sigue”. Sánchez lo ha oído y el presidente de la cámara alta, Ander Gil, le ha llamado la atención. Hernando ha explicado a posteriori en un tuit que lo había dicho porque Sánchez “se había perdido con el tocho de folios que le habían escrito”.

'Mangarrufes'

Al acabar el frente a frente, en los pasillos de la cámara, el equipo de Sánchez y el de Feijóo se presentaban como ganadores del debate. Mientras tanto, en el interior del hemiciclo, el senador de Més per Mallorca Vicenç Vidal regalaba una camiseta a Pedro Sánchez en la que se leía “Mangarrufes” (una palabra que en Baleares se usa para referirse a trampas o engañifa) para denunciar que en Baleares están hartos de los engaños del Estado. Quizás una metáfora de lo que pasaba a los pasillos.