Cuixart, al 'New York Times': "¿Qué hará España conmigo? ¿Eliminarme? No pueden"
El líder de Òmnium denuncia que está en la prisión por sus ideas y defiende que "lo volvería a hacer"
BarcelonaEn los quioscos de todo el mundo este martes se leía el titular siguiente: "Los separatistas, un quebradero cabeza para España incluso en la prisión". Es la portada del New York Times, que dedica una de las seis noticias principales del día al presidente de Òmnium, Jordi Cuixart. En las páginas interiores, el recuadro en tres párrafos de la portada se convierte en una extensa entrevista a Cuixart en la prisión de Lledoners. Y el titular se pregunta: "¿Criminal o mártir? Un preso pone en un dilema político a España". Y, de hecho, Cuixart tampoco deja de preguntarse en voz alta cuestiones que puedan dar respuesta a su futuro: "En algún momento, España tendrá que preguntarse a sí misma: ¿qué quiere hacer conmigo? ¿Eliminarme? No pueden", concluye. Así se acaba un reportaje que repasa los orígenes de Cuixart y también la evolución del Procés.
El diario norteamericano afirma que el estado español ve a Cuixart como "un criminal peligroso", a pesar de que "para sus partidarios y a los ojos de muchos países extranjeros es un preso político en el corazón de Europa". "Quieren que cambiemos nuestras ideas", afirma Cuixart. El reportaje recuerda que varios organismos supranacionales han advertido de que los presos políticos "son detenidos solo por expresar y actuar de acuerdo con sus opiniones políticas". Esto, sigue el artículo, "para el gobierno español –y para Europa en general– también se ha convertido en un quebradero de cabeza diplomático, que ha generado acusaciones de hipocresía".
Para responder a este problema, citan una declaración de la ministra de Asuntos Extranjeros española, Arancha González Laya, que afirma que los ex consellers y los Jordis "no son presos políticos" sino "políticos que han incumplido la ley". También cuentan con la voz del ex president Carles Puigdemont, que rebate las palabras de Laya diciendo que la situación actual los evoca a los días de la dictadura franquista. "Nos ha golpeado duramente y nos ha llevado al pasado", afirma.
Cogiendo el hilo de Puigdemont, el reportaje viaja hasta el año 1961, cuando se fundó Òmnium. Recuerda que la entidad fue impulsada "por un grupo de empresarios para promover la lengua catalana en un momento en el que estaba prohibido su uso público". También explica que poco después las autoridades franquistas cerraron Òmnium y el "grupo pasó a la clandestinidad".
Doble biografía
"Cuando Cuixart se criaba en las afueras de Barcelona en los ochenta Franco había muerto. Pero él todavía veía intolerancia contra su cultura", recordando que aunque los padres de Cuixart le pusieran Jordi de nombre, en documentos oficiales estaba registrado como Jorge. "Vieron la diferencia como una amenaza", espeta el líder de Òmnium. El reportaje se convierte en un biopic del proceso independentista, pero también en una biografía de Cuixart, y explica que se vio "arrastrado al mundo de las letras catalanas por un tío propietario de una librería" y que después entró en el mundo de los negocios. El año 1996 se afilió a Òmnium, cosa que despertó su "sentimiento nacionalista". "Ser catalán es más que una lengua y una línea de sangre. Es una decisión vivir aquí y estar aquí", apunta Cuixart.
La biografía del Procés, en este punto, también coge protagonismo: el artículo recuerda el Estatuto de Autonomía suspendido, el clamor por la independencia y los hechos de octubre del 2017. El 20 de septiembre, ante la sede del departamento de Economía, es descrito así por el New York Times: "Cuixart y Jordi Sànchez intentaron mediar entre los manifestantes y la policía. Establecieron caminos entre la multitud para que los agentes pudieran entrar en el edificio y anunciaron que cualquier persona que considerara la violencia era un traidor". El reportaje se centra en el 1-O, que dice que se celebró "en medio de represión": "El gobierno estatal de Madrid envió antidisturbios, que se apoderaron de urnas e incluso golpearon a algunos votantes". Pero actualmente, según el New York Times, la voluntad de independizarse ha ido a la baja: afirma que los "planes de secesión han muerto en gran parte".
Sentencia "muy severa"
"Pero después llegaron los cargos: sedición, uno de los delitos más altos de España". El reportaje califica la sentencia contra Cuixart de muy "severa" y dice que "estos cargos sorprendieron incluso a los expertos legales". "Tuve que buscar qué era incluso la sedición", afirma Cuixart. La entrevista empieza y se acaba en Lledoners, "un centro penitenciario construido para cerca de mil internos que acoge a traficantes de drogas y asesinos", según el diario. El líder de Òmnium concluye, igual que lo hizo en el juicio, que "lo volvería a hacer". "No pienso pedir perdón", sentencia Cuixart.