Comunes: la última carta del blackjack
La formación de Albiach aprobó los anteriores presupuestos, que tenían una partida de 120 millones para el macrocasino
BarcelonaJugarse la última carta en el blackjack supone calcular un cúmulo de circunstancias. Juega el azar, claro, pero también la estadística. Como en una repetición electoral, puedes tener clara tu jugada, que dependerá de cómo la percibe la gente y la mano que tengan tus rivales. Si este domingo hay elecciones es por un cúmulo de circunstancias que nos llevan a hablar de los comunes, y de su rechazo a los presupuestos por no aceptar el Hard Rock. El partido que representa Jéssica Albiach –y que no sabemos exactamente si lo lidera ella o Ada Colau– jugó fuerte contra el macroproyecto y forzó el adelanto electoral: “Por supuesto que con el Hard Rock el presupuesto no saldrá adelante”, decía Albiach.
Si situamos la escena un poco atrás, en el 2022, el discurso de los comunes, defendido por Joan Carles Gallego, era diferente: “Es bueno tener presupuesto. Porque cuando uno tumba unos presupuestos expansivos no está perjudicando a los partidos del gobierno; lo que está haciendo es perjudicar a la gente”, decía con vehemencia. Unas cuentas que en 2022 sí incorporaban la siguiente partida: "120 millones de euros del encargo de gestión del Centro Recreativo y Turístico (CRT) de Vila-seca y Salou": En catalán comprensible, los terrenos del Hard Rock.¿Dónde está la bolita?Que en el 2024 había unas elecciones en la esquina y en el 2021 el pacto cerraba una carambola con las cuentas del Estado y las del Ayuntamiento.
Un análisis rápido llevaría a pensar que los comunes deberían crecer en las encuestas: se han hecho fuertes en una promesa y han llevado sus principios hasta el final. ¿Por qué, pues, no hay runrún de buen resultado? Puede ser multicausal: el desgaste de un partido que pasó rápidamente de las plazas en el Ayuntamiento de Barcelona con resultado desigual; el de un movimiento que debía asaltar el cielo y ha terminado siendo unorestylingde Iniciativa; el de una muleta para el último gobierno hasta terminar cojos. Sus votantes deben decidir, en un marco tan polarizado, si el partido les sigue siendo útil. Cuando te juegas la última carta en el blackjack, anhelar el 21 te puede llevar a la derecha. Los comunes han jugado la carta definitiva, y el 12 de mayo sabrán si la apuesta ha salido bien o gana la banca.