El cuento de ERC

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El presidente Pere Aragonès con el líder de ERC, Oriol Junqueras.

BarcelonaERC ha sabido vivir en la contradicción. Un partido que se reivindica nueve en el poder, pero que de los últimos veinte años ha ocupado cargos en quince. Una formación en contra del juego que hace un all-in para defender un casino (bueno, vale, eso si nos creemos la teoría). Un partido que sabe asumir contradicciones, pero trabaja para taparlas. Un partido lleno de dirigentes que comienzan las frases con un “nosotros hemos dicho siempre” para disimular los cambios de opinión.

La contradicción original de esta Izquierda 2024 debemos situarla en el último trimestre del 2017. Si en las elecciones que vieron nacer ERC se hizo famoso aquello de “España se ha ido a dormir monárquica y se ha levantado republicana”, el despertar repentino de la DUI llevó a ERC de la presión a Puigdemont y las 155 monedas de plata a despertarse como la paladina del diálogo con el Estado.

Por eso, visitar la hemeroteca permite a la Izquierda del pasado discutir propuestas de la Izquierda del presente. “No nos vamos a dejar engañar ahora por la promesa de un referéndum imposible”, clamaba Oriol Junqueras en un mitin en el 2015. Parece que Pere Aragonès, que propone el referéndum acordado este 2024, estuviera respondiendo al mismo líder del partido nueve años después: “ Nos dicen que es imposible, pero lo que sabemos la gente de Esquerra es que imposible no sale en nuestro diccionario”. Y eso que el Junqueras del 2015 pedía que no les contaran "cuentos", porque los cuentos les contaba a sus hijos. Ese mismo año el actual presidente de la Generalitat consideraba el referendo pactado una pantalla pasada: "Si es reconocido por España, ya no es revolucionario, es pactado. Y eso ya lo hemos intentado".

ERC puede decir a su favor que no es contradicción, sino evolución. Que las abrandamientos de hace diez años son las lecciones de ahora. Pero los republicanos quisieron decir lo mismo y lo contrario de forma abrupta y sin pasar por la autocrítica, como si de repente creyéramos que aquel que no quería que le contaran cuentos ahora es adicto a los audiolibros. En algo pueden sacar pecho: contradictorios o no, todo el independentismo ha subido al barco de la negociación. El problema es que el 12-M los votos pueden pescar otros.

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