El PSC gana las elecciones y rompe la mayoría independentista

El batacazo de ERC, tercero lejos de Puigdemont, hace inviable la suma del soberanismo

El ganador de las elecciones Salvador Illa
13/05/2024
4 min

BarcelonaLa travesía socialista por el desierto acabó hace tres años, pero no ha sido hasta ahora que el PSC ha podido celebrar una verdadera victoria. Salvador Illa es el único que, sobre el papel, aspira a la presidencia de la Generalitat, gracias a los 42 diputados que ha logrado este domingo, que refuerzan la primera posición que ya tenía en el Parlament. Pero el motivo por el que podría volver a existir un presidente socialista en la Generalitat no son solo los buenos resultados del PSC, sino, sobre todo, el descalabro del independentismo.

Las frases de la noche electoral

De los 74 diputados y el 51,2% de los votos que logró el independentismo hace tres años en un hito histórico a 61 diputados y el 43,6%. Un resultado que incluye a Aliança Catalana, el partido de extrema derecha que irrumpe en la cámara captando parte del voto de protesta que venía de Junts, ERC y la CUP, los tres partidos que han pilotado hasta ahora un Proceso tocado de muerte.

Por primera vez desde la manifestación masiva de la Diada del 2012, los partidos independentistas no suman mayoría en el Parlament y la desorientación del movimiento hace pensar en cambios a corto plazo, algunos pendientes desde el 2017, cuando la represión del ' Estado empezó a hacer dudar a los dirigentes políticos de los pasos a continuación. "Habrá que asumir responsabilidades individuales", expresó el todavía presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, candidato del partido más castigado por la ciudadanía.

Las elecciones municipales y generales del año pasado fueron el preludio de lo que ha acabado ocurriendo unos meses después, y ni siquiera el miedo a ceder la Generalitat a un presidente no independentista ha movilizado a un electorado desencantado.

De hecho, los datos de participación ayudan a entender esta desmovilización. Respecto a hace tres años, los municipios con menos votos independentistas son los que más han visto crecer la participación y, en cambio, se ha vivido el efecto contrario en aquellos que en 2021 aglutinaron mayor voto soberanista. Un efecto visible ya a las 13 hy también a las 18 h en los avances de participación. A dos horas de cierre de los colegios, la participación había crecido doce puntos de media en los 40 municipios menos independentistas del 2021 y cinco puntos en las 100 localidades que menos voto soberanista sumaron hace tres años. En el otro lado, prácticamente no había cambios.

Al final de la jornada, la participación provisional era del 58%, y cuando se haga el recuento del voto exterior probablemente bajará por debajo de las de 2006 y 1992, que, excluyendo las elecciones de la pandemia, fijaron los peores registros en el Parlamento. Las catalanas, que durante el Proceso se habían convertido en las elecciones más importantes para los electores, han vuelto a perder importancia en las urnas y esta vez, a diferencia de lo ocurrido durante décadas, porque los soberanistas se han desentendido.

Una estrategia de dos caras

Sin alternativa en el flanco independentista, todas las opciones pasan por Salvador Illa, pese a que ayer Carles Puigdemont se resistía a aceptar ese escenario. Junts es el único partido soberanista que ha crecido, aunque ha quedado lejos de cumplir las expectativas generadas en torno al regreso de Puigdemont. Ayer el expresidente extendía la mano a ERC para presionar juntos a Pedro Sánchez.

El PSOE, es cierto, seguirá dependiendo de estos dos partidos –y de varios más– para hacer viable su precaria mayoría en el Congreso, pero difícilmente aceptará ceder la Generalitat a Junts y ERC, como ya apuntaba ayer Illa, que dará un paso adelante para ser investido en cuanto se constituya el Parlamento. De hecho, Esquerra se desmarcó ayer mismo y pasó la presión a los dos principales partidos de la cámara. “PSC y Junts han ganado. Les corresponderá gestionar la nueva etapa”, dejó dicho Aragonès, insinuando el camino de la sociovergencia para el país y el de la oposición para ERC.

“Por primera vez hemos ganado en votos y escaños”, celebraba ayer Isla, que destacó como “histórica” la victoria socialista, que, entre otros, dedicaba precisamente a Pedro Sánchez. El presidente español tenía entre ceja y ceja a las catalanas –sus rivales le acusan de haberse puesto a reflexionar antes de la campaña por ello– con la intención de conseguir un aval en su estrategia de negociación con el independentismo que tantos quebraderos de cabeza le está causando fuera de Catalunya.

Una estrategia que ha tenido los efectos contrarios en el partido que la promovió antes que nadie. ERC creció en la etapa postreferendo hasta recuperar la Generalitat ocho décadas después de la derrota republicana en la Guerra Civil. Pero cuando la represión ha perdido intensidad –a consecuencia de sus negociaciones en Madrid– los ciudadanos le han retirado su confianza: ha perdido casi 200.000 votos y 13 diputados, que harán que Aragonès siga la reciente tradición catalana de los presidentes de un solo mandato . Por su parte, la CUP, sin concretar ninguna estrategia y en un proceso de refundación que todavía no ha cerrado, ha perdido a más de la mitad de los diputados.

Las opciones de investidura

La fotografía del próximo hemiciclo deja tres mayorías posibles, las tres con el PSC como principal protagonista. La primera es la más obvia por las reminiscencias de la década de los 2000. El tripartito suma. Por poco, porque a los comunes no les ha ido mejor que a ERC, pero suma. Los republicanos quieren evitarlo e incluso querría esquivarle Isla, que podría atreverse con un gobierno en solitario (o incluidos los comunes), pero con la abstención de los republicanos en la investidura.

La segunda es la del PSC y Junts, que ayer Puigdemont descartaba del todo, pese a que el futuro del líder en el exilio es ahora incierto. Y la tercera dejaría a Isla en manos del PP y Vox –los populares fueron los otros grandes triunfadores de la noche–, una mayoría que el candidato socialista se ha negado a explorar en campaña. Él pretende romper los bloques y sumar a ERC y Junts a la ecuación. Ninguna de las combinaciones será sencilla ya partir de mañana las negociaciones monopolizarán la política catalana, que nunca volverá a ser la misma.

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