Clara Ponsatí i Jordi Graupera: "Puigdemont chantajea a la población. Es inaceptable"

Impulsores del partido Al mismo tiempo

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BarcelonaNo hace tres semanas, Clara Ponsatí y Jordi Graupera anunciaban la creación de un nuevo proyecto político, Al mismo tiempo, que debía presentarse en sociedad el 23 de abril. La convocatoria de elecciones anticipadas les ha obligado a acelerar los plazos, y ahora están recogiendo firmas –necesitan más de 5.000 en Barcelona– para presentarse a las elecciones del Parlament de Catalunya.

¿Quién encabezará la candidatura?

Jordi Graupera: Uno de nosotros, pero todavía no vamos a decir quién.

¿Por qué hace falta una cuarta opción independentista?

Clara Ponsatí: Es la única opción independentista. Las demás han demostrado, con los hechos, que no saben cómo hacerla, y algunos ni siquiera quieren.

¿Puigdemont no sabe o no la quiere?

JG: Lo que sabemos es que lo han tenido todo: una mayoría parlamentaria, la gente movilizada, dinero, todo. Y con todo esto no han hecho nada. No es que hayan intentado algo y se hayan encontrado con un muro infranqueable.

¿Y ustedes cómo harían la independencia?

CP: Con una mayoría social y control de las instituciones. Cómo debía haberse hecho en octubre del 2017.

JG: Esta pregunta se sostiene sobre la presunción que nos van a bombardear. Si no, ¿qué dificultad hay? Un gobierno declara la independencia, tiene el control de las instituciones, del orden público, de las infraestructuras, informa a todos los agentes implicados de lo que hay que hacer, aguanta las presiones del mundo internacional, y entra en negociaciones con las instituciones internacionales para consolidar el nuevo estatus. Lo único que hay en todas estas filas es que alguien piense que los españoles querrán bombardearnos.

No pensamos en bombardeo, pero sí en prisión, como ocurrió en el 2017. ¿Qué harían si se ordena el ingreso en prisión?

CP: Fueron voluntariamente.

JG: Nos saltamos muchas cosas hasta el ingreso en prisión, ¿no? Recuerdo la captura de pantalla del mensaje que utilizó Llamamiento por la Democracia, que le decía a la gente que fuera a la playa oa hacer el vermut el fin de semana después de la declaración de independencia.

¿Y qué debería haberse dicho?

JG: La independencia de Catalunya se realizará a través de una revuelta popular, acompañada de una posición muy firme de las instituciones y un control del orden público por la policía leal a la Generalitat. Nos sobran las fuerzas para hacer esto.

CP: Nos sobraban, nos ha debilitado la intervención de los últimos seis años. Y reconozco que este escenario que describe Jordi me parece poco probable de forma inmediata, pero se trata de trabajar para que lo sea.

JG: Y para hacer la independencia habrá que aguantar la amenaza de violencia.

¿Aguantar hasta cuándo? 

CP: Hasta la libertad. Es que no lo intentaron, y si no se veían con corazón y no habían hecho lo que tenían que hacer para llegar a ese punto, tenían que tener el valor de decirle al pueblo de Catalunya la verdad.

Usted formaba parte de ese Gobierno.

CP: Y soy la única persona de ese Gobierno que la noche del 1 de Octubre dijo: «¿No teníamos que hacer la independencia? ¿Nos saltamos el referéndum?» Y me dijeron: «Sí, nos lo saltamos». Acababa de entrar en política, no tenía experiencia y me dejé enredar.

¿Por qué hoy sería distinto? ¿Cómo haces que los Mossos d'Esquadra puedan ejercer control de fronteras?

JG: ¿Qué problema existe?

¿No ve ninguna?

CP: Si hay autoridad política, te has preparado y decides que eres el gobierno de ese país, esto no debe ser un problema. Evidentemente, en estos momentos los Mossos no están al servicio de la liberación del país.

La ANC propuso realizar nombramientos políticos a los Mossos, para asegurar que había policía junto al proyecto independentista llegado el momento. ¿Les parece una buena medida?

JG: Todo esto son intentos de aterrizar una gran incertidumbre que tiene la gente, con la presunción de que nadie obedecerá al Gobierno, de que la policía se juntará con la Guardia Civil y que entrarán tanques por la Diagonal. Y el objetivo es lo contrario. Tienes que ponerle difícil al mozo que duda y en el estado español tienes que ponerle difícil intervenir, porque el gobierno lo tienes tú. El país lo tienes tú, no ellos. La gente del país ya está ahí.

¿Qué les parece el anuncio de Puigdemont?

CP: Otra vuelta de la noria. Está pidiendo a los catalanes que le voten para que pueda volver, pero no veo ningún proyecto político. Es otra operación de camuflaje de su partido, que siempre que hay elecciones camufla sus siglas.

¿Es una buena noticia para el independentismo que vuelva?

JG: Creemos que se necesitan nuevos liderazgos, los del 2017 no sirven, y eso incluye a Puigdemont. Es la tercera vez que dice «Si me vote vuelvo». Y chantajea a la población, sabiendo que hay nostalgia de volver al momento de empoderamiento que fue el Primero de Octubre, y que se puede intentar encontrar aquella pulsión mirándole a él. Se aprovecha de la buena voluntad de la gente para chantajear y que le voten. ¡Es inaceptable!

¿A ustedes les perjudica que se presente?

CP: No lo sabemos, no tenemos herramientas a nivel demoscópico.

En pocos meses debería estar aprobada la amnistía, que le afecta también a usted. ¿Lo celebra?

CP: No, porque es el resultado de un pacto de entrega de armas con España. Pero hay que distinguir el componente personal y el político, yo celebraré que los exiliados vuelvan a casa. Y para ellos es un triunfo personal, pero no creo que sea un triunfo del independentismo.

JG: Es una grandiosa noticia para España, que tiene un problema muy grande llamado Cataluña, difícil de dominar y que necesitaba pacificar. Y esto sólo podía hacerse con la colaboración de los líderes independentistas. ¿Cómo lo haces? Los amenazas, los reprimes, los vallas en prisión o los envías al exilio y entonces les permites volver a la normalidad del business as usual antes a cambio de pacificar.

Puigdemont afirmó que vuelve para culminar el proceso y negociar un referendo.

CP: España nunca negociará un referendo. Por tanto, es lo mismo que ofrecía Esquerra.

¿Su premisa es que España nunca negociará un referéndum y, en cambio, sí aceptaría una Catalunya independiente por la vía unilateral?

CP: No, no estamos diciendo que España lo aceptaría, claro que no lo aceptaría. La pregunta es: ¿qué harían?

JG: Suponiendo que hubiera un escenario en el que España estuviera dispuesta a negociar cualquier cosa, seguro que no es el escenario en el que el presidente Puigdemont vuelve amnistiado por el PSOE. Porque no tienes bastante negociadora, ya te has rendido.

La investidura puede ser de Salvador Illa o de Carles Puigdemont, y todo depende de sus votos. ¿Qué hacen?

JG: Lo primero es no negociar con chantajistas. “Volveré si soy investido…”. No, siéntenos a una mesa, y que expliquen qué quieren hacer. Si conseguimos que los partidos independentistas quieran realizar la independencia del país, nos tendrán trabajando con ellos. Si no, no aceptaremos la presión del chantaje emocional. Un Gobierno como el último, de independentistas que no quieren hacer la independencia, no hace diferencia alguna a un Gobierno de socialistas.

¿Y si la investidura es para Aragonés?

JG: Es la misma respuesta.

¿Qué considerarían un buen resultado?

JG: Entrar. Si la gente nos da 15 diputados, es una revolución. Si nos da 68 ya nadie lo detiene. Si nos da 3 diputados, abriremos un resquicio que los partidos ya no podrán volver a cerrar.

¿A la vez es de derechas o de izquierdas?

JG: En este país, si eres independentista y eres de derechas, debes aceptar que hay que hacer algunas cosas de izquierdas. Y si eres independentista y eres de izquierdas, debes aceptar que hay que hacer algunas cosas de derechas.

Ejemplos concretos: impuesto de sucesiones. ¿Están a favor?

CP: La discusión sobre este impuesto hoy en día en la política catalana carece de todo rigor. Habría que bajar el tipo, probablemente retocar los mínimos, pero digamos que la política fiscal tiene muchas más variables y si estuviéramos gobernando nos preocuparíamos de otras muchas cosas.

Tope del alquiler.

JG: Creo que si el tope de alquiler dura más de cuatro años empezaremos a ver degradación del parque de vivienda, menos oferta de alquiler y menos construcción. Los partidos han estado 40 años mirando hacia otro lado y ahora, con la gente desesperada, nos lanzan a una batalla ideológica sobre el control de precios, cuando sabemos que en todas las experiencias en diferentes ciudades se ha degradado el parque de alquiler. A mí me parece criminal.

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