¿Está en riesgo la mayoría independentista?

El desgaste del Proceso pasa factura a los partidos y el PSC es quien lleva la mayor parte del pastel abstencionista

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Pere Aragonès, Albert Batet y Salvador Illa, entre otros, ayer en el pleno del Parlament.

BarcelonaEl independentismo ha reivindicado durante estos últimos tres años haber superado el umbral del 50% de los votos en las últimas elecciones al Parlament y tener una mayoría absoluta de 74 diputados, sumando los escaños de ERC, Junts y la CUP, la representación más alta desde el inicio del Proceso. Eso sí, unas cifras que el movimiento obtuvo con la participación más baja de la historia en unos comicios catalanes, en la que la pandemia jugó un factor determinante. Sin embargo, la mayoría del 2021 ha sido estéril para rehacer una hoja de ruta estratégica compartida y, de hecho, a medida que ha ido avanzando la legislatura, esta suma se ha ido agrietando hasta el punto de que Esquerra ha acabado gobernando en solitario y ha aprobado las principales leyes de la cámara con el PSC y los comunes. La desorientación del movimiento desde 2017 se ha traducido en un retroceso electoral –los politólogos Toni Rodon e Irene Rodríguez apuntaban, en un artículo en el ARA, a una media de 20 puntos porcentuales desde el 1-O– y el 12-M será una nueva prueba de fuego. Por el momento, las encuestas que se han ido haciendo públicas auguran que el independentismo podría perder la hegemonía en el Parlament. Sería la primera vez que no existe una mayoría nacionalista o independentista desde las primeras elecciones de 1980 en el Parlament. ¿Por qué está en riesgo esta mayoría ahora?

Si tomamos los últimos sondeos, Junts, ERC y la CUP se quedarían lejos del 50% de los votos y la suma de los tres se quedaría en torno al 40%. Todos los politólogos consultados por el ARA, sin embargo, subrayan que todos estos datos deben ponerse en cuarentena, porque todavía es pronto para tener una fotografía de cómo ha recibido la ciudadanía el adelanto electoral, y que variables como la participación serán claves. "Tenemos que coger las encuestas con precaución todavía. No es el mismo electorado movilizado cuando las elecciones se prevén dentro de un año que cuando se convocan de forma sorpresa para dentro de un mes", apunta la politóloga Cristina Monge, que añade que hasta después de Semana Santa el país no entrará "en modo" campaña electoral. De hecho, algunas de las encuestas que se han publicado hasta ahora se realizaron sin saber todos los candidatos que presentarían los partidos o incluso antes del anuncio del adelanto electoral, como el último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO).

De todos modos, hay algunos datos que se pueden tener en cuenta para entender cómo estaba la situación antes de que Pere Aragonès convocara los comicios de mayo. La última encuesta del CEO, por ejemplo, detecta que es el PSC quien se llevaría a la mayor parte de las personas que se abstuvieron en el 2021 y que ahora dicen que irán a votar. En concreto, un 18% frente al 8% que se llevaría ERC y el 7%, Junts. "Muchos votantes que en el 2021 no fueron a votar ahora lo harían por el PSC y eso es lo que explica en gran parte el retroceso de los partidos independentistas", apunta el director del CEO, Jordi Muñoz. Ahora bien, también hay un porcentaje que debe tenerse en cuenta: del 47% de las personas que se abstuvieron el 14-F los hay que tampoco irán a votar el 12-M, lo harán en blanco, nulo o todavía no han decidido qué van a hacer. Es en esta bolsa de indecisos donde los partidos intentarán pescar durante la campaña para decantar la balanza.

La abstención del votante independentista

¿Está el votante independentista igual de movilizado que en el 2017? La respuesta es que no, y éste es otro factor clave. Tal y como apunta el politólogo Pablo Simón, existe una parte del movimiento independentista que se ha movido hacia la abstención. Recuerda, en este sentido, que cuando "se ha polarizado mucho el eje nacional y se han producido participaciones masivas, el independentismo ha seguido ganando". Y el ejemplo, apunta, es la alta participación (79,1%) de las elecciones del 21 de diciembre del 2017, en las que el independentismo, pese a la victoria de Ciutadans –que demuestra que el unionismo también se movilizó –, logró mayoría absoluta en escaños (70 entre Junts, ERC y la CUP).

Ahora bien, el último CEO detecta que entre un 3% y un 6% de los votantes de Junts, ERC y la CUP podrían quedarse en casa en las próximas elecciones. En este sentido, Simón apunta que el hecho de que haya más abstencionistas del 2021 que ahora opten por el PSC y, en cambio, que haya independentistas de que ese 12-M se queden en casa explicaría el retroceso en el flanco soberanista. Ahora bien, el politólogo también pone en cuarentena los datos hasta ahora publicados: "Ahora tenemos la convocatoria oficial y la gente se activa". Y en este sentido, cree que el factor Puigdemont también puede ser clave para movilizar al electorado independentista. Monge coincide en que el expresidente ha marcado estas primeras semanas de precampaña, pero subraya que a partir de ahora habrá que ver si ese "protagonismo se mantendrá o no". "La gran pregunta es si la sociedad catalana ha pasado página del Proceso ya o no", añade la politóloga.

Más partidos

Los partidos independentistas tradicionales volverán a presentar su batalla el 12-M, pero se le añadirán otros. Han anunciado que se presentarán Clara Ponsatí y Jordi Graupera con la marca Alhora, pero también Aliança Catalana, el partido de extrema derecha de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols. ¿Cómo pueden influir en el tablero político? De entrada, pueden ser un factor movilizador para votantes independentistas que quizás se habrían quedado en casa porque no querían votar ni a Junts, ni a ERC ni a la CUP. Pero Simón también avisa de que puede jugar en contra del independentismo: "No sabemos si van a conseguir representación". En este sentido, añade que podrían restar votos a partidos como Junts, con los que tienen más frontera, pero que esto no se tradujera en escaños. El último CEO marcaba una fuga de votos del 7% de Junts hacia una bolsa de otros partidos, en la que se incluía Aliança Catalana.

Los politólogos consultados apuntan a un desgaste de las formaciones independentistas a raíz del Proceso y también la desmovilización del espacio como factores políticos clave de este retroceso en las urnas. Habrá que ver si, en el mes y medio que queda de campaña, los partidos independentistas son capaces de movilizar a su electorado más fiel, pero sobre todo, atraer la bolsa de indecisos. Si lo hacen, tendrán más números para salvar al match ball del 12-M.

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