El dilema está ahora entre pragmatismo o bloqueo

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El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en Bruselas.

MadridSorpresa. Ha habido un gran resultado de los socialistas. Nos habían dicho muy reiteradamente –sobre todo las empresas de encuestas– que venía una ola conservadora irresistible a favor del cambio, y que el PP estaba en condiciones de ganar las elecciones generales sin esforzarse demasiado, y no ha sido así. Feijóo ha hecho un buen resultado, con un notable incremento de votos y escaños, pero el hecho es que no llega, que no podrá alcanzar la presidencia del gobierno, sumando a sus diputados y los de Vox. Sánchez, en cambio, puede intentar la reedición de un tejido de pactos que le permita seguir en el Palau de la Moncloa. El dilema es entre pragmatismo o bloqueo.

La diferencia de votos entre PP y PSOE es relativamente escasa, y facilitará que Feijóo reivindique la oportunidad de someterse a la investidura, cuestionando los posibles acuerdos del PSOE para mantenerse en el gobierno. No creo que el líder popular logre su objetivo. Necesitaría abstenciones que difícilmente podrá obtener. Vistos los resultados, lo más probable es que Sánchez pueda presentarse a las consultas que en breve abrirá el rey Felipe VI para decirle que puede reunir los 176 votos que necesitaría para volver a contar con el apoyo del Congreso. Depende, en parte, de fuerzas independentistas, tanto catalanas como vascas.

¿Repetición electoral?

Este resultado interpela directamente a estas fuerzas. Es evidente que querrían aumentar la presión sobre el PSOE. Pero es improbable que los socialistas pudieran digerirlo. Podemos pensar que el precio político por las concesiones, en especial a ERC, ya lo pagaron en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Ahora bien, Esquerra no ha sacado gran provecho de ese apoyo e intercambio de contrapartidas políticas con los socialistas. Por el contrario, ha dado un importante paso atrás en estas elecciones. Junts tampoco ha sacado beneficio de la estrategia contraria, esto es, de la presión sostenida sobre el gobierno socialista. Por tanto, unos y otros tendrán que preguntarse ahora si a la ciudadanía, y a ellos mismos, les conviene más la repetición de las elecciones o el inicio de una nueva legislatura, aunque probablemente sería más conflictiva que la anterior

Es curioso, en todo caso, que para el PP la victoria electoral sea en estas circunstancias poco más que un premio de consolación. Podemos pensar que se ha quedado relativamente cerca de su objetivo, pero sin los apoyos necesarios. Ahora bien, si volvemos a vivir una etapa de bloqueo que acabe en el reconocimiento de que no se puede formar un nuevo pacto parlamentario, y si, por tanto, vamos a unas nuevas elecciones generales en unos meses, Feijóo tendrá una nueva oportunidad. Quizá sea su esperanza. Una vez visto que el PP no ha podido llevar a cabo el salto cualitativo al que aspiraba, puede alimentar la expectativa de que Sánchez no salga adelante, cuestionando, para empezar, que para una nueva investidura los socialistas tengan que aliarse de nuevo con Bildu, un partido que, no lo olvidemos, ha conseguido adelantar al PNV. Los otros ganadores de estas elecciones son el PSC y Salvador Illa, que aportan un buen puñado de votos y escaños a Pedro Sánchez.

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