REPORTAJE

"Aquí la gente vive de las jubilaciones de la minería, y los jóvenes se marchan"

Día 2: El Bierzo y las cuencas mineras, la periferia de la periferia

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Mina abandonada junto a la carretera que va de Ponferrada a Villablino, al valle de Laciana.
Dosier Castilla rica, León pobre Desplega
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Castilla rica, León pobre
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León-Corullón-Caboalles-LeónHay un chiste sobre El Bierzo que dice más o menos así: "Los de León no soportan a los de Castilla, los del Bierzo no soportan a los de León, y los de Ponferrada no soportan a los de Villafranca". En los confines de León, junto a Galicia, encontramos una comarca que ha desarrollado una identidad y una imagen de marca propia, muy ligada al mundo del vino y a los productos de la tierra. El Bierzo es zona de frontera, se sienten muy cercanos a Galicia e incluso en algunos pueblos se habla gallego, y después de ver cómo se desmantelaba la industria pesada que dependía de la minería, se ha reinventado hacia el turismo enológico y sostenible.

La gastronomía es su punto fuerte y hay locales históricos como el Mesón don Nacho, una auténtica institución en la comarca, situado en Villafranca del Bierzo, y que ahora lleva el hijo del fundador, Pedro Cao. Sin embargo, su hermano Nacho Cao, decidió emigrar hace 15 años al País Valenciano por la falta de oportunidades laborales en la zona y para formarse en el ámbito de la hostelería. Ahora trabaja en un hotel en Peñíscola, en el Baix Maestrat. La pregunta está clara. ¿Volvería ahora que el Bierzo está de moda? "No lo descartaría, e incluso me gustaría, pero ahí todo son microproyectos familiares, y no es tan fácil encontrar trabajo", comenta por teléfono.

Pero ahora existe una amenaza latente contra esta apuesta estratégica por el turismo sostenible: siete parques eólicos que quieren instalar en zonas de montaña casi vírgenes. En el pueblo de Corullón nos encontramos con Susana Davila, Eduardo Silva y Marcos Rodríguez. Forman parte de la asociación Rural Sostenible, una de las más activas contra los parques eólicos en la zona. "Nosotros somos gente de estos pueblos, queríamos huir de la idea de cuatro ecologistas oponiéndose a un plan, aquí casi todo el mundo está en contra", explica Eduardo. Él es un ejemplo de la apuesta por un modelo de turismo sostenible que se está ensayando en la zona. Tuvo un restaurante, pero ahora es más bien un dinamizador, por ejemplo del mercado de productos de la tierra. Susana Davila es un caso singular. Ella es de Vigo, pero hace diez años se instaló en el Bierzo y aquí ha encontrado su sitio también en el ámbito del turismo rural. Y por último, Marcos, que es un fotógrafo artístico que ayuda a la asociación a documentar los paisajes en peligro por los parques eólicos.

Marcos Rodríguez, Eduardo Silva y Susana Davila, de la plataforma Rural Sostenible, ante la zona donde quieren instalar parques eólicos.

Nos llevan frente a la Peña del Seo, donde había una mina de tungsteno de la que se extraía mineral que los nazis compraban para construir munición. Esta es zona de maquis y leyendas, con una neblina que lo rodea todo. "El impacto paisajístico sería brutal, y además la mayoría de los terrenos donde están planificados son comunales", se queja Silva, quien admite que algunas juntas vecinales pueden caer en la tentación de aceptar un dinero a cambio de la instalación de los molinos.

Un poco más allá, junto a Galicia, se encuentra el hayedo de Busmayor, el más occidental de Europa, y justo encima también habría molinos. La casualidad hace que mientras recorremos esos caminos de montaña nos encontramos con un joven naturalista armado con unos prismáticos que está haciendo un informe de impacto ambiental para una de las empresas energéticas. "Estoy buscando buitres, pero no sé qué debo encontrar para detener el proyecto, la verdad", nos dice bastante abatido. "Un amigo mío encontró urogallos, que están protegidos, y el proyecto se hizo igual". Nuestros activistas le animan a seguir buscando y a hacer lo que se pueda.

Vista de las montañas del Bierzo donde se quieren instalar hasta siete parques eólicos.

"Es muy injusto", comenta Susana Davila, "aquí estamos haciendo las cosas bien para salir adelante con nuestro estilo de vida y ahora esto amenaza con destrozarlo todo". El problema no son tanto los molinos, que también, sino las torres de evacuación de la electricidad, que pasan junto a viñedos centenarios. El sector del vino también está en pie de guerra.

Vamos a ver a uno de estos viticultores afectados. Marcos García y su hermana Elena tienen una pequeña bodega, Vinos Valtuille, en la que elaboran un vino de viñedos que tienen un mínimo de 80 años de variedades autóctonas como la mencía. "He visto los planos de las torres y una de ellas va a solo cinco metros del viñedo, un poco más y me toca encima", se lamenta. "Mira, ya no pedimos ayuda, sino simplemente que no nos jodan. Los que se han ido no volverán, pero al menos que los que quedemos tengamos un futuro", pide.

El viticultor  Marcos Garcia, de Vinos Valtuille, ante sus viñas centenarias.

Valtuille es el corazón de la DO Bierzo, un pueblo de 80 habitantes con 10 bodegas. El mayor problema que tienen aquí es la mano de obra. "Antes los jóvenes venían a hacer la vendimia y se ganaban uno duros, pero ahora no encontramos gente. Los jóvenes no vienen y tampoco hay inmigrantes", explica López.

La oposición a los parques eólicos ha unido toda la comarca, desde los vecinos a los principales viticultores, como Ricardo Pérez Palacios, ganador dos veces de los 100 puntos de la guía Parker con el vino La Faraona. Palacios ha impulsado la asociación Paisajes y Viñedos del Bierzo, una de las más activas y que tiene más recursos para enfrentarse a las energéticas, en su mayoría extranjeras.

Eduardo Silva, de Rural Sostenible, está convencido de que todos estos proyectos son producto de la especulación con los fondos europeos. "Quieren captar el máximo de estos fondos y no les importa cómo", asegura. Los parques están pendientes ahora de las autorizaciones definitivas por parte del ministerio y la Junta, pero el tema no está en la agenda política de la campaña. Estamos en la periferia de la periferia. Y ahí hay muy pocos votos en juego. El desapego hacia la idea de Castilla y León es visible en los ataques con pintura que reciben los carteles con el logo de la Junta.

La ruta de las minas abandonadas

La carretera que lleva desde Ponferrada hasta Villablino, recorriendo la cuenca minera del valle de Laciana, es como visitar un enorme cementerio de animales prehistóricos, un paisaje apocalíptico formado por centrales térmicas cerradas como la de Compostilla II y minas abandonadas siguiendo el curso del río Sil. No existe rastro de actividad humana. Como si hubiera habido un cataclismo y el tiempo se hubiera detenido para siempre. Solo quedan estructuras de edificios con los cristales rotos, vagonetas que no van a ninguna parte, cintas de transporte de mineral oxidadas. La postal de una cuenca que fue rica y hoy siente que no tiene futuro.

Mina abandonada en la carretera de Ponferrada a Villablino, en el valle minero de Laciana.

En Caboalles de Abajo nos encontramos con el escritor Armando Murias y su prima María Jesús, que es profesora de instituto en Villablino. "Aquí la mayoría de la población vive de las jubilaciones y prejubilaciones de la minería, y los jóvenes se marchan", nos comenta Armando. La pesadilla de los cierres empezó hace 20 años y acabó hace pocos años cuando se clausuró la última mina. Muchos de los parroquianos que encontramos en el bar donde hemos quedado son mineros jubilados, alguno de ellos con evidentes problemas con la bebida. "El problema es que los hijos se marchan porque sienten que aquí no tienen futuro, y en algunos casos también se van los padres con ellos", explica el escritor. Él también es un caso parecido, puesto que vive en Oviedo y solo vuelve ocasionalmente al pueblo de su juventud.

Su prima María Jesús sí que se ha establecido aquí definitivamente después de ejercer de maestra por Asturias, siempre en zonas mineras. "Aquí más que leoneses somos medio asturianos y medio gallegos", explica. Las zonas fronterizas tienen este crisol de identidades, y se sienten en tierra de nadie, abandonados por todo el mundo.

El escritor Armando Murias y su prima María Jesús, profesora de instituto, en Caboalles de Abajo.

Queremos hablar con ella del sistema educativo castellanoleonés y el éxito de sus estudiantes en las pruebas Pisa, donde están los primeros en competencia lectora y los segundos en matemáticas y ciencias. El profesor Gutiérrez, de la Universidad de Salamanca, ya me había explicado que Castilla y León había sido la primera zona de España en ser alfabetizada de forma masiva en el siglo XIX, y que esto había creado un poso, una conciencia compartida de la importancia de la cultura como método para progresar en la vida. "Por lo que me cuentan los compañeros que vienen de Castilla, ahí sí que hay esa conciencia de que se tiene que estudiar, porque son gente que vive en unas condiciones muy difíciles en el campo, y tienen mucha capacidad de sacrificio, pero aquí esto no ocurría porque los jóvenes podían entrar en la mina y ganar dinero de forma muy rápida", afirma.

«El problema es que aquí no se ha creado una cultura de emprendimiento y no hay proyectos de futuro ni se ha pensado en una reconversión de la economía. No sabemos qué va a ocurrir cuando la gente que recibe las prestaciones se vaya muriendo en los próximos 20 años», relata compungida. «En mi instituto eran 600 alumnos cuando llegué y ahora hay 200», recalca.

A nuestro alrededor todavía se ve cierta actividad, bares y tiendas, y hay también una estación de esquí cerca, pero también es visible una mina abandonada en medio del pueblo. Sin embargo, huele a carbón. «Esto se debe a que muchas cocinas aquí son de carbón, porque se recibía una parte del sueldo en mineral. Ahora la empresa Hunosa, controlada por el Estado, debe comprar carbón fuera para pagar a los mineros jubilados, es surrealista», dice Armando, que ha convertido a Caboalles en escenario de alguno de sus cuentos y es un experto en jerga minera.

La carretera que lleva de vuelta a León pasa por la comarca de Babia, donde se retiraban los reyes leoneses a descansar. "Estar en Babia" pasó después a significar estar despistado o ausente en castellano. Un poco lo que le ocurre a este territorio tan bonito.

Dosier Castilla rica, León pobre
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