REPORTAJE

Burgos, la provincia 'catalana' de Castilla y León

Día 3: La capital burgalesa es una ciudad industrial que ahora ha sumado el atractivo del yacimiento de Atapuerca

Pont sobre el río Arlanzón, a su paso por el centro de Burgos.
14/02/2022
4 min
Dosier Castilla rica, León pobre Desplega
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Castilla rica, León pobre
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Los gráficos que explican las elecciones de Castilla y León

BurgosDe camino a Burgos los tonos cromáticos cambian. El amarillo y el marrón oscuro dejan paso a un verde y marrón más arcilloso, una paleta más cercana a los paisajes cantábricos y vascos. Atravesamos Palencia, donde también hay una fábrica de Renault, y llegamos a la ciudad que Vox eligió para realizar el acto inicial de campaña, a los pies de la famosa estatua ecuestre del Cid. Burgos es la provincia catalana de Castilla y León, cuya renta per cápita es de 30.000 euros. Su secreto es el elevado peso de la industria, que representa más de un 30% del PIB (en Catalunya no llega al 20%). Destacan empresas del sector de la industria auxiliar del automóvil como el grupo Antolín, que ya es una multinacional presente en 26 países, y del sector aeronáutico, como Aciturri, situada en Miranda de Ebro, junto al País Vasco.

En Burgos hablamos con Juan Ignacio Ruiz Crespo, responsable de la federación de industria de CCOO en la provincia, que incluye el metal, el agroalimentario y el sector farmacéutico. "Aquí hemos tenido la suerte de que en los años 70 se creó un polo de empresas que ha ayudado a crear un tejido industrial potente", admite Ruiz Crespo, que es completamente consciente de que la situación que se vive en Burgos tiene muy poco que ver con otros rincones de Castilla y León. Él entró a trabajar en el grupo Antolín hace 35 años como especialista de producción, es decir, manejando una máquina de revestimiento de interiores de vehículos, y hoy, con 53 años, es un liberado que representa a un total de 15.000 trabajadores.

Juan Ignacio Ruiz Crespo, responsable sindical de industria de CCOO en Burgos, ante la sede del sindicato.

A pesar del éxito de Burgos, es crítico con el gobierno autonómico. "No ha habido una verdadera política industrial, una planificación por ejemplo para sustituir la minería leonesa", se lamenta. "Y aquí cada municipio ha querido tener su polígono industrial, y muchos ahora están vacíos", recalca.

Uno de los ejes industriales más importantes es el que une Miranda de Ebro con Vitoria. Esto hace que muchas empresas decidan situarse al otro lado de la raya para aprovechar los beneficios fiscales de la hacienda foral alavesa. "Muchos trabajadores solo tienen que atravesar una calle del polígono y ya están en Euskadi", explica Ruiz Crespo desde la sede del sindicato, un edificio que recuerda su homólogo catalán de Vía Laietana, antiguo y farragoso, que contrasta con el lujo de las sedes corporativas de las empresas que se ven desde la autopista.

Burgos tiene un mix económico casi perfecto. En Aranda de Duero hay factorías de Michelin y Bridgestone, en Lerma está Gamesa, que fabrica multiplicadores eléctricos para los parques eólicos, y después plantas de empresas agroalimentarias tan potentes como Campofrío, fundada en Burgos en 1952, o Leche Pascual, que nació en Aranda de Duero. No cabe duda de que la provincia ha sabido aprovechar su posición estratégica, entre Madrid y País Vasco.

El ejemplo de Atapuerca

Esta prosperidad se nota en la ciudad, que ahora ha sumado un nuevo atractivo con un ejemplo de cómo aprovechar un descubrimiento arqueológico, el yacimiento de Atapuerca, para crear un verdadero complejo dedicado a la evolución humana con un museo, un centro de investigación internacional y un palacio de Congresos. La arqueóloga Aurora Martín, que es la coordinadora general del museo, destaca sobre todo el diseño del edificio, obra del arquitecto y pintor Juan Navarro Baldeweg, y que busca reproducir el paisaje de Atapuerca en el centro de la ciudad. "Somos un ejemplo internacional de gestión de un yacimiento", afirma Martín.

La arqueóloga Aurora Martín dentro de una escultura que representa el cráneo de un homínido instalada ante el Museo del Evolució Humana, en Burgos.

El 8 de julio de 1994 Martín, que era la única mujer que excavaba en Atapuerca, descubrió un molar que después serviría para definir una nueva especie, el Homo antecesor. Era la culminación de una aventura que había comenzado en 1980, cuando a partir de un anuncio en la prensa se sumó al equipo de arqueólogos liderado por Emiliano Aguirre. Visitar el museo representa, hoy en día, revivir esa aventura y entender mejor nuestra naturaleza. "Esto es un museo de nosotros -explica Martín-, por eso incluye la parte cognitiva y la cultural, no solo los fósiles".

No hay duda de que el Museo de la Evolución Humana es un polo de atracción de talento y recursos para toda la ciudad, una forma fantástica de hacer converger conocimiento con prosperidad, gracias a un equipo que apostó desde el principio por la divulgación para implicar al resto de la sociedad. En el último año "normal", en 2019, el museo recibió 150.000 visitantes y los yacimientos 90.000.

Una sala interior del Museo de la Evolución Humana, en Burgos.

Con este ejemplo de éxito subimos el regreso hacia Madrid, la gran chupadora de recursos, incluso de lugares ricos como Burgos o Soria, que no pueden evitar la pérdida de población. En el caso de esta última provincia, casi tan grande como Lleida, toda su población podría albergarse en el Camp Nou. Habrá que ver si esta realidad tiene alguna consecuencia electoral en forma de diputados de las plataformas de la España vaciada y si se pone fin a la hegemonía conservadora en el gobierno autonómico que lleva ya 35 años.

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