BarcelonaSalvador Illa se presentó a las elecciones catalanas con la promesa de poner punto y final al Proceso y abrir una "nueva etapa" en Catalunya. Esta etapa debía centrarse en una mejora de los servicios públicos y en la negociación de una nueva financiación, una carpeta en la que finalmente los socialistas se han visto forzados a asumir el modelo "singular" de ERC para que la Generalitat recaude todos los impuestos. No es lo que el PSC había defendido hasta ahora, pero la aritmética parlamentaria les ha llevado a tener que ceder para tener los votos de los republicanos y pasar el filtro de la consulta a las bases que acabó avalando la investidura. En su primera intervención desde que reunió los votos para ser presidente, ante la ejecutiva del partido, Illa quiso hacer suyo este pacto públicamente: "Mi compromiso y el del PSC es cumplir íntegramente los acuerdos". Ante la agitación que la posible salida de Cataluña del régimen común ha generado en algunos varones socialistas, ha avisado de que este pacto no va "en contra de nadie" y ha reiterado el compromiso de PSC, Esquerra y los comunes con la solidaridad entre territorios.
El candidato socialista se encamina ahora hacia una investidura que se podría celebrar ya la próxima semana. De hecho, este mismo sábado ha comunicado al presidente del Parlament, Josep Rull, que ya tiene los 68 votos que necesita para superar con éxito un debate que podría condicionar el regreso del expresidente Carles Puigdemont. Sin referirse a ello, Illa ha lanzado un aviso: "La política es un ejercicio y un trabajo colectivo, no es en ningún caso un ejercicio de individualismo. La política es un ejercicio de realismo, no de fantasías". Aunque el PSC haya ligado los votos de Esquerra y los comunes, la mayoría para investir a su candidato todavía podría tambalearse si las juventudes de ERC niegan el apoyo de su diputada en el Parlament, Mar Besses. En todo caso, Illa confió en que Rull convoque el pleno lo antes posible y que el proceso se pueda desarrollar con normalidad (es decir, haya o no una suspensión de la sesión ante una posible detención de Puigdemont).
En las últimas semanas, el líder del PSC ha seguido de cerca unas negociaciones que desde el principio los socialistas auguraban complicadas por la banda de ERC, a quienes los malos resultados el 12-M han abocado a una crisis (agravada por el caso de los carteles de los Maragall) que ha tenido que compatibilizar con el debate interno sobre cómo utilizar la clave que les dieron las urnas: en otras palabras, si investir al PSC o precipitar la repetición electoral. Ha habido momentos de mayor y menor optimismo, y fuentes de la negociación subrayan que el candidato ha querido estar al caso en todo momento del estado de las conversaciones, que acabaron desencallando gracias al sí finaldel PSOE a la financiación singular. "Pero las ha afrontado con mucha tranquilidad y confianza", explica al ARA otra fuente. "Es una persona serena, que sabe controlar muy bien las emociones", añade. Hoy, Isla agradeció el trabajo a los negociadores de las tres bandas y puso palabras a lo que era un sentimiento general en la calle Pallars, donde se reunió este sábado la ejecutiva del partido: "Me siento satisfecho, feliz y esperanzado".
Del 'Gobierno alternativo' a la plaza Sant Jaume
Si no hay sorpresas de última hora, Illa llegará a la Generalitat después de tres años golpeando piedra desde la oposición en el Parlament. El PSC le situó como candidato en el 2021 en sustitución de Miquel Iceta aprovechando el empuje que les daban las encuestas y la reputación (y fama) que se había ganado al frente del ministerio de Sanidad en los peores meses de la pandemia. Elefecto Isla se cumplió: el PSC ganó las elecciones en votos y empató en 33 diputados con ERC. Entonces, la mayoría independentista investió a Pere Aragonès e Illa se vio relegado a jefe de la oposición. Sin embargo, se empeñó una fórmula para demostrar qué habrían hecho los socialistas si hubieran podido liderar un ejecutivo: el Gobierno alternativo de Cataluña, inspirado en el Govern a la sombra de Maragall, y con el que ha hecho 50.000 kilómetros en casi tres años. Le ha servido para ganarse simpatizados en todo el territorio, pero también para acercarse a sectores sociales y empresariales que, ya en campaña, se han significado a su favor. Como reconocen desde el mismo partido, Illa ha situado al PSC en un espacio más transversal –o más a la derecha, como le recriminan los comunes y ERC– y le ha hecho atractivo al electorado exconvergente.
La salida de Junts del Govern en el 2022 brindó al PSC la ocasión de hacer valer a sus 33 diputados en las negociaciones con el ejecutivo en solitario de ERC. Hasta entonces, Isla se había hartado de extenderle la mano sin éxito, reivindicando una "política útil" con un tono en las antípodas del de Cs, coincidiendo con el deshielo de las relaciones de republicanos y socialistas en el Congreso de los Diputados desde la investidura de Pedro Sánchez. La primera prueba del algodón llegó con las cuentas del 2023. Los socialistas pusieron a Aragonés contra las cuerdas y, a cambio de su sí, les forzaron a aceptar desatascar el Hard Rock, la B-40 en el Vallès y la modernización de el aeropuerto de Barcelona. En la negociación de la investidura se han girado las tornas y el PSC ha tenido que aparcar sus planes para estos macroproyectos.
El acercamiento a Esquerra provocó la embestida del PP, Vox y Cs contra el PSC de Illa, uno de los dirigentes que más se significó con el movimiento unionista en el 2017 y que, hasta ahora, siempre ha defendido la aplicación del 155 en ese momento –también fue el primer líder socialista en hablar en castellano en el Parlament–. Estas posturas se han ido suavizando (en ocasiones, a la fuerza: tuvo que aceptar la amnistía para investir a Sánchez a pesar de haberse mostrado en contra) y ahora el PSC de Illa vuelve a hablar de Catalunya como a "nación" sin esconderse. Esto ha enfriado las relaciones con el unionismo cívico: "Su cambio de postura no es un cambio de postura ideológico, sino por conveniencia para seguir en el poder, como Pedro Sánchez", lamenta una voz de SCC.
El candidato mejor valorado del CEO
Salvador Illa es, según el último CEO, el candidato a la Generalitat mejor valorado y el único que aprueba, con un 5,2. Sus colaboradores le definen como un político incansable: se levanta a las cinco de la mañana o antes (a menudo para ir a correr) y aprovecha los vacíos entre reuniones y actos para realizar llamadas, ponerse al día con los temas pendientes o repasar notas. Corredor de maratones, afrontó el camino hasta la Generalitat como una carrera de fondo. Llegará con un grupo parlamentario de 42 diputados (curiosamente, el mismo número de kilómetros que tiene un maratón) y después que el PSC haya ganado por primera vez en su historia unas elecciones en votos y en escaños.
"Pero sobre todo es un político honesto", dice a una voz socialista que ha trabajado en ella codo con codo. ¿En qué ha cambiado la Isla que aterrizó en el Parlament en el 2021 respecto a lo que se encamina ahora hacia la plaza Sant Jaume? "Conoce mucho mejor a Catalunya", sentencia esta voz. Isla fue alcalde de la Roca del Vallés durante 10 años y después trabajó un tiempo en sottogobierno del tripartito y al Ayuntamiento de Barcelona, pero en los últimos años se había dedicado, sobre todo, a poner orden en la trastienda del PSC como secretario de organización. Con él, los socialistas volverán a la Generalitat 14 años después de que José Montilla tuviera que hacer las maletas para dejar paso a Artur Mas, poniendo punto final a la suya peregrinación por el desierto durante los años del Proceso. Pero, a diferencia de los dos tripartitos de Maragall y Montilla, Illa se pondrá al frente de un Govern en solitario. Sobre su composición, sólo ha avanzado que fichará a la alcaldesa de Santa Coloma, Núria Parlon, como consejera de Interior y que le acompañará el mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero como director de la policía. ¿Quién más se sentará con Isla en la mesa de la Sala Tarradellas de Palau? Varias fuentes consultadas por el ARA señalan que esto, de momento, sólo lo sabe él.
Albiach e Isla escenifican la firma del acuerdo de investidura
El PSC y los comunes han escenificado esta tarde la firma del pacto de investidura en un acto en la Biblioteca de San Ildefonso de Cornellà de Llobregat. Jéssica Albiach y Salvador Illa, acompañados de miembros de los equipos negociadores, han estampado la firma en el acuerdo que ambos partidos hicieron público una vez Esquerra anunció el preacuerdo con los socialistas el pasado miércoles.
La decisión de escenificar la firma en esta población del Baix Llobregat no ha sido en absoluto casual, ya que es uno de los lugares donde se quieren aplicar con mayor determinación las políticas de vivienda de la próxima legislatura. Además de una fuerte inversión en materia de vivienda, con 50.000 nuevos pisos protegidos, el pacto entre socialistas y comunes también prevé la recuperación progresiva de la sexta hora lectiva, la gratuidad de las guarderías o el compromiso de “no facilitar” macroproyectos como el Hard Rock.