¿La izquierda castiga más la corrupción que la derecha?

El presidente español, Pedro Sánchez, en la sede de Ferraz.
04/07/2025
4 min

BarcelonaUn nuevo caso de (presunta) corrupción sacude desde hace días al gobierno español y la supervivencia de la actual legislatura. Los asuntos del caso Koldo que afectan a José Luis Ábalos y Santos Cerdán, ambos exsecretarios de organización del PSOE y, por tanto, hombres de máxima confianza del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, dibujan una (posible) película que observamos regularmente en la política del estado. No en vano, a ojos de la ciudadanía la corrupción se considera un problema endémico que afecta a buena parte del arco parlamentario. Según el ranking que elabora Transparency International sobre la percepción de la corrupción, España se situaba el año pasado en posición 46 de 180, justo por encima de Omán y por debajo de Cabo Verde, Letonia o Costa Rica. No sólo la lucha contra la corrupción es muy mejorable, sino que la evolución indica que se está yendo atrás: los indicadores muestran que desde 2019 las instituciones se perciben como cada vez más corruptas.

Mientras los casos de corrupción que hay (y los que quizás vendrán) ocupan portadas, hay una pregunta que se cierne sobre las tertulias políticas y en el jefe de los estrategas electorales: ¿castigarán a la corrupción, a los votantes? Una duda que a menudo viene asociada a otra: ¿la izquierda castiga más la corrupción que la derecha? Una amplia investigación en disciplinas diversas nos indica que la corrupción no siempre castiga a sus responsables en las urnas, por motivos diversos, desde la idea de que "ropa, pero al menos hace cosas" a la dificultad de identificar quién era el responsable. También por el medio que se consume, que puede generar una visión distorsionada del caso. Con todo, uno de los mecanismos más poderosos es lo tan viejo de "ningún jorobado se ve la joroba, ni ningún cornudo los cuernos" o, dicho en términos más técnicos, las gafas partidistas e ideológicas hacen que se menosprecien los casos de corrupción propios ("sólo son unas manzanas podridas") y se valoren casi únicamente los de los rivales.

La derecha, más tolerante con prácticas corruptas (con excepciones)

Ahora bien, ¿es ésta una tendencia global o afecta a algunos grupos ideológicos más que a otros? Un estereotipo popular sostenido por algunos nos diría que las izquierdas, preocupadas sobre todo por cuestiones morales, tienen mayor aversión a la corrupción y la castigan mucho más que las derechas. Este último bloque sería más pragmático e incluso estaría habituado a estas prácticas.

Los barómetros de la Oficina Antifrau incluyen regularmente baterías de preguntas sobre prácticas corruptas en el ámbito ciudadano, cómo quedarse con una cartera de 200€ a pesar de saber de quién es, llamar a un médico amigo para evitar la lista de espera o contratar un servicio sin IVA, entre otros. Si miramos los datos, casi 9 de cada 10 personas de izquierdas consideran nada o poco justificables estas prácticas. En cambio, entre las personas de derecha o extrema derecha, entre 6 y 7 personas de cada 10 las justifican. Curiosamente, cuando se les pregunta por la corrupción institucional, 9 de cada 10 ciudadanos de derecha (y de centro) ven mucha o bastante, una cifra ligeramente menor entre la ciudadanía de izquierdas.

Persones que consideren poc o gens justificables les següents accions per ideologia
En percentatge
Gent que considera que a Catalunya hi ha molta o bastanta corrupció per ideologia
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En un artículo académico publicado en 2014 por Eva Anduiza, Aina Gallego y Jordi Muñoz, ya se mostraba una tendencia similar: los votantes del PP tenían más tolerancia a los casos de corrupción de su partido que a los votantes del PSOE respecto a los casos socialistas. Sin embargo, en ambos casos para que la corrupción se penalice suelen ser necesarios grandes casos de corrupción, altas dosis de información, que ésta llegue a la ciudadanía y una alternativa política más bien viable.

Mientras esto no sucede, buena parte de la ciudadanía sigue el llamado razonamiento guiado (motivated reasoning), es decir, considerar como un elemento que merece castigo electoral los casos de corrupción ajenos y no los propios. ¿Siempre? Existen lógicamente excepciones, como lo que nos muestra la política catalana. Así, cuando ha habido cambios políticos en la Generalitat, la tendencia entre quienes no gobiernan de ver más corrupción suele subir sólo entre algunos votantes. Por ejemplo, cerca de un 65% de los votantes de JxCat veían mucha o bastante corrupción en la Generalitat antes de abandonar el gobierno, cifra que ha crecido a más del 80% después de que Isla se hiciera cargo del ejecutivo catalán. La gran excepción la encontramos entre los votantes del PSC, quienes perciben altos niveles de corrupción gobierne quien gobierne, incluso si gobierna su partido.

Gent que considera que a Catalunya hi ha molta o bastanta corrupció per record de vot
En percentatge

¿Las redes sociales nos hacen infelices?

Hace tiempo que existe preocupación por el uso y abuso de las redes sociales. Los expertos hablan del impacto negativo que tienen en la salud mental de los usuarios, sobre todo jóvenes, creando por ejemplo un aumento de la ansiedad derivada del FOMO (Fear of Missing Out) o PANSA ("Miedo a no estar allí"). Uno estudio publicado recientemente de diferentes investigadores en EE.UU. pagó miles de usuarios para que desactivaran Facebook e Instagram durante los seis meses anteriores a las elecciones presidenciales americanas. ¿El resultado? Entre un 3% y un 5% de estos usuarios aumentaron sus niveles de felicidad; la ansiedad y los niveles de depresión también se redujeron. El impacto fue mayor entre las personas mayores de 35 años (en el caso de Facebook) y entre las mujeres menores de 25 (en el caso de Instagram).

Percentatge de persones que estarien...
En percentatge
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