La legislatura catalana

La CUP apuesta por una "ruptura absoluta" con el Govern

La formación debate iniciar "una estrategia mucho más beligerante" contra ERC y Junts

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, con Carles Riera y Eulàlia Reguant, de la CUP.

BarcelonaLa CUP dice basta. Molesta por el rumbo de la legislatura, la formación anticapitalista no solo está muy lejos de sentarse a negociar los próximos presupuestos sino que planea "una ruptura absoluta" con el Govern e iniciar "una estrategia mucho más beligerante" contra ERC y Junts. Para escenificar esta ruptura, los cupaires celebrarán un acto o una conferencia política con todas las organizaciones de la candidatura este otoño. Así se desprende del documento que ha elaborado el secretariado nacional, que lleva por título Basta ya de este color y al cual ha tenido acceso el ARA. El objetivo no es otro que marcar distancias con las dos grandes fuerzas independentistas para evitar que se responsabilice también a la CUP de un año de legislatura que, a su parecer, ha servido únicamente para que "la sociovergencia republicana se consolide". La formación asamblearia denuncia que no hay ningún giro a la izquierda ni ninguna agenda para la autodeterminación.

"La unidad del bloque independentista no existe porque ERC y Junts han demostrado sobradamente que se conforman con una gestión de las migajas autonómicas", pero "la ilusión del 52% en el Parlament nos hace caer en el mismo saco que el Govern a pesar del rechazo a sus políticas", lamentan los anticapitalistas en el texto. Un documento que se ha llevado a debate esta semana en las asambleas abiertas parlamentarias (AOP) de la formación y que se votará en otoño una vez se incorporen todas las enmiendas.

El malestar de los cupaires con el ejecutivo es más que notorio. El memorial de agravios empieza, como recuerda el documento, justo al día siguiente de la toma de posesión de Pere Aragonès como president con el desahucio del Bloc Llavors y continúa con la apuesta por macroproyectos como la ampliación del aeropuerto de El Prat, el BCN World, los parques eólicos o los Juegos Olímpicos de Invierno, sin pasar por alto la pérdida del escaño de Pau Juvillà, las acusaciones de la Generalitat contra independentistas o el rechazo a un nuevo referéndum de autodeterminación en el debate de política general. Unas políticas que, a su parecer, no hacen otra cosa que poner de relieve que "ni ERC ni Junts quieren hacer valer la mayoría independentista para avanzar en el campo social y nacional, a pesar de que la retórica del 52% continúe presente".

Llevar al pleno la cuestión de confianza

Después de que, tal como avanzó el ARA, algunas asambleas ya reclamaran en abril exigir la cuestión de confianza a la cual el president Pere Aragonès se había comprometido en el pacto de investidura –y que dio por aparcada después del no de los cupaires a los últimos presupuestos–, ahora la dirección aboga por ponerla encima de la mesa para evidenciar públicamente que la CUP se sitúa en el centro de la oposición. "El Govern ha tirado a la papelera la oportunidad de un cambio de rumbo después de las elecciones del 14-F y del acuerdo de investidura, se ha girado contra el pueblo y la cuestión de confianza no puede esperar", avisan en el documento.

A pesar de que es potestad exclusiva del president, la CUP considera que reclamarla serviría para mostrar su oposición a las políticas del ejecutivo y "visualizar con una acción concreta el incumplimiento y la rotura del acuerdo por parte de ERC". Y es que los cupaires mantienen que la cuestión de confianza no iba vinculada a la aprobación de los presupuestos sino solo a un acuerdo de investidura y no de gobernabilidad, una tesis no compartida en las filas republicanas.

Consciente de la negativa del jefe del ejecutivo a someterse a este mecanismo de control parlamentario, la CUP defiende llevar el asunto a votación en un pleno con un doble objetivo. Por un lado, "agudizar las contradicciones del bloque de gobierno", y por otro, "obligarlo a formalizar sus apoyos allá donde los ha buscado desde el inicio de la legislatura", en referencia al PSC y los comuns, con quienes ha sacado adelante buena parte de las leyes que se han aprobado. El diagnóstico, a su parecer, está claro: "La CUP no ha sido nunca un socio prioritario".

En este escenario de ruptura, la CUP también da por acabados los dos años de recorrido que ERC reclamaba para conseguir frutos en la mesa de diálogo, a pesar de que remarca que en ningún momento avaló este plazo. "La mesa de diálogo es una vía muerta para la autodeterminación y abierta para la estabilización autonómica, y hace falta que nos desmarquemos absolutamente", remarca el texto. Poco más de un año después de investir a Aragonès, la CUP da un puñetazo sobre la mesa para denunciar que la mayoría independentista es solo una cifra.

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