El PP deja a Salvador Illa fuera de la trifulca por la corrupción del caso Koldo
No opta por la vía dura y abraza la prudencia, a diferencia de lo que hacen los populares con Sánchez
BarcelonaLa trama Koldo y las acusaciones del comisionista confeso Víctor de Aldama contra Pedro Sánchez y el núcleo duro del gobierno español están sacudiendo a la política española. El PP lo está aprovechando para poner al ejecutivo estatal contra las cuerdas y, sobre todo, a su presidente, con la intención de que se caiga. Las acusaciones de corrupción del entorno más cercano de Pedro Sánchez, sumadas a las investigaciones en su esposa, su hermano y el caso del fiscal general por presuntas filtraciones de correos sobre la pareja de Isabel Díaz Ayuso, son un cóctel perfecto para el líder popular, Alberto Núñez Feijóo. Ahora bien, quien está quedando al margen de todo es el presidente catalán, Salvador Illa, de quien inicialmente los populares también esparcieron sombra de duda en cuanto a algunos contratos de compra de mascarillas. ¿Por qué los de Alejandro Fernández han dejado de hurgar a Isla con la presunta corrupción denunciada por Aldama y la trama Koldo?
En concreto, la trama Koldo pone bajo sospecha las contrataciones por la compra de mascarillas durante la pandemia por la Covid-19, cuando Isla era ministro de Sanidad. Isla siempre ha negado cualquier acusación. Por otra parte, Aldama también disparó contra el presidente catalán por un encuentro que, según su relato, estaba planificado en enero del 2020 para hablar de vacunas con la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, algo que el PSC y el Govern han negado . En todo caso, fuentes del PP catalán explican que "la sociedad reclama centrar las críticas en Sánchez" y admiten que su propio electorado rechaza al presidente español, pero no expresa esa animadversión con Isla.
Por eso, consideran que no se debe "desviar el foco" o "diversificar" las críticas. Encomendados a la "prudencia", los populares catalanes no quieren cargar con contundencia contra Isla porque sus votantes "no lo entenderían" y apuestan por esperar. De hecho, varias fuentes admiten que el presidente ha tenido un buen recibimiento en una parte significativa de la sociedad catalana, incluidos los sectores sociales y empresariales; un viento favorable que intuyen que podría alargarse aún un tiempo. De todos modos, los populares no son los únicos: tampoco Junts o ERC están sacando a colación las dudas por la compra de mascarillas o el caso Koldo, si bien durante la campaña habían intentado poner a Isla contra las cuerdas.
El talante de Illa también es un elemento que han valorado positivamente dirigentes catalanes del PP: han reconocido su "actitud positiva", pese a reprochar las acciones de su ejecutivo en fiscalidad o los pactos con Esquerra en aspectos como la financiación o la retórica "nacionalista" tras estos acuerdos. También han lamentado las "contradicciones permanentes" del presidente por querer "contentar" a todo el mundo, como defender la propiedad y no parar los pies al empleo ilegal, como ha señalado el grupo parlamentario popular en varias ocasiones.
De la trifulca a la calma
En cualquier caso, admiten que el enfoque que se ha decidido en Catalunya tiene un perfil propio diferenciado respecto a la trifulca descarnada que existe en Madrid. La oposición al Parlament pretende ser "constructiva" y "firme" a la vez, pero no quiere excederse en el marcaje al presidente con asuntos como acusaciones de corrupción que pueden ser precipitadas y abogan, ahora mismo, por un combate ideológico y de propuestas. Así pues, dan un margen en este asunto y ya se plantearían actuar o endurecer el discurso en caso de que Isla fuera procesado.
La relación entre el PP catalán y la dirección estatal ha mejorado, sobre todo después de las elecciones con resultados quintuplicados, pero continúa el rumor de fondo sobre la concepción que debe tener el partido en el Principado. En cualquier caso, las dinámicas en el Congreso y en la cámara catalana divergen y están en unos estadios diferentes con un momento más calmado en Catalunya, a diferencia de lo que ocurría en plena efervescencia del Proceso. Esto, junto al perfil propio que quiere marcar la formación en el Parlament, provoca diversas diferencias discursivas o de tono.