¿Qué fue de los primeros ministros de Felipe González?
Este viernes se cumplen 40 años de la histórica victoria del PSOE en las elecciones generales de 1982
MadridEste viernes 28 de octubre se cumplen 40 años de la histórica victoria del PSOE en las elecciones generales de 1982. La lista de Felipe González obtuvo 202 diputados, una amplia mayoría absoluta. Su primer ejecutivo, en el que no había ninguna mujer, pasaría a la historia como el primero de izquierdas desde la República.
Presidente del gobierno
Felipe González se convirtió en presidente con solo 40 años y gobernó durante casi catorce años, hasta el 1996, doce de los cuales con mayoría absoluta o casi absoluta. Bajo sus mandatos España se modernizó y consolidó el estado del bienestar, con leyes icónicas como la del aborto y otras que afectaron a pilares sociales como la sanidad pública o la educación. Su carisma fue suficiente para soportar la contradicción de haber hecho campaña contra la OTAN y después pedir el voto a favor de la entrada en el organismo en el referéndum de 1986. También en el ámbito internacional culminó las negociaciones para entrar en la Comunidad Europea y tejió una especial buena relación con el alemán Helmut Kohl. El final del felipismo, sin embargo, fue muy triste: acosado por los casos de corrupción y el escándalo de los GAL.
Después de abandonar el gobierno siguió durante años siendo un icono del PSOE y un reclamo efectivo en las campañas electorales, pero, con el tiempo, tanto sus relaciones con magnates como el mexicano Carlos Slim como su vinculación a empresas como Gas Natural, así como su opinión crítica respecto a los nuevos liderazgos del partido, que empezó ya con Zapatero, lo fueron convirtiendo en una figura incómoda para el PSOE.
González fue uno de los prohombres del PSOE que conspiraron para echar a Sánchez de la secretaría general en 2016 y uno de los que después se han mostrado más críticos con sus políticas, sobre todo con la concesión de los indultos a los presos políticos catalanes. Aún así, al final no ha tenido más remedio que hacer ver que se reconciliaba con el presidente en el último congreso del partido, en el que se dieron un abrazo.
Actualmente preside la fundación que lleva su nombre y se dedica también a diseñar joyas.
Vicepresidente
Alfonso Guerra también ha pasado de ser un icono a una piedra en el zapato del PSOE actual. Él fue el responsable, como todopoderoso secretario de organización, de la construcción del PSOE moderno. Y una vez en el gobierno, ejerció de eficaz número dos de Felipe González. Los dos, sin embargo, no tardaron en distanciarse, sobre todo a raíz de la evolución hacia el pragmatismo de González. Esto dividió al partido entre guerristas y renovadores, en una larga lucha que ganaron los segundos.
El caso Juan Guerra, que afectaba a su hermano, fue uno de los primeros casos de corrupción que estallaron en el seno del PSOE y marcó el principio de su declive. Aún así, se mantuvo como vicesecretario general del PSOE hasta 1997 y renovó su acta de diputado por Sevilla hasta 2015. Al contrario que González, Guerra no dio nunca el paso al sector privado y se mantuvo como un referente del PSOE andaluz gracias a su lengua afilada para atacar a la derecha y a Catalunya y su habilidad en los mítines. Con la llegada de Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE, sin embargo, se fue decantando hacia posiciones cada vez más nacionalistas españolas hasta el punto de ser hoy aprovechado por los medios de derecha para atacar al ejecutivo progresista.
Ministro de Exteriores
Con 56 años, Fernando Morán fue uno de los seniors que González eligió para un gobierno eminentemente joven, cosa que demuestra la importancia que el presidente quería otorgar a la política exterior. Morán era un socialista veterano que había compaginado la carrera diplomática, ocupando cargos en el ministerio con Manuel Fraga, con la actividad política alrededor del PSP de Tierno Galván.
Como ministro culminó las negociaciones para el ingreso de España en la Comunidad Europea (CE), pero antes del final de la legislatura cayó en desgracia por sus dudas sobre la OTAN y fue sustituido por Francisco Fernández Ordóñez. Morán fue nombrado entonces embajador ante la ONU y fue candidato del PSOE en las primeras elecciones en el Parlamento Europeo. Todavía en 1999 fue candidato del PSOE al Ayuntamiento de Madrid.
A nivel popular se hicieron conocidos los llamados chistes sobre Morán, en los que se lo presentaba como un bobalicón con tendencia a meter la pata.
Ministro de Defensa
El nombramiento de Narcís Serra, que entonces era alcalde de Barcelona, como ministro de Defensa fue uno de los más sorpresivos. Seguramente González valoraba la habilidad política y la ductilidad ideológica de Serra para una misión tan difícil como la de democratizar unas fuerzas armadas que acababan de protagonizar un golpe de estado el año antes. De hecho, el propio Serra ha revelado que hubo un plan de golpe de estado para el día antes de las elecciones. Y una vez con Serra en el ministerio se desarticuló un intento de asesinato del rey en un acto en la Coruña en 1985.
González quedó tan satisfecho con Serra que lo hizo vicepresidente en 1991 en sustitución de Alfonso Guerra, pero tuvo que dimitir en 1995 por el llamado escándalo de las escuchas del CESID. Esto no le impidió convertirse en primer secretario del PSC en 1996 (hasta el año 2000) y ser diputado hasta 2004.
En 2005 fue nombrado presidente de Caixa Catalunya. Fueron los años del boom inmobiliario y de los grandes sueldos de la banca que arrasaron con la economía y con el sistema de cajas. Serra fue acusado de irregularidades y de ser responsable del agujero económico en Caixa Catalunya, pero fue absuelto por la Audiencia Nacional. Durante todos estos años ha mantenido un perfil mediático bajo.
Actualmente da clase de seguridad internacional en el Instituto Barcelona de Estudios Internacionales (IBEI), una institución que también preside.
Ministro del Interior
José Barrionuevo era un hijo de militar que de joven fue carlista, que ocupó cargos en la estructura del Movimiento y que fue evolucionando hacia posiciones de izquierdas hasta acabar en un partido, Convergencia Socialista de Madrid, que se acabó integrando en el PSOE. Antes de 1982 fue concejal de Seguridad en el Ayuntamiento de Madrid, y por este motivo lo fichó Felipe González.
Aquellos eran unos años en los que ETA atentaba prácticamente cada día y provocaba decenas de muertos. En este sentido, Barrionuevo encarnó la cara más oscura del PSOE, puesto que practicó el terrorismo de estado contra ETA a través de los GAL, por lo que fue condenado por el Tribunal Supremo en 1998.
Su entrada en la prisión en 2003 se convirtió en una imagen icónica, porque lo hizo acompañado de Felipe González y el resto de la cúpula socialista del momento, como Joaquín Almunia y Josep Borrell. Solo pasó tres meses en la prisión, y después fue indultado por el gobierno del PP de José María Aznar, cosa que le permitió reintegrarse en su puesto de funcionario como inspector de trabajo hasta jubilarse.
Ministro de Cultura
De todos los miembros de ese ejecutivo, Javier Solana sería quien haría una carrera internacional más importante. Pero vamos por partes. Por parte materna Solana es familia del pensador Salvador de Madariaga, fue al exclusivo Colegio de Pilar, en el barrio de Salamanca de Madrid (por donde pasaron también Rubalcaba, Aznar, Villar Mir, etc.), y estudió física antes de ir a los Estados Unidos con una beca Fulbright. Su carrera como físico se acabó a finales de los 70, cuando ya dio el paso a la política siendo uno de los ideólogos del nuevo PSOE nacido en Suresnes (1974).
Fue ministro de Cultura (1982-1988), de Educación (1988-1992) y de Exteriores (1992-1995), de forma que participó en casi todos los ejecutivos de González gracias a sus habilidades diplomáticas y a su capacidad para no quemarse en ninguno de los incendios que rodeaban al gobierno.
En 1995 fue elegido secretario general de la OTAN, y bajo su mandato se produjo la polémica intervención aliada a favor de Kosovo (1999), con bombardeos sobre Serbia. A continuación fue el primer alto representante de la política exterior europea (Mister PESC), puso las bases de lo que sería la incipiente política exterior europea común.
Actualmente imparte una cátedra de liderazgo en Esade, y sigue siendo una voz respetada en el PSOE.
Ministro de Justicia
Fernando Ledesma era un jurista progresista de prestigio, miembro del CGPJ a propuesta del PSOE, cuando fue nombrado ministro de Justicia en 1982 con el encargo de modernizar un estamento del Estado que provenía directamente del franquismo. El objetivo, sin embargo, no se acabó de cumplir, a pesar de que estuvo seis años en el cargo.
Entre el 1991 y el 1996 fue nombrado presidente del Consejo de Estado. Al acabar asumió la presidencia de la sala tercera del Tribunal Supremo. En 2009 volvió al Consejo de Estado, en el que todavía sigue.
Ledesma es uno de aquellos juristas que han formado parte de la maquinaria del Estado desde el regreso de la democracia sin hacer ruido. Por este motivo ha sido galardonado con las principales distinciones del Estado, como la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil o la de Caballero de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III.
Ministro de Sanidad y Consumo
Ernest Lluch concentra en su persona muchas facetas, desde la académica hasta la política, pasando por la mediática, cosa que explica la conmoción que provocó su asesinato por parte de ETA en el 2000. Cuando Lluch fue reclutado por González para encargarse del ministerio de Sanidad, ya era una persona reconocida en Catalunya y un antifranquista de largo recorrido, tanto en Barcelona como Valencia.
Lluch fue capaz de combinar su vertiente como teórico de la historia económica con la praxis política para acabar de desplegar el sistema público de salud en España. Después de abandonar el gobierno, en 1986, se refugió en la actividad académica, pero sin desaparecer de la escena pública: se convirtió en un rostro familiar de la pantalla (a veces en su condición de barcelonista irredento) y en una voz reconocible de la radio en catalán, donde entablaba grandes combates dialécticos con personajes como Baltasar Porcel.
Los últimos años de su vida los dedicó al estudio del austriacismo catalán y también a un cierto activismo a favor de una salida dialogada para el conflicto vasco; incluso llegó a tener casa en San Sebastián. En las elecciones municipales de 1999 se hizo famoso un vídeo en el que se enfrentaba a un grupo de radicales que intentaban boicotear un acto de Odón Elorza. Junto con Miguel Herrero de Miñón, defendía una vía de profundización federal o confederal para resolver el conflicto catalán.
Su asesinato causó conmoción y también incomprensión, por el significado de su figura, y la manifestación de repulsa, que fue multitudinaria, se convirtió en un clamor a favor del diálogo gracias también a las palabras dirigidas por la periodista Gemma Nierga a José María Aznar: "Ustedes que pueden, dialoguen, por favor".
Su legado está vivo gracias a la fundación que lleva su nombre.
Ministro de Economía y Hacienda
Miguel Boyer provenía de una insigne familia de políticos de la Rioja (su bisabuelo ya fue ministro de Hacienda), y tenía un expediente académico brillante y una no menos destacable carrera en el sector privado y el público (fue director del INI) cuando fue nombrado ministro de Economía con 43 años. De joven había pasado por Carabanchel por su compromiso político y tenía como mentor a Francisco Fernández Ordóñez.
Antimarxista declarado, fue elegido por Felipe González para liderar las reformas necesarias para entrar en la Comunidad Europea. Boyer fue el que, por ejemplo, acabó con la prórroga automática de los contratos de alquiler y los indexó a la inflación, y el que liberalizó los horarios comerciales. Quizás el episodio más conocido de su mandato fue la expropiación del holding Rumasa de José María Ruiz Mateos, que provocó un terremoto político y económico. Al final, su liberalismo lo llevó a chocar con Guerra y los sindicatos y salió del gobierno en 1985.
Entonces ocupó cargos importantes en el sector privado, pero su matrimonio con Isabel Preysler (el segundo, puesto que antes había estado casado con la famosa sexóloga y feminista Elena Arnedo) lo convirtió, a pesar de su carácter introvertido y poco sociable, en materia de la prensa rosa. Murió en 2014 de una embolia pulmonar.
Ministro de Trabajo y Seguridad Social
Joaquín Almunia era el ministro más joven de ese ejecutivo, con solo 34 años. Con 28 ya era responsable de economía de la UGT. Fue ministro de Trabajo entre el 1982 y el 1986 y de Administraciones Públicas entre el 1986 y el 1991. Exponente del llamado sector renovador, enfrentado a los guerristas, en 1997 fue elegido secretario general del PSOE en sustitución de Felipe González. Entonces, en un ejercicio que pretendía modernizar el partido, instauró el sistema de primarias para elegir el candidato a la Moncloa pensándose que ganaría de largo, pero resulta que fue superado por Josep Borrell. El político catalán, sin embargo, tuvo que dimitir poco después por un escándalo que afectaba a dos subordinados suyos en la Agencia Tributaria y, por lo tanto, Almunia tuvo que enfrentarse a José María Aznar en el 2000. La derrota fue de tal calibre que dimitió la misma noche electoral.
Después de ser sustituido por Zapatero hizo carrera como comisario europeo en Bruselas, primero de Economía (2004-2010) y después de Competencia (2010-2014), periodo en el que también fue vicepresidente de la Comisión Europea.
Ministro de la Presidencia
Javier Moscoso es uno de los diputados de la UCD que, siguiendo los pasos de Francisco Fernández Ordóñez, se pasaron al PSOE en 1982, antes de la victoria electoral de octubre. De su paso por el ministerio de la Presidencia (1982-1986) se recuerda sobre todo los llamados moscosos, es decir, los seis días de libre disposición que instauró para los funcionarios como contraprestación por no subirles el sueldo según el IPC. En 2012 Rajoy redujo los moscosos a tres días.
Después de la primera legislatura de González, fue fiscal general del Estado (1986-1990) y miembro del CGPJ entre 1996 y 2001.
Un hijo suyo, Juan, ha sido diputado socialista por Navarra, y una hija, Adriana Moscoso, es la actual directora general de industrias culturales del ministerio de Cultura.
Ministro de Obras Públicas y Urbanismo
Julián Campo es probablemente el ministro de ese ejecutivo más desconocido de todos. Licenciado en económicas e ingeniería industrial, obtuvo plaza en el Cuerpo de Inspectores Financieros y Tributarios del ministerio de Hacienda. Entre el 1980 y el 1982 fue agregado a la embajada española en Washington. Como miembro del PSOE redactó la parte que afectaba al sector público del programa electoral de 1982. Bajo su mandato se aprobaron el Plan General de Carreteras (1984-1992) y el Plan Hidrológico.
Después de abandonar el gobierno en la primera remodelación del 1985 formó parte del sector crítico con González que denunciaba la ruptura con la UGT y la desconexión con su electorado tradicional. Al final del felipismo volvió a ocupar un cargo en la embajada española en Washington.
Ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones
Enrique Barón era uno de aquellos académicos brillantes que compaginaron su carrera con el compromiso político y nutrieron de cuadros a ese primer PSOE del felipismo. Como ministro se lo recuerda básicamente por haber suprimido numerosas líneas de ferrocarril que eran deficitarias como medida para intentar reflotar una Renfe que resultaba ruinosa. Hoy en día se señala esa decisión como uno de los factores que provocaron el fenómeno de la España vaciada.
Pero donde realmente hizo carrera Barón fue en el Parlamento Europeo. Llegó ya en 1986, y lo acabó presidiendo entre el 1989 y el 1992. Ahí fue presidente de la delegación socialista española entre el 2004 y el 2013 (sustituyendo a Rosa Díez). Desde entonces se ha dedicado al activismo europeísta en diferentes foros y ha destacado como ensayista de temática política.
Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación
Carlos Romero comparte con Julián Campo la condición de gran desconocido, y eso que fue ministro de Agricultura del 1982 al 1991. Romero intentó, con un éxito limitado, modernizar el campo español y parar la emigración desde los pueblos agrícolas a las ciudades. Pero esta no fue una prioridad para Felipe González. Algunas de sus ideas, sin embargo, como por ejemplo la de incentivar explotaciones pequeñas de carácter familiar para fijar la población en el campo, se han puesto en marcha en los últimos años.
Ministro de Industria y Energía
El vasco Carlos Solchaga se hizo famoso porque fue el ministro de Economía más duradero del felipismo, y exponente del ala más liberal y desregularizadora del PSOE. Antes, sin embargo, había sido ministro de Industria en un momento especialmente delicado, en el que se tuvo que abordar la reconversión industrial de zonas como Avilés o Sagunto, que se consideraron perjudicadas respecto a los altos hornos de Vizcaya.
Como ministro tuvo que gestionar la huelga general del 1988, que fue un éxito absoluto, pero González lo mantuvo en el cargo a pesar de los choques con los sindicatos. Se lo considera responsable de lo que después se denominó cultura del pelotazo, puesto que él mismo dijo que España era el país "donde era más fácil hacerse rico y en menos tiempo".
Después de abandonar la política se ha dedicado a los negocios privados a través de la consultora Solchaga Recio & Asociados, con sede en la calle Serrano de Madrid.
Ministro de Educación y Ciencia
Maravall es uno de los pocos casos de intelectual y académico brillante que pudieron llevar a la práctica parte de sus ideas a través de la acción política. Su currículum antes de acceder al ministerio ya era impresionante: licenciado en derecho en la Complutense, pero doctorado por sociología en Oxford y profesor visitante en la Universidad de Nueva York, en Harvard, en Columbia y en la Cátedra Jean Monet de Florencia. Antes de entrar en el PSOE, fue militante del Frente de Liberación Popular, conocido como FELIPE (FLP).
Como ministro cambió la manera de funcionar de los centros educativos: la hizo más democrática, a través de la LODE (1985) y de las universidades (LRU, 1983), y fue responsable de la primera Ley de la Ciencia (1986). Maravall tuvo como número dos en el ministerio a un joven Alfredo Pérez Rubalcaba, que fue clave en las negociaciones con la comunidad educativa.
A Maravall se lo considera un exponente del socialismo liberal español; es autor de una extensa obra sobre política. Su legado es reivindicado por el PSOE de Pedro Sánchez.
Ministro de Administraciones Públicas
Este jurista de nombre aristocrático es conocido porque antes de ser ministro fue ponente, por parte del PSOE, de la polémica LOAPA, la ley que ponía límites a la descentralización del Estado y que fue parcialmente tumbada por el Tribunal Constitucional. Fue ministro de Administración Territorial en un momento clave en el desarrollo autonómico (1982-1985) y también de Justicia (1991-1993). Entremedias fue presidente del Consejo de Estado.
Una vez fuera de la política se dedicó a la docencia como catedrático de derecho administrativo en la Universidad Carlos III de Madrid.
Portavoz
Eduardo Sotillos era ya una cara conocida por el gran público cuando Felipe González lo fichó como portavoz del gobierno (con rango de secretario de estado), puesto que había presentado el Telediario de TVE durante los años más duros de la Transición. Antes de ir a la Moncloa fue director de Radio Exterior de España y de RNE.
Sotillos duró en el cargo algo más de dos años, hasta que González se dio cuenta de que necesitaba un perfil más político. Su paso por la política no afectó a su prestigio como periodista, puesto que pudo continuar su carrera tanto en TVE como RNE, donde presentó tanto informativos como programas de entrevistas y culturales. Una vez fuera de la cadena se convirtió en un habitual de las tertulias políticas y analista de la prensa en cadenas como la SER.
Aún así, nunca ha dejado de estar vinculado al PSOE. Fue concejal por este partido en Pozuelo de Alarcón entre el 1991 y el 1994. En septiembre del 2008 fue nombrado secretario de comunicación y estrategia del Partido Socialista de Madrid y formó parte del equipo de Tomás Gómez.