PSOE y Unidas Podemos alargan el choque sobre la reforma laboral

Los dos partidos se emplazan a seguir negociando ante la falta de acuerdo

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La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ayer en Santiago de Compostela.

MadridEsta crisis no es una crisis cualquiera, puesto que afecta a lo que Unidas Podemos (UP) considera su joya de la corona: la figura de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y su compromiso de derogar la reforma laboral del PP. Por eso este pulso se ha convertido en un verdadero test de estrés para la coalición, un choque que dos delegaciones de alto nivel de los dos partidos no fueron capaces de desencallar este lunes.

El núcleo de la discusión basculaba alrededor de quién tiene que participar en las negociaciones sobre la reforma laboral con los agentes sociales, si tenía que ser solo cosa de Trabajo o si se tenían que involucrar otros ministerios. Pero ahora ya no. Ahora se discute el alcance mismo de la reforma, a pesar de que en el acuerdo de coalición se hablaba abiertamente de “derogar” la norma aprobada por el PP.

Según fuentes socialistas, la reunión fue “constructiva y con buen tono” y las dos delegaciones se emplazaron a “seguir hablando”. Por parte de Unidas Podemos no se valoraba tanto el tono de la reunión como el hecho de que “será necesario seguir negociando, puesto que de momento no hay un consenso sobre la reforma laboral”. “Hemos ido al fondo, al contenido”, añadían. El choque se alarga y las espadas siguen levantadas.

Y esto que en el encuentro del comité de seguimiento del acuerdo de coalición había primeras espadas de las dos formaciones. Por parte del PSOE asistieron el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, y el portavoz en el Congreso, Héctor Gómez. Y por parte de Unidas Podemos la ministra de Derechos Sociales y líder orgánica de Podemos, Ione Belarra; la ministra de Igualdad, Irene Montero; el portavoz en el Congreso, Pablo Echenique; el dirigente de IU Enrique Santiago, y dos personas de confianza de Yolanda Díaz, su jefe de gabinete, Josep Vendrell, y el secretario de Estado de Ocupación, Joaquín Pérez.

La vicepresidenta Díaz ya había reconocido por la mañana en un acto en Santiago de Compostela que el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos pasa por un momento “delicado” a raíz de las diferencias por cómo se tiene que encarar la negociación sobre la reforma laboral. Siendo ella habitualmente moderada, estas palabras sonaban a crisis grave.

El protagonismo en la negociación

El PSOE defiende que la vicepresidenta primera, Nada Calviño, como coordinadora de la política económica del ejecutivo, tiene que tutelar las negociaciones con los agentes sociales, mientras que Unidas Podemos considera que es una competencia de Díaz. En el trasfondo también hay discrepancias sobre el contenido, porque Calviño no quiere una derogación completa de la norma que aprobó el PP, sino solo de sus aspectos más lesivos, y Díaz, sí.

Desde UP no tienen ninguna duda: la negociación la tiene que liderar “quien tiene las competencias para hacerlo”, es decir, Díaz. Y añaden: “Es como si pones a Irene [Montero] a liderar la reforma laboral o la ley de educación. No tendría mucho sentido”.

Hasta ahora la negociación sobre la reforma laboral se ha llevado a cabo entre el ministerio de Trabajo y los agentes sociales -sindicatos y patronales- a través de reuniones semanales. Si bien este lunes Calviño insistió en una coordinación de estos encuentros a través de reuniones paralelas entre los otros ministerios -en concreto, a través de la mesa de seguimiento del Plan de Recuperación y Resiliencia, que preside Pedro Sánchez, explican fuentes del ministerio de Economía-, su planteamiento supone que su cartera y los otros ministerios ganen protagonismo en la negociación.

Pero, además, el ministerio de Economía y el de Trabajo chocan también en el contenido de la reforma. Uno de los puntos más espinosos es el de la prevalencia de los convenios de empresa. La reforma del PP permite que las empresas tengan la posibilidad de descolgarse del convenio colectivo del sector y priorizar los de la empresa, que en función del sector puede empeorar las condiciones laborales, denuncian los sindicatos. Mientras tanto, Calviño pasó ayer de puntillas y apuntó a “una buena articulación de los diferentes convenios”.

Apoyo de Sánchez a Calviño

La vicepresidenta primera recibió el lunes el apoyo del presidente, Pedro Sánchez, que en un acto en Madrid subrayó que “todo el gobierno está comprometido con la modernización de la legislación laboral”. Sánchez volvió a garantizar que la reforma laboral se hará “desde el consenso y con diálogo con los agentes sociales” para evitar lo que pasó con las reformas laborales del Partido Popular de los años 2011 y 2013, que “rompieron el diálogo social”, dijo.

En un acto organizado precisamente en el ministerio de Economía y acompañado por la propia Calviño, Sánchez aprovechó la ocasión para decir que “se enorgullece de la vicepresidenta” primera y de “pertenecer y liderar un gobierno que abre estos debates ricos, de profundidad, tan necesarios”. Calviño, por su parte, dijo que el gobierno español “tiene que tener una sola voz” y que “para eso hace falta que haya una cooperación de todos los ministerios”.

A su vez, el comisario europeo Paolo Gentiloni se mostró comprensivo con la situación de crisis en la Moncloa: “Yo vengo de Italia y entiendo que es normal tener divisiones, pero por supuesto que un gobierno tiene unidad política, y así lo ha expresado el presidente [Pedro Sánchez]”. Bruselas no ve con buenos ojos la derogación completa de la norma y ha pedido un compromiso en este sentido al gobierno español.

En declaraciones al canal 24 h el lunes al atardecer, la portavoz del ejecutivo, Isabel Rodriguez, quitó hierro a la crisis e instó a “normalizar” situaciones como las de ayer. Este martes, sin embargo, a buen seguro que tendrá que responder a muchas preguntas sobre esta crisis en la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo de ministros.

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