Puigdemont denuncia una "operación Jaula 2" para "cerrar, aislar y estigmatizar" el independentismo

El expresidente saca pecho por la operación que le permitió no ser detenido: "Tenemos capacidad para desafiar al estado represor"

11/08/2024
5 min

BarcelonaCarles Puigdemont ha vuelto a denunciar este domingo las detenciones que se han producido de mossos que le acompañaban en su aparición y desaparición de Catalunya. El expresidente lo ha bautizado como "operación Jaula 2" y ha asegurado que "es la segunda fase, que ya tenían prevista igualmente en caso de que yo fuera encarcelado". En un mensaje a X desde Waterloo, el jefe de filas de Junts ha señalado que el objetivo sería "el cerco al independentismo, su aislamiento y la estigmatización mediática para presentarlo como prescindible y molesto en 'estrategia de la 'gran pasada de página' que pretende el acuerdo tripartito".

Puigdemont ha hecho este tuit al día siguiente que se dejara ver por primera vez desde su fugaz regreso a Catalunya y su posterior desaparición el jueves. En una entrevista el sábado en el ACN y TV3 ya en la casa de la República, el expresidente sacó pecho por la operación que le permitió no ser detenido. "Demostramos que tenemos capacidad para entrar y salir, para desafiar a un estado represor", destacó tras admitir que el "gesto" no estaba "exento de riesgo", pero que sirvió para "amplificar la denuncia" contra los jueces del Supremo. En declaraciones a estos dos medios, Puigdemont señaló que su deber era "no dejarse detener" y que, en el momento en que vio el operativo en torno al Parlament, "el plan B pasó a ser el plan A ". "Visto que no podría acceder, que no podría hablar, que de nada serviría hacerme detener, mi intención era continuar el trabajo", afirmó el expresidente.

Puigdemont atiende a la prensa en Waterloo

Previamente, había emitido por primera vez un vídeo para explicar su decisión de irse de nuevo con los mismos argumentos. "Esta semana he vuelto al Principado para comparecer ante miles de personas. Quería entrar en el Parlament para estar presente en la sesión y poder ejercer mi derecho a hablar ya votar, pero Interior organizó un dispositivo policial para impedir que entrara en el Parque de la Ciutadella y ejerciera mis derechos fundamentales", ha declarado el expresidente, que ha responsabilizado a los Mossos d'Esquadra de su huida. "Ir al Parlament habría representado una detención segura y habría equivalido a una entrega voluntaria. Nunca he querido entregarme a una autoridad que no es competente para perseguirnos por haber hecho el 1-O y que no tiene ningún interés en hacer justicia, que lo que la mueve es hacer política", argumenta.

Para Puigdemont, los Mossos y el departamento de Interior "colaboraron de forma entusiasta" para detenerle con el Tribunal Supremo, a quien reprocha estar en "rebelión judicial" por no aplicarle la ley de amnistía. "Podríamos esperarlo del gobierno de Mariano Rajoy, pero no de nuestro Gobierno", aseguró, recordando además que el ejecutivo de Pere Aragonès estaba en "tiempo de descuento". "Toda mi solidaridad a los compatriotas perseguidos", declaró, ya que ya hay al menos tres mossos investigados.

"Volver a un lugar seguro"

El expresidente tenía el discurso listo para debatir ante Salvador Illa, que empezaba explicando por qué empezó y debía terminar la etapa del exilio, según fuentes consultadas. Ahora bien, frente al amplio dispositivo policial, Puigdemont dice que el jueves optó por no intentar entrar en el Parque de la Ciutadella sino que el "objetivo pasó a ser volver a un lugar seguro primero y después en Waterloo". Es decir, cuando vio el dispositivo policial y la voluntad de los Mossos –ya anunciada, tal y como había publicado el ARA– de detenerlo a las puertas del parque, se decidió, explica, a activar la extracción. Una operación que admite difícil teniendo en cuenta el "contexto de represión y cerco total": "Sabía a lo que me arriesgaba e intenté lo que parecía imposible".

El giro de guión sorprendió a adversarios políticos ya las propias filas –aunque sobre todo a los Mossos–, ya que lo que se había desprendido de sus palabras hasta entonces era que volvía para asumir la cárcel. Su última carta a la ciudadanía se titulaba "Siete años de exilio, amnistía, investidura y prisión" y, entre otras cosas, decía que la decisión de ir al exilio fue "política" y la de volver también. Asimismo, declaraba "Sé que mi regreso puede comportar la detención y el ingreso en prisión, quién sabe por cuánto tiempo". De hecho, que Puigdemont no acabaría apareciendo en el debate de investidura no lo sabía a ciencia cierta nadie del grupo parlamentario juntario. Solo el secretario general del partido, Jordi Turull, que le acompañó en todo momento.

La travesía del desierto

A partir de ahí, en el vídeo Puigdemont señala un rumbo para su partido y también para el independentismo en su conjunto, dando a entender que Esquerra ha tomado otro camino apoyando la presidencia de Salvador Illa. Así, admite que se entra en una "nueva etapa" en Catalunya y que en estas "condiciones diferentes" y "sin renuncias" habrá que ampliar la base independentista. "La alianza tripartita que hace presidente Isla no son las circunstancias más favorables a pesar de que son fruto de decisiones legítimas –dice–. Nos corresponde luchar en este contexto [...]. No podemos dejarlo estar. Hay que llegar a todos los rincones del país para explicar las razones por la independencia", concluye.

Y es que Junts comienza su propia travesía del desierto. Con la alianza del PSC con Esquerra y los comunes en la Generalitat, los junteros ejercerán de principal partido de la oposición, pero eso significa no tocar poder de gestión durante toda la legislatura. Tampoco quieren aliarse con Salvador Illa a la hora de gobernar, tal y como dejó claro en el debate de investidura Albert Batet, pese a que el socialista le tendió la mano para pactar. El plan de Junts, pues, implica realizar una oposición dura al gobierno de Catalunya y erigirse en "alternativa independentista" ahora que ERC ha optado por la alianza de izquierdas. Y, aunque en campaña electoral Puigdemont dijo que dejaría la política, desde Junts prevén que sea Puigdemont quien lidere esta etapa en Junts. De hecho, existe el rumor de fondo de un congreso extraordinario para formalizar también el liderazgo orgánico del expresidente al frente de Junts –ahora es militante de base–, lo que implicaría que se apartara Laura Borràs.

Esta oposición en Catalunya, Junts la combinará con condicionar el gobierno español. Y más ahora que, con Puigdemont de nuevo en el exilio, los junteros no estarán ligados por su hipotético encarcelamiento –del que solo el Tribunal Constitucional, con mayoría progresista, podría haberle librado–. "Pieza a pieza", dicen, cuando se les pregunta sobre la estabilidad de Pedro Sánchez, que sudará la camiseta para aprobar los presupuestos españoles. Teniendo en cuenta, además, que la reforma de la financiación para que Catalunya recaude los impuestos la ha concedido a ERC por la investidura de Isla, Junts probablemente subirá el precio para dar su sí. Hay "absoluta normalidad con Junts", dijo este sábado la vicepresidenta española, María Jesús Montero.

El malestar latente

Pese a que públicamente todos los dirigentes de Junts apoyan a Puigdemont, hay sectores del partido, encuadrados en la tradición más convergente y de orden, que están molestos por el episodio del jueves. Sobre todo porque deja en entredicho a los Mossos d'Esquadra, que CDC impulsó desde el Govern. Varios dirigentes consultados no ven el "beneficio político" de devolver de forma fugaz. Y más cuando quien puso sobre la mesa que estaría en el Parlament para la investidura, aunque comportara ir a la cárcel, fue el propio Puigdemont. "Su credibilidad queda tocada", apunta un dirigente juntero. Otros se muestran preocupados por el "aislamiento" de Junts, ya que desde la cúpula han dejado claro que no quieren pactar con el PSC, pero también hay ahora una mala relación con Esquerra. "El objetivo ahora es trabajar para crecer hasta los 50 diputados", asegura una fuente cercana a Puigdemont.

Y es que las voces discrepantes dentro de Junts no tienen peso a la hora de tomar decisiones. Todo pasa por un bunker reducido en torno a Puigdemont –Albert Batet, Josep Rius y Jordi Turull–. En este sentido, no existe la perspectiva de revuelta interna que ha habido en Esquerra. Todas las fuentes apuntan a que Puigdemont mejoró los resultados electorales y su liderazgo está más que consolidado. Sin embargo, hay malestar latente.

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