ANÁLISIS

Puigdemont: la partida final

Puigdemont saliendo de la cárcel de Neumünster (Alemania).
16/03/2024
3 min

BarcelonaLleva casi seis años y medio un nudo en la política catalana que todavía no se ha deshecho: la situación del expresidente Carles Puigdemont en el exilio. Desde la campaña electoral de 2017, la posibilidad de que vuelva a pisar territorio español se ha mantenido como un factor desestabilizador de la situación política. Lo fue la detención en Alemania en el 2018 y volvió a acaparar todos los focos cuando en septiembre del 2021 le detuvieron en Alguer. También éste ha sido el debate público cuando ha habido sentencias de Luxemburgo relacionadas con la inmunidad, alimentando la tesis de que la protección europea podía darle la vía de vuelta a Catalunya sin poder ser juzgado. Y todo ello, con una retórica resistencialista, a favor de una unilateralidad verbal y un duro enfrentamiento con Esquerra por su estrategia en Madrid.

Pero, paradójicamente, lo que habrá dado la posibilidad real de volver a Puigdemont habrá sido el pacto con el PSOE: una aritmética parlamentaria azarosa, con un resultado discreto de Míriam Nogueras el 23 de julio, y una estrategia dechicken game a la hora de negociar, le ha permitido finalmente pactar el texto de la amnistía.

El adelanto electoral del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, puede haber sido el ingrediente que faltaba para que Puigdemont asuma un retorno inmediato, aunque exista el peligro de ser detenido. Si bien en las últimas semanas Junts hablaba del mes de octubre, por no ser uno de los primeros beneficiados de la amnistía, la cita en las urnas del 12 de mayo ha dado la vuelta a los planes: ahora se plantea dar un paso adelante para ser el candidato a la presidencia de la Generalitat y optar por regresar esta primavera, aunque la amnistía se apruebe quince días después de las elecciones. En este contexto, Junts ya tiene la campaña hecha: presentar el 12 de mayo como una oportunidad de “restitución” del expresidente en el exilio seis años y medio después de haber marchado. Sin tener que plantearse planes B, que siempre tensarían sus costuras internas.

Pero para volver a jugar la carta del regreso, Puigdemont necesita hacerlo creíble. Ya la jugó en 2017, con el si gano volveré forzado por su jefe de campaña, Elsa Artadi, y lo ha insinuado en varias ocasiones esperando resoluciones europeas que finalmente no han sido favorables. Para demostrar que esta vez sí va en serio, Puigdemont está decidido –si no hay un giro de última hora– a apostarlo todo a las catalanas y renunciar a presentarse a las europeas, aunque eso significa renunciar a la inmunidad de eurodiputado a partir de que coja el acta en el Parlament. Hay que tener en cuenta que las listas de los comicios en la Eurocámara se cierran el 7 de mayo, la última semana de la campaña catalana, y presentarse debilitaría su candidatura: ejercer los dos cargos de diputado es incompatible y, por tanto, se volvería a perfilar como un candidato simbólico.

Ahora bien, renunciar a ser candidato a las elecciones europeas implica un riesgo personal que Puigdemont debe acabar de valorar con su abogado: perdería la inmunidad y quedaría desprotegido posteriormente ante la investigación por terrorismo del Tsunami, que el Supremo habrá decidir si entra en la amnistía.

¿Pero un regreso antes o después de la campaña electoral? Si esperara a después del 12-M, por lo que dice el Supremo, Puigdemont no sería detenido porque retiraría las órdenes de detención. En cambio, si viniera antes de la votación, sí sería encarcelado a la espera de ser liberado por la amnistía, que se prevé que entre en vigor a finales de mayo. En este último escenario, la gente en Cataluña votaría con Puigdemont en prisión.

El expresidente se encuentra ante la partida final: podría ganar en Catalunya y cerrar el círculo volviendo a la Generalitat; o perder y poner fin a su aura.

1.
Caña y pincho de trucha para el 12-M
El president Pere Aragonès en compareixença al Palau de la Generalitat per convocar eleccions

Antes de empezar la comparecencia del presidente Pere Aragonès para anunciar la convocatoria de elecciones, en el chat de YouTube los usuarios que esperaban ver la declaración por streaming hacían apuestas: "Pincho de tortilla y caña que se convocan elecciones el 12 o 19 de mayo", decía el avatar Pedro Menor Pérez. "¿Prórroga o elecciones?", se preguntaba Ruben Benigno. Con la convocatoria del 12-M, alguien le habrá pagado un pincho en Pedro Menor Pérez.

2.
La votación eterna
Erra, durant el ple del Parlament

La votación en el Parlamento que tumbó los presupuestos del Gobierno fue un vodevil. Primero, la presidenta del Parlament, Anna Erra, la aplazó hasta la tarde porque faltaba un diputado de Vox y, después, cuando ya había llegado la hora de votar, hubo un momento de desconcierto porque el sistema no funcionaba . Las exclamaciones en el hemiciclo fueron inevitables.

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