Sánchez pide unidad en el Congreso pero se queda solo con el Sáhara

La oposición critica que el presidente español mezcle la respuesta a Ucrania con las relaciones con Marruecos

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La bancada socialista aplaude Pedro Sánchez al final de su discurso.

MadridEl presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, no tiene que sufrir demasiado por la validación del decreto de medidas aprobadas ayer en el Consejo de Ministros para afrontar el impacto económico de la invasión de Ucrania, pero políticamente está más solo que nunca, sobre todo en la cuestión del Sáhara. Uno detrás de otro, los diferentes portavoces han reprochado a Sánchez que haya mezclado las dos cosas en una sola comparecencia en el Congreso. Y, sobre todo, le han reprochado que mientras que por un lado pide "unidad" para hacer frente a la guerra, por el otro toma una decisión unilateral como la de cambiar la posición histórica de España sobre el Sáhara sin consultarlo con nadie. Ha sido un debate dual, con dos planos superpuestos, e incluso con tres cuando se ha hablado del nuevo currículum escolar de la ESO y la asignatura de filosofía, pero en ninguno de ellos Sánchez ha salido del todo victorioso.

El presidente español ha iniciado su intervención reproduciendo unas palabras que ayer ya dijo la vicepresidenta Calviño: "¿Qué tiene que pasar para que respondamos unidos?", ha dicho. Y a continuación ha desvelado cuál es su estrategia: "La nuestra política siempre será buscar la unidad, nuestra receta es unidad, unidad y unidad". A partir de aquí, Sánchez ha defendido las medidas aprobadas ayer y también decisiones que provocan división a su ejecutivo, como por ejemplo la de aumentar de forma progresiva la inversión en defensa hasta lograr el 2% del PIB que reclama la OTAN.

Pedro Sánchez durante el debate en el Congreso .

Al final de su intervención, Sánchez ha querido explicar el giro histórico de su gobierno respecto a la cuestión del Sáhara Occidental al considerar que la propuesta de Marruecos de ofrecer una autonomía a los saharauis "es la base más seria, creíble y realista" para resolver el conflicto, una manera de ponerse junto a Rabat en el conflicto y esquivar el referéndum de autodeterminación que defienden los saharauis y que tiene el aval de la ONU. Aún así, Sánchez ha negado que haya ningún giro. "Es más bien un paso más después de que hace 14 años el gobierno español saludó la propuesta marroquí. Es un paso para contribuir a la superación del conflicto". Eso sí, Sánchez ha pedido comprensión a la cámara: "Todos los presidentes han entendido la complejidad de la cuestión, les pido a ustedes que también la valoren".

Igual que hizo el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, la semana pasada, Sánchez ha defendido su decisión por la necesidad de abrir una nueva etapa de relaciones bilaterales con Marruecos que incluya el "control de personas y mercancías en las fronteras y asegurar un tráfico marítimo seguro y fluido". El presidente español también ha recordado que el paso dado por su gobierno está en concordancia con lo que han hecho Francia, Alemania o Estados Unidos. Y ha insistido en que su propuesta entra dentro de lo que marcan las resoluciones de la ONU, porque la solución tiene que ser "mutuamente aceptada por las partes", obviando que el derecho internacional fija que la solución para los territorios que se quieren descolonizar es un referéndum de autodeterminación.

Concentración a favor del Sáhara ante las puertas del Congreso

Y ante la pregunta de por qué ahora, en vez de admitir la presión marroquí, Sánchez lo ha enmarcado en la "ventana de oportunidad" que supone el nombramiento de un nuevo enviado del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental. "Quiero reafirmar el apoyo de España en el pueblo saharaui", ha asegurado antes de reconocer que el conflicto "ha condenado a la pobreza y a la falta de oportunidades demasiadas generaciones de saharauis". Mientras se hacía el debate, a las puertas del Congreso había una manifestación a favor del pueblo saharaui.

Críticas de socios y oposición

Como ya le ocurrió a Albares, la argumentación de Sánchez no ha convencido ni a la oposición ni a los socios. La portavoz del PP, Cuca Gamarra, ha recriminado al presidente español que pida unidad para afrontar la crisis económica y vaya por libre en política exterior. "Afirmar que lo que ha dado no es un giro radical de 180 grados es faltar al respeto a esta cámara -le ha espetado Gamarra-. ¿Por qué no firmaron una carta como esta sus predecesores? ¿Se piensa que es más listo que ellos? España nunca había salido del marco de las Naciones Unidas", le reprochó. La intervención de Gamarra, que ha insistido en reclamar rebajas fiscales, ha dejado en alto si el PP acabará votando a favor de la convalidación del decreto cuando llegue a la cámara. Por ahora, la abstención parece ser la opción más probable.

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, también ha hecho una intervención dual. En primer lugar, ha mostrado su discrepancia con sus socios de gobierno y ha comparado la situación en el Sáhara Occidental con la de Ucrania, porque en los dos casos "un régimen autocrático ha invadido un territorio más pequeño, viola los derechos humanos y reclama su soberanía". Echenique ha pedido al gobierno que rectifique: "Cuando una decisión obtiene tan poco apoyo, el gobierno tiene que escuchar y reflexionar. Se lo digo con toda la lealtad". Y en segundo lugar, se ha mostrado satisfecho con el decreto de ayer, un "nuevo escudo social", y especialmente con la limitación de la subida de los alquileres al 2% aprobada por el gobierno.

Pedro Sánchez observa la intervención de Pablo Echenique en el Congreso .

La estrategia de Unidas Podemos es opuesta a la del PSOE en cuanto a la relación con el PP. Mientras los socialistas los presionan para que se sumen al acuerdo, los morados no quieren coincidir. Por eso, Echenique ha dicho que si el PP vota a favor sería para "mostrar que un señor amigo de narcotraficantes como Feijóo es muy moderado". Ante las protestas de la bancada popular, Echenique se ha limitado a decir con una sonrisa: "No lo digo yo, hay fotos".

Rufián compara a Mohamed VI con Putin

El portavoz republicano, Gabriel Rufián, se ha preguntado: "¿por qué el gobierno defiende el derecho de los ucranianos a existir frente a Rusia y no el del pueblo saharaui ante Marruecos? Por qué a Putin se le envían tanques y a Mohamed VI, que también es un tirano, se le envían cartas?". Rufián ha concluido: "Usted está intercambiado principios por más control de la valla en Ceuta y Melilla. Es así." Argumentos similares han usado otros socios habituales del gobierno, como el PNV, Bildu, Más País o Compromís.

Especialmente interesante ha sido la intervención de los dos representantes canarios en el Congreso, Ana Oramas y Pedro Quevedo, afectados directamente por las ansias expansionistas de Marruecos, y que también han cargado contra el giro de España con el Sáhara. "Canarias sabe muy bien cuáles serían las consecuencias de un Marruecos ampliado ante nuestras costas", ha dicho Quevedo. Y en medio del debate, Sánchez ha aprovechado para lanzar un dardo a Junts en su réplica a Miríam Nogueras: "Agradezco que marque distancias con Putin, porque su formación ha jugado con fuego y ha coqueteado con Putin".

Así, lo que tenía que ser una oportunidad para mostrar la unidad, el gobierno español ha evidenciado en la sesión de hoy sus dificultades internas, la deficiente relación que mantiene con sus socios y la poca habilidad para arrastrar el PP a sus posiciones. Pero nada de todo esto parece que preocupe a Pedro Sánchez, que se siente cómodo en la soledad política. Y esto que Gamarra le ha recordado de forma explícita: "¿Si todos estamos de acuerdo en que no va por el camino correcto, no será usted quien está equivocado?".

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