

BarcelonaDesde el congreso de Junts del 27 de octubre que el expresidente Carles Puigdemont, ahora ya máximo líder orgánico, no comparece públicamente y menos en rueda de prensa. Este lunes romperá el silencio desde el Press Club de Bruselas para hacer balance de un año de pacto con el PSOE en Madrid. Pese a que en las últimas semanas desde Junts decían que las conversaciones en materia de inmigración estaban bien encaminadas –"no estamos descontentos en cómo está avanzando", dijo Jordi Turull en Els Matins, mientras que Míriam Nogueras dijo que "iba" –, en los últimos días parece que quedan "flecos" relevantes que tienen que ver con el poder real que el Estado cedería a la Generalitat. La máxima de Junts es que la delegación de competencias debe tener la trascendencia que tuvo el traspaso de las facultades de tráfico a los Mossos y no está nada claro que sea así.
Si bien los junteros querrían dotar al máximo a la Generalitat de facultades en la cuestión fronteriza, lo cierto es que el PSOE considera que esto es una competencia intrínseca del Estado. De hecho, sus movimientos van en sentido contrario: hacia la cooperación y hacer presentes al resto de cuerpos de seguridad del Estado en Catalunya, con la integración de la Policía Nacional y la Guardia Civil en el servicio de emergencias, un acuerdo que el jueves Puigdemont se apresuró a criticar. "Una medida que descatalaniza", pió, aunque este proceso de integración comenzó en el 2017 bajo su presidencia y continuó posteriormente con el gobierno de ERC, que el jueves también cargó contra el acuerdo de la junta de seguridad.
Pero no sólo hay esto. Según las fuentes consultadas, Puigdemont también tiene la intención de poner el foco en los demás acuerdos pendientes: el catalán en Europa, que él mismo había anunciado como condición previa a la investidura; la falta de aplicación de la amnistía –Puigdemont está en el exilio pese a estar aprobada– o cumplir con la ejecución presupuestaria pendiente, que Junts considera un requisito para hablar de los presupuestos.
Este es el tema de fondo: si Pedro Sánchez tendrá o no cuentas para el próximo año, claves para su propósito de agotar la legislatura. Las opiniones de Junts no son unánimes al respecto, aunque será Puigdemont quien decidirá hasta qué punto sube los decibelios este lunes: dentro del partido hay quien ya plantaría al PSOE –siempre buscando, sin embargo, ganar poder de negociación– y quien se decanta por no romper la pelea. Dependerá, dicen, de hasta qué punto los socialistas se mueven en las próximas horas.
Una clara preferencia
De hecho, en el congreso de Calella, Junts no apostó por revisar los pactos en Madrid, pero sí se conjuró para mantener la tensión con el gobierno del PSOE y Sumar. Y es que Carles Puigdemont y, de paso Sánchez, transita por un difícil equilibrio. Según el último CEO, los votantes de Junts prefieren claramente a un ejecutivo socialista a uno del PP presidido por Alberto Núñez Feijóo –que requeriría la concurrencia de Vox–. Cuatro de cada diez votantes de Junts prefieren al líder socialista de presidente. Una cifra similar a los de Esquerra y sólo superada por los votantes del PSC, que alcanzan el 70%. De hecho, el presidente español también aprueba con un 5 entre los electores junteros y sólo el 2% declaran que preferirían a Feijóo. Ahora bien, esto no significa que los electores quieran darle estabilidad gratis, sino que esa cuestión los divide. El propio CEO indica que el electorado de Junts está partido por la mitad sobre la actitud que deben tener los grupos si no hay mayoría por gobernar. Mientras un 51% se muestra favorable a la estabilidad, un 46% apuesta por defender la integridad del programa electoral aunque implique volver a las urnas. Hay que ver, pues, si habrá ultimátum de Puigdemont.
Los detalles de la semana
El presidente, Salvador Illa, ha anunciado una gira a las demás autonomías para mejorar alianzas con el resto del Estado, pero antes el líder del grupo socialista en el Parlament, Ferran Pedret, está haciendo ya una propia. Este jueves se reunió en Barcelona con la secretaria de organización canaria, Nira Fierro, que más allá de hablar de política, Pedret le informó de que los catalanes hacen cagar el tió y que por Sant Esteve se comen canelones.
Miquel Calçada fue el único que prometió el cargo de miembro del consejo de administración de RTVE sin jurar de forma explícita la Constitución. Ahora bien, queriendo hacerlo diferente, se hizo un lío: "Prometo desempeñar fielmente el cargo con respecto al ordenamiento jurídico", empezó diciendo, y después añadió "vigente" y, después de otra pausa y agarrar un papel del bolsillo, terminó: "vigente en cada momento", ante la expectación del resto.